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“Una cárcel es una bomba de relojería”: los funcionarios de prisiones de la Región de Murcia, sin test de coronavirus

Centro penitenciario de Campos del Río (Murcia II)

Elisa Reche

Murcia —

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“Hay una tranquilidad sospechosa” en los centros penitenciarios de la Región, afirma Juan (nombre ficticio), un funcionario de prisiones de Sangonera la Verde (Murcia I). Siempre se ha dicho que cuando todo está muy tranquilo en las prisiones es que algo va a pasar“, añade. Por el momento, uno de los empleados públicos de Campos del Río (Murcia II) ha dado positivo por coronavirus.

Juan recuerda que policías, militares y funcionarios de prisiones son personal de servicios esenciales, de modo que tienen prioridad para que se les realice la prueba del coronavirus. “Deberían hacerla a todos los funcionarios que están entrando en contacto con los presos. Una prisión es una bomba de relojería”, señala Juan.

“Hay compañeros en cuarentena por síntomas compatibles con COVID-19 y a la espera de que se le realicen los test que nunca llegan. Nadie se ha puesto en contacto con ellos. Se ha notificado tanto a la prisión como a Delegación de Gobierno”, explica Fran Mauri, secretario de organización nacional del sindicato de prisiones Acaip UGT. En la Región hay más de cinco funcionarios de prisiones en cuarentena, señala el sindicalista.

“No hay que olvidar que esta semana ha fallecido un compañero del coronavirus en Foncalent (Alicante) y la preocupación va incrementándose entre los funcionarios y la población reclusa”, añade el secretario de Acaip.

Tanto en la prisión de Sangonera la Verde como en Campos de Río han aislado en sendos módulos a los internos que también tienen síntomas compatibles con la infección. Tampoco se les ha hecho el test.

En ambos centros penitenciarios de la Región se han suprimido las comunicaciones desde el estado de alarma: tanto los vis a vis -tienen derecho a uno familiar y otro íntimo al mes- como los encuentros semanales en los locutorios de unos 40 minutos de duración. A cambio se les han concedido a los presos más llamadas a la familia: mientras que antes podían realizar ocho a la semana, ahora las han ampliado a catorce.

“Pero hay más tensión porque no ven a sus familiares y, lo más importante, no entra droga”, apunta Pedro (nombre ficticio), miembro de la asociación 'Tu abandono me puede matar' que reúne a casi 4.000 funcionarios en el país.

Por su parte, el centenar de internos en tercer grado del Centro de Inserción Social (CIS), que suelen pernoctar allí, están de permiso extraordinario desde que se decretó el estado de alarma. Cuando se acaba el permiso, estos internos, ya con un pie fuera, vuelven y se les concede otro hasta nueva orden. No pueden estar fuera del centro mas de siete días seguidos.

Desde hace algo más de una semana los funcionarios de prisiones de la Región de Murcia reciben guantes y una mascarilla para dos servicios completos de 16 y 24 horas. A Mauri, quien se encuentra en el centro penitenciario de Campos del Río, le parece más que “insuficiente”.

Además de considerar que esta medida llegó “tarde”, Mauri denuncia que las mascarillas que están recibiendo son quirúrgicas cuando deberían ser FPP2, “lo cual hace que el contagio sea cada vez mayor: de nuestra parte hacia el interno y viceversa. Somos nosotros los que estamos saliendo y podemos ser el vector de contagio, sobre todo para el tema de los cacheos”, apunta.

“En Murcia hemos tenido algún pequeño conflicto aislado, pero por suerte no tenemos que lamentar ningún incidente grave. Los internos parece que están poniendo un poco de su parte”, señala el secretario de organización de Acaip, al tiempo que subraya la profesionalidad de sus compañeros: una pareja de funcionarios es responsable de un módulo con 140 internos.

“Llevamos mucho tiempo denunciando la falta de personal y también de personal sanitario”, apunta Mauri. “Hemos llegado a estar en muchas situaciones de un solo médico para toda la prisión”, añade. Ahora en Campos del Río sigue sin cubrirse la ratio del personal sanitario: el centro penitenciario cuenta con cuatro auxiliares de enfermería para 1.100 internos en lugar de los nueve que recoge la relación de puestos de trabajo (RPT), mientras que hay tres médicos cuando debería haber un total de ocho, denuncia el sindicalista.

En el caso de que los funcionarios con síntomas compatible con coronavirus dieran positivo sus compañeros de la guardia tendrían que entrar en cuarentena. “Hemos solicitado de manera urgente que se nos dé la posibilidad de contratar personal interino o a compañeros de prácticas. A nivel nacional ya tenemos mil compañeros de cuarentena, la plantilla se va mermando”, apunta Mauri. Como su paciencia.

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