Demasiados votos a la basura
- No se si votar a Unidas Podemos o a Más País, me dice un persona cuando le pregunto si va a ir a votar. Tengo miedo a que mi voto no sirva para nada.
Son las nueve de la mañana y estoy en un conocido bar de un pueblo de la región tomando un café.
- ¿Por qué? le pregunto.
- Porque esta maldita ley electoral no es justa, mira lo que pasa con los catalanes y los vascos, que con un puñado de votos se llevan un montón de diputados. Me acuerdo cuando Izquierda Unida con un millón de votos en España sacó un diputado y el PNV con la mitad se llevó seis.
- Por eso yo voy a votar a Vox, dice otro hombre que estaba en la barra.
- ¿A Vox?, le contesto.
- Claro nene, me dice, son los únicos que tienen cojones aquí, ya verás como a esos catalanes de mierda que están destrozando España se le acaba el chollo. Al Torra ese a la cárcel ya.
- No le hagas caso Miguel, que este está chalao, me dice el camarero.
- ¿Chalao?, ya veréis cuando los moros nos vuelvan a invadir. En mi barrio ya da miedo hasta salir. Se están llevando todas las subvenciones y las ayudas sociales, y para los españoles ni una peseta.
- ¿Sabe qué porcentaje de ayudas sociales se llevan los extranjeros del cómputo global?, le digo al hombre en un intento de aportar datos reales.
- Ni lo sé ni me importa, me dice. Ya está bien joder, que a este ritmo no vamos a poder ver ni los toros. Coño, que ya no podemos ni cazar casi.
- Yo no soy racista, me dice otro cliente, pero no está bien que estén llegando moros sin papeles todos los días, y mira como los políticos no los meten en su casa, nos los ponen en nuestros barrios. Pregúntale a este, que ha sido socialista toda su vida y dice que va a votar también a Abascal.
- ¿A Abascal?, a ese no lo voto yo ni muerto, antes me corto una mano, contesta cabreado el aludido. Al que no voy a votar es al López Miras. Ese que no ha hecho nada en su vida. Mira como ha dejado el Mar Menor, eso sí, hermoso sí que está, ese no pasa hambre.
- Hombre, no creo que estar gordo sea un motivo para no votarle, además, López Miras no se presenta.
- Hay que ir a votar, dice el camarero en voz alta. Que luego no vais y estáis aquí todos los días echando pestes y me ponéis la cabeza echa un bombo. El que quiera protestar, a votar primero.
- Tú eres muy joven nene, insiste el hombre en quitarme años, lo cual agradezco, pero este país ha estado demasiado acostumbrado a la mano dura, y muchos la echan de menos, me dice con un tono filosófico.
- Es posible, le contesto, pero decir mentiras como que los inmigrantes se llevan las ayudas oficiales o que por su culpa hay más inseguridad y más robos, no ayuda precisamente a la convivencia.
- Antes, con Franco, se podía salir tranquilo a la calle. Ahora ni eso. Más aún ahora le das un grito a tu mujer y como te descuides terminas en el cuartelillo.
- Cóbrame el café, que me voy.
- Eh, no le cobres al nene, lo invito yo.
- No gracias, cóbrame.
- Lo ves, estos hombres de ahora son unos desagradecidos, le dice al camarero mientras recojo mis cosas y me voy.
En la puerta me encuentro a un amigo que nunca ha escondido sus preferencias políticas. Hostias Miguel, me dice mientras me da la mano, al final habéis sacado al chache Paco de la tumba, me creía que el Sánchez, el guapo ese, no se iba a atrever a hacerlo. ¿Quieres un café?, te invito.
Nota: Esta conversación ha tenido lugar en la mañana del 5 de noviembre.
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