Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
Sobre este blog

Murcia y aparte es un blog de opinión y análisis sobre la Región de Murcia, un espacio de reflexión sobre Murcia y desde Murcia que se integra en la edición regional de eldiario.es.

Los responsables de las opiniones recogidas en este blog son sus propios autores.

Transgresiones sexuales en el Parlamento británico

Lleno total en el Parlamento británico para escuchar a Zelenski. [Archivo]

0

El diputado británico Neil Parish ha dimitido de su cargo tras admitir haber estado viendo pornografía en su teléfono móvil durante las sesiones parlamentarias.

La pornografía consiste en la cosificación de personas, y de su sexualidad, para el goce de quien la ve. Es una actividad destructiva que puede dañar tanto a sus participantes como a quienes la 'consumen'. De hecho, constituye una importante causa de la distorsión de las relaciones interpersonales y sexuales de las nuevas generaciones, que ven porno desde muy temprana edad (a pesar de ser esto ilegal).

El 'consumo' de pornografía está muy extendido, habiendo quedado prácticamente integrado en una sociedad occidental liberal, cuyo consumismo promociona los placeres inmediatos, en contra tanto de la salud física como de la emocional o social. La obesidad, el sedentarismo y el abuso de drogas recreativas, entre otros males, tienen el mismo origen. Sin ser puritanos ni rasgarnos las vestiduras, creo que merece la pena seguir señalando que en ocasiones podemos ver la línea que separa lo bueno de lo malo.

Resulta llamativo que la acción del llamado “pornodiputado” fuese identificada durante una sesión del parlamento sobre el sexismo. Aunque la pornografía denigra a todos los implicados en ella, podemos considerar que la mujer es más vulnerable que el hombre a la cosificación sexual, a pesar de que haya quien piense que la pornografía puede ser usada para el empoderamiento de la mujer.

El problema de la sexualidad y sus límites concierne al modelo de sociedad, es una cuestión general, aunque es susceptible de examen desde el punto de vista particular del impacto diferencial que tiene sobre hombres y mujeres. Esto ha llevado a que Neil Parish haya sido acusado de sexista. Más allá de esta visión restrictiva, habría que plantear otras cuestiones como la ética del trabajo, la capacidad de contención de los apetitos y las emociones, el modelo de relación interpersonal y otros asuntos que pueden ser relevantes en la evaluación de un representante del pueblo.

Volviendo al tema del sexismo, la noticia del “pornodiputado” se ha asociado a la supuesta misoginia de otro diputado tory que ha acusado a la número dos del partido laborista, Angela Rayner, de cruzar las piernas de forma análoga a como lo hizo Sharon Stone en 'Instinto Básico' para desconcentrar al primer ministro, Boris Johnson, en los debates parlamentarios. Al margen de que no sólo hay que distinguir entre acusaciones verdaderas y falsas, sino entre las que están demostradas y las que no, la acusación a una mujer de usar su sexualidad para producir un impacto en un hombre no me parece despreciarla en cuanto a mujer (que es lo que supone la misoginia).

La sexualidad de la mujer afecta a los demás, y la de los hombres también. Esto en sí no es malo y tanto unas como otros aprovechan su atractivo sexual de múltiples maneras. Sin embargo, no todo despliegue de la sexualidad es apropiado por lo que la sociedad, cualquier sociedad, impone límites que acotan las formas permitidas de jugar esta dimensión humana. Estos límites son arbitrarios, diferentes en distintas culturas, y por tanto discutibles, pero codificados de una manera o de otra, son necesarios. Por ilustrar con un ejemplo claro la necesidad de límites, creo que pocos discutirían que sería inapropiado que el primer ministro exhibiera sus genitales en una sesión parlamentaria.

A pesar de ello, se censura como misoginia el reproche a que una mujer use su entrepierna para descentrar a su interlocutor. Creo que aquí hay una confusión, en cuyo origen podemos identificar algunos elementos. En primer lugar, nuestra cultura consumista y postmoderna aborrece cualquier límite, transita del laissez faire al todo vale y se somete a los dictados de la economía liberal. Como el sexo 'vende', favorece el consumo, surge la idea de que no debe ser reprimido.

En segundo lugar, se puede apreciar una diferencia entre cómo se aborda la expresión sexual del hombre y de la mujer. Tradicionalmente, la sexualidad de la mujer ha sido reprimida más severamente que la del hombre, y aún podemos observar en nuestro entorno manifestaciones de este principio. Frente a esta asimetría ha surgido un impulso contrario, conducente a la liberación de la sexualidad femenina y a la represión de la masculina, que ha conquistado el discurso público llevando en ocasiones a una inversión de los papeles.

El modo concreto de limitar el despliegue de la sexualidad seguirá siendo contencioso mientras nuestra naturaleza sea la que es y necesitemos una cultura a través de la cual canalizarla. El tema resulta inagotable y, si miramos a nuestro pasado, pensemos en la transgresión de la manzana o en el triángulo entre Menelao, Helena y Paris, encontramos el conflicto sexual en nuestro origen.

Sobre este blog

Murcia y aparte es un blog de opinión y análisis sobre la Región de Murcia, un espacio de reflexión sobre Murcia y desde Murcia que se integra en la edición regional de eldiario.es.

Los responsables de las opiniones recogidas en este blog son sus propios autores.

Etiquetas
stats