Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
El concejal y la funcionaria de Chamberí que negaron licencia de obras a la pareja de Ayuso acabaron fuera de sus puestos
El PP de Feijóo cierra filas con Isabel Díaz Ayuso
OPINIÓN | '¡No disparen al periodista!', por Raquel Ejerique

Cuando el comité 'ético' no aprueba un aborto a partir de la semana 22: “Fue una carrera de obstáculos. Es muy duro tener que irte a otro país”

Ana, con la cartulina de la huella del bebé que le dieron Bruselas

Erena Calvo / Elisa Reche

12

María y Ana (nombres ficticios) se vieron abocadas a volar de Murcia a Bruselas para abortar en la Clínica Brugmann, lejos de sus casas. María viajó para interrumpir su embarazo el pasado verano, y Ana hace escasos dos meses. Ninguna de ellas obtuvo un informe favorable del comité clínico de la Región de Murcia, el que autoriza, o no, que una mujer pueda abortar a partir de las 22 semanas de embarazo. Por “miedo” a ponerse de parto, decidieron coger un avión rumbo a Bruselas.

María relata que su embarazo era “súper deseado”, pero en la semana 20 vieron que el bebé no se movía. “Nos dijeron que estaba dentro de los parámetros normales y no me volvieron a citar hasta la semana 22. En esa ecografía ya sospecharon que podía tener una enfermedad neurológica que le impedía el movimiento y nos derivaron a genética”. Ahí empezó su calvario. “Me propusieron hacerme una amniocentesis pero al haber rebasado las 22 semanas, la interrupción ya no era decisión nuestra y tenía que intervenir el comité; nos mandaron muchas más pruebas, y nos dijeron que estarían en un mes, pero no cumplieron el plazo y los resultados finales que nos exigían llegaron cuando ya había interrumpido el embarazo en Bruselas”.

María estaba “muy asustada” y empezó a informarse por otros cauces. “A través de la Fundación CJAS (Centro Joven de Atención a la Sexualidad) me enteré de que podía abrir comité clínico de forma paralela en Murcia y en otra comunidad, y escogimos Barcelona; también fue la primera vez que oí hablar del tema de Bruselas porque allí no hay objeción de conciencia”. En Barcelona contestaron a los 10 días que cerraban el caso porque no había fundamento al no estar todos los resultados, “pero que se reabriría cuando nos los dieran, en Murcia a día de hoy todavía no me han dado una respuesta oficial”.

“Con la tarjeta sanitaria europea, la interrupción voluntaria del embarazo (IVE) es gratuita en Bruselas, solo se paga por la primera noche y la primera ecografía; mucha gente no lo sabe”, explica por su parte Ana. Unos mil euros de gastos con avión incluido. “Es cierto que hay familias que no pueden permitírselo, pero no tiene nada que ver con los 40.000 que se paga para abortar en Colorado, en Estados Unidos”, relata su pareja, quien concreta que en Bruselas se encontraron con mujeres de Italia, Polonia y Portugal.

El bloqueo

El “bloqueo” con el que se topan algunas mujeres cuando solicitan interrumpir su embarazo por malformaciones o motivos médicos a partir de la semana 22 es una de las quejas que abandera la Plataforma de Mujeres Expulsadas de la Sanidad Pública en la Región de Murcia. A partir de esa semana, la decisión de la IVE depende de un comité clínico compuesto por ginecólogos y genetistas pediatras. “Algunas mujeres, ante la negativa del comité, viajan a otros países como Bélgica para interrumpir su embarazo”, cuentan desde la Plataforma. Es el caso de María y Ana. La Plataforma –que también critica la defensa de la Consejería murciana de Salud de los conciertos con clínicas privadas para derivar a las mujeres que interrumpen su embarazo hasta la semana 22– ha anunciado que va a denunciar al Ejecutivo regional por este motivo por la vía contencioso administrativa.

A partir de la semana 22, hay dos posibilidades. Que las patologías del feto sean incompatibles con la vida o no. “Hay que demostrar que sufre una enfermedad grave e incurable, y la percepción depende del comité”, explica a este periódico un ginecólogo que prefiere no identificarse, al tiempo que concreta que la Región de Murcia es la comunidad que menos solicitudes registra de consultas al comité clínico, “porque se da una información muy sesgada, se tiende a relativizar y en el supuesto de que se convoque, no se suele pasar porque es más un comité ético que clínico, y pesan mucho las creencias”.

“Uno de los miembros del comité, de hecho, se ha declarado públicamente antiabortista; queremos que le cesen y lo sustituya un sanitario imparcial”, relatan portavoces de la Plataforma. Se refieren a Juan Luis Delgado, jefe del departamento de Medicina Materno Fetal del Hospital Virgen de la Arrixaca, quien se ha definido públicamente como un “ginecólogo cristiano” en el programa que Salvados dedicó al tema del aborto en mayo de 2021. Delgado no se encuentra inscrito en el registro de objetores, aunque se manifiesta “en contra el aborto” en conversación con este periódico. El otro ginecólogo integrante del comité es José Eliseo Blanco, mientras que Catalina de Paco y Míriam Miguel Celis son las suplentes. Todos ellos pertenecen a la sección Materno Fetal del Hospital de la Arrixaca, dirigida por Delgado. Como pediatra se encuentra María Juliana Ballesta, y Vanesa López, como suplente, de la sección de Pediatría de este mismo hospital.

El registro actual, afirman desde el Servicio Murciano de Salud, cumple con la nueva ley y con todas las garantías de confidencialidad para los profesionales. En él hay 37 médicos que se han declarado objetores, “y de ellos, 32 son ginecólogos de toda la Región”. “Los ciudadanos deberíamos tener acceso a ese registro de objetores”, apuntan desde la Plataforma. “El problema no es solo y exclusivamente la objeción de conciencia: es una decisión política del Gobierno regional que no se hagan interrupciones del embarazo en hospitales públicos. Es un bloqueo político”, añaden.

Objeción de conciencia

“Claro que Delgado es objetor, eso es lo limitante. Si la situación está desbordada y se ve obligado a hacerlo no significa que no sea objetor; no solo eso, es que, además, dificulta el trabajo de los demás porque no permite que la gente de su alrededor se prepare mejor”, considera otro ginecólogo del hospital. Este médico también apunta que “hay determinado tipo de pruebas” que solo hacen Delgado y otro facultativo. “Ha habido casos en los que la mujer se ha puesto de parto y ha habido que hacer el feticidio rápidamente, mientras se podía haber hecho tres meses antes y se hubiera evitado el sufrimiento de la madre”, añade.

Delgado no se reconoce en esa imagen de “cristiano fundamentalista proyectada por los medios”. “Cuando veo un bebé con anomalías aparto la imagen de su cara en 3D y nunca pongo el latido cardíaco a una mujer que dice que va a abortar porque es machacarla”. Aunque Ana, una de las mujeres que viajó a Bruselas para su IVE, le contradice: “En la ecografía que hicieron después de convocar al comité, me atendió Delgado y sí que me hizo escuchar el latido”.

El responsable de Medicina Materno Fetal en la Arrixaca informa de que el comité clínico de la Región cuenta con una media de 81% de dictámenes a favor de a la interrupción del embarazo, mientras que “yo he dictaminado un 84%, más que la media”, por lo que considera que queda manifiesta su posición de no obstaculizar ningún aborto por motivos de creencias y regirse por criterios estrictamente científicos. “En los comités no se habla de ideología, sino que se estudia mucho: vemos porcentaje de anomalías, de retraso mental”, afirma.

El jefe de esta sección impulsó hace más de dos años una encuesta interna cuyos resultados fueron que un tercio de los ginecólogos del hospital -que superan un total de 60- eran totalmente objetores, otro tercio no era objetor en ningún caso y el otro, sólo en determinadas circunstancias. “El resultado fue satisfactorio porque mostró que había un tercio de ginecólogos dispuestos a hacer abortos en cualquier circunstancia”, afirma uno de ellos. “Después del programa de Salvados, el Servicio Murciano de Salud (SMS) hizo otro registro online, pero la mitad del servicio no nos pudimos ni meter en la web porque era muy difícil. Nos prometieron que nos iban a dar una charla instructiva de cómo entrar y nunca más se supo”, apunta.

La “imparcialidad” del comité

“Hemos sido los primeros en ejercer el derecho legal de nombrar un médico externo al comité; aunque nadie te informa de nada, tuvimos que movernos mucho para enterarnos”, cuentan Ana y su pareja, que habían escuchado opiniones negativas sobre la “imparcialidad” del comité. En la semana 30 de embarazo fue cuando le detectaron anomalías a su bebé: “La genetista nos explicó que tenía un síndrome con muchas complicaciones y que incluso podía nacer y morirse inmediatamente o en un plazo de 3 meses o un año; y se enfocaba –sin decirlo expresamente–hacia una interrupción del embarazo”. El fin de semana posterior a esa revisión, “estuvimos valorando qué hacer y solicitamos el lunes el comité, pensando que sería favorable a una IVE tras el informe de la genetista”.

Pero no fue así. “Cuando fuimos a ginecología nos estaban esperando con un psiquiatra y habían cambiado la versión, ahora nos decían que todas las patologías eran tratables”. El ginecólogo que habían propuesto para el comité “sí firmó el dictamen, pero solo le dejaron escribir un párrafo donde decía que no podía saber si ese niño sería o no dependiente toda su vida. Finalmente fue negativo y llegó a los 10 días, cuando ya habíamos vuelto de Bruselas”. El comité que abrieron en Barcelona “tampoco nos dio luz verde, pero porque se basan en los informes que reciben de Murcia”.

“Es muy duro coger tu maleta y marcharte a abortar a otro país; no sabíamos dónde íbamos, estaba muy embarazada y tenía miedo a que pasase algo en el avión; no hablábamos el idioma y era todo una carrera de obstáculos”, se lamenta María. En Bruselas, sin embargo, “me trataron muy bien, nos hicieron una serie de pruebas, eco y resonancia magnética fetal, confirmaron las pruebas y nos dijeron que la patología era más grave de lo que nos habían trasladado en La Arrixaca con los primeros resultados de genética”.

Estando en el aeropuerto, “me llamó el doctor Delgado, antes nunca había venido a vernos o a hablar con nosotros; me dijo que iba a coger directamente mi caso, que quería ver la ecografía y si se confirmaba todo, me daba luz verde pero yo ya estaba a punto de coger el avión y temía que, finalmente, no vieran la enfermedad de la bebé como incompatible con la vida”. A las dos semanas de abortar, “me volvió a llamar, me dijo que sentía lo que había pasado y me ofreció apoyo psicológico en La Arrixaca; fui una vez, pero luego ya no hubo seguimiento”.

Desde la Consejería de Salud informan de que desde septiembre de 2022 hay un grupo de duelo por pérdida gestacional “espontánea” que se reúne cada 15 días, y otro de duelo tras interrupción voluntaria del embarazo, con la misma periodicidad. Y añaden que “dentro de las mejoras que se han ido introduciendo para prestar una óptima asistencia a las mujeres en este proceso, desde hace un año se contrató a un psiquiatra especializado, que da cobertura a pacientes más complejas con duelos patológicos, que es también ginecólogo y, además se sumó al equipo a un trabajador social que participa en la atención a estas mujeres”.

Ana coincide con María cuando habla del trato recibido en Bruselas. “Las matronas me mimaron mucho, yo no paraba de llorar y a ellas no les entraba en la cabeza que puedan darse situaciones como esta”, reflexiona. “Saben que estás haciendo algo muy meditado y doloroso, que lo haces por el bien de tu hijo; allí está todo muy normalizado y no entienden que haya objetores en un servicio como este”. Tras el parto, “nos dieron algunos recuerdos, como una cartulina con la huella del bebé y te dejan despedirte de él”. Ahora tienen que planificar otro viaje a Bruselas “para recoger sus cenizas”.

En Bélgica, sin distinción a partir de la semana 22

En el Hospital Universitario Brugmann reciben entre 180 y 200 mujeres de otros países cada año. “La mayoría italianas, y cerca de un 20%, españolas; de las comunidades más abandonadas, vienen de Galicia, País Vasco, Murcia, Andalucía y muchas de Madrid”, cuenta a elDiario.es Región de Murcia la doctora Teresa Cos, jefa del servicio de Medicina Fetal, que lleva un cuarto de siglo afincada en Bruselas. “Aquí no juzgamos a nadie, la objeción de conciencia no existe, no nos lo planteamos”, explica al tiempo que precisa que “sí que tenemos comités éticos y hemos llegado a salvar a algún bebé con un mal diagnóstico anterior, pero todos practicamos abortos o eutanasias si está justificado”. Incluso en los hospitales católicos, “aunque sean un poco más restrictivos”.

La ley en España y Bélgica “es la misma con pequeños matices; nosotros no hacemos distinciones a partir de las 22 semanas y el resto, a partir de las 14 y hasta las 40 entran todas en la misma categoría y se puede interrumpir si hay anomalías fetales o la madre está en riesgo, lo que pasa es que en España tiene que ser una enfermedad grave o incompatible con la vida”.

La doctora Cos se muestra en contra de un registro de objetores: “Cuando trabajas en un hospital público y te está pagando el Estado, hay que cumplir la ley, y proteger y ayudar a las pacientes; no se puede ser ginecólogo objetor en un hospital público”.

“Esperanza”

“Tenía la esperanza –reconoce– de que en Bruselas nos dijeran que todo estaba mejor de lo que pensábamos, necesitaba escucharlo de otro equipo médico; pero todo lo contrario, confirmaron los resultados de La Arrixaca y vieron algunas patologías más”. La decepción de Ana se enfoca también en el retraso de su diagnóstico. “Yo tenía una barriga enorme, con mucho líquido amniótico y eso no era normal, desde la semana 20; es entonces cuando nos tendrían que haber pedido más pruebas”. Uno de los ginecólogos del comité, cuenta Ana, “le dijo al médico que nosotros habíamos propuesto que sí que nos habría aprobado la IVE en la semana 23 pero no en la 32, ¿por qué?”, se pregunta.

Desde mayo de 2021, cuando varias mujeres que se habían visto abocadas a interrumpir su embarazo en esta Región hicieron públicas sus quejas en un programa de Salvados, en la Sexta, el Gobierno de Murcia se comprometió a hacer algunos cambios en los procedimientos de las IVE: atender a las mujeres por encima de las 22 semanas en el Hospital Virgen de la Arrixaca y no derivar más mujeres a clínicas de Madrid como se hacía hasta entonces, además de firmar un convenio con las clínicas ambulatorias que atienden a las mujeres que interrumpen voluntariamente el embarazo por debajo de esa edad gestacional y que hasta ahora no estaba regulado.

Hasta entonces, todas las IVE se realizaban en clínicas privadas y las mujeres que abortaban a partir de la semana 22 se tenían que marchar a Valencia o a Madrid. En la Región de Murcia las interrupciones del embarazo hasta la semana 14 se realizan en las clínicas Delta Médica y Ginemur, “esto ya era así antes de las modificaciones que se llevaron a cabo en 2021”. Entre la semana 14 y la 22, las mujeres pueden interrumpir el embarazo con un informe médico en el que demuestren alteraciones en el feto o problemas para la madre.

Para las mujeres que tienen que enfrentarse a una IVE a partir de la 22, “la situación ha empeorado porque antes como las mandaban a Madrid los criterios no eran tan estrictos”, cuenta un ginécologo a elDiario.es Región de Murcia.

Fuentes de la Consejería aseguran que la legislación se cumple en la Región, “donde venimos trabajando para mejorar el proceso de interrupción del embarazo; de hecho desde el último trimestre de 2021, tras pasar por el comité clínico de la Arrixaca, las interrupciones de causa médica por encima de 22 semanas se realizan en este hospital”. Y añaden que se han incorporado además unas mejoras en las condiciones y garantías sanitarias y psicosociales para la mujer que decide interrumpir su embarazo. 

Sin embargo, en la Región solo se notificó una IVE en hospitales públicos el pasado año (frente a 3.266 en clínicas concertadas). La Consejería de Salud incrementa a 9 esa cifra, y asegura que el desajuste se debe a que no comunicaron el resto de intervenciones por cuestiones burocráticas.

El problema “real”, cuenta un ginecólogo a elDiario.es, es que las pacientes “no consiguen pasar el comité clínico porque no se tiene en cuenta la opinión de los progenitores”. Y si los médicos consideran que los problemas que tiene el feto son compatibles con la vida, “aunque el niño padezca algún síndrome genético o malformaciones, no se realiza el aborto”.

Según la misma fuente, el comité sigue un criterio de probabilidad. Si un médico determina que el feto tiene un 50% de problemas genéticos irreversibles, no se lleva a cabo la interrupción. “Estos niños polimalformados que nacen porque no pasan el comité necesitan un mantenimiento de por vida. Quizá pidiendo responsabilidades al Servicio Murciano de Salud, se podría reconducir esta situación”, añade.

Etiquetas
stats