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Los vecinos de una pedanía murciana, divididos por un megaproyecto de placas solares: “Se asemeja a un mar de cristales sin olas”

Placas solares de una instalación fotovoltaica entre Calasparra y Socovos

Erena Calvo / Santiago Cabrera Catanesi

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La pedanía de Yéchar se encuentra “asediada” por la vorágine de las energías renovables, en concreto la fotovoltaica, que se cierne sobre las zonas rurales del término municipal de Mula, en el Noroeste de la Región de Murcia. El proyecto fotovoltaico ‘Campos 115’, con una extensión de 1.200 hectáreas,lo equivalente a unos 1.700 campos de fútbol, se encuentra en puertas de cambiar el mundo hasta ahora conocido por generaciones y generaciones de yechanos y yechanas. Gentes que se verían parcialmente rodeadas por este megaproyecto que bien podría semejarse a un mar de cristales sin olas, custodiado por un perímetro de vallas de 2,5 metros de altura, esto, ante la proximidad del proyecto al núcleo urbano de Yéchar del que apenas distarían 200 metros, podría suponer el paso de vivir en un entorno natural, “a vivir en un lugar más parecido a una cárcel que a otra cosa”, cuentan preocupados algunos vecinos. La pedanía, con cerca de 400 habitantes, es principalmente agrícola y su producción, en su mayoría, gira en torno al albaricoque, el melocotón, la almendra y el olivo.

Las opiniones al respecto de lo que puede ocurrir con Yéchar son diversas, nos topamos con las dos caras de la moneda en apenas unos metros de distancia. De una parte nos encontramos con un joven agricultor “Si este proyecto saliera adelante, supondría el final del pueblo. Llevo años apostando por la agricultura como proyecto de futuro, no solo por una cuestión económica, también de vida”. De otra parte, nos atiende un señor jubilado: “Yo ya estoy retirado, tengo un pedazo de tierra de secano que nos dejó mi suegro en su día, si nos dan algún dinero por ella, pues eso que nos llevamos, hija”. La dicotomía entre ambos puntos de vista no es solo una cuestión de intereses, es una cuestión generacional entre quienes desean una jubilación lo más digna posible y quienes intentan forjarse un camino propio emprendiendo en entornos rurales y agrícolas. Hablamos de un pasado y un presente que, en definitiva, se juega el futuro.

“La mayor parte de las tierras están en manos de unos pocos. Están en su derecho de vender sus tierras, no se les puede reprochar nada, aunque, ojalá adquirieran conciencia y memoria, pues en sus manos puede estar el futuro de este pueblo”, señalan desde la Junta Vecinal de Yéchar

Este es solo uno de los cinco proyectos que se tramitan en Mula. ¿Por qué tantos concentrados en tan poco espacio? “La razón reside en la puesta en marcha de una subestación eléctrica para integrar la energía de origen renovable en el municipio murciano de Campos del Río, y todos los terrenos en un perímetro de 25 kilómetros son muy apetitosos para las promotoras, que financian la subestación y luego ceden la titularidad a la Red Eléctrica Española”, explica a este periódico Francisco Llamazares, concejal de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Mula. 

El Consistorio presentó alegaciones a todos los proyectos: “Nos hemos posicionado en contra; es un procedimiento largo y se tramita directamente en el Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco); no significa que se vayan a paralizar pero al menos esperamos que se reconduzcan”. Se refiere Llamazares a que las centrales se alejen lo máximo posible de los núcleos urbanos y tengan en cuenta todas las medidas a su alcance para reducir el impacto medioambiental y paisajístico. Una vez aprobados por el Miteco, los proyectos tienen que pasar a una segunda autorización en la Comunidad y en tercer nivel está la licencia de obra, que es competencia municipal, “pero a la que no podríamos negarnos si se da luz verde en los otros dos estratos”.

Desde el Ayuntamiento de Mula han reclamado a la Comunidad Autónoma que “se regule este sector dentro de Ley del Suelo de la Región, que se modifique para que haya unos límites, o través de un plan de ordenación territorial porque ahora no hay restricciones de tamaño, distancias…”. Preguntado por la posibilidad de modificar el Plan General de Ordenación Urbano del municipio, Llamazares señala que “se está estudiando de cara al futuro, pero no surtiría efecto con lo que ya se ha autorizado porque no tiene carácter retroactivo, y además no sabemos hasta dónde podríamos llegar porque las placas están consideradas como energía estratégica” en todo el territorio nacional, para frenar el cambio climático y como alternativa respetuosa con el medio ambiente. “El problema es que no se planifique el sector, que no se haga una reflexión previa en la que se establezcan modelos mixtos, por ejemplo vinculados al autoconsumo”. Y cita Francia, donde no se permiten centrales que superen los 50 megavatios. 

El promotor niega que las placas vayan a rodear la pedanía

El pueblo se está movilizando. La junta vecinal de Yéchar presentó el pasado mes de abril alrededor de 200 alegaciones al proyecto fotovoltaico 'Campos 115', incidiendo en la necesidad de que se legisle para proteger a los núcleos poblacionales y sus entornos de actividades que puedan coartar las actividades propias del medio rural, así como para proteger la flora, fauna y avifauna que prolifera en un pueblo rodeado de Zonas de Especial Protección para Aves (ZEPA) y Lugares de Importancia Comunitaria (LIC), al mismo tiempo que piden potenciar y blindar su amplio patrimonio histórico compuesto por tres Bienes de Interés Cultural (BIC) y una decena de yacimientos arqueológicos que van desde el paleolítico hasta la época islámica.

“Las alegaciones de los vecinos están en el Ministerio que es el órgano que autoriza y realiza la evaluación ambiental recabando informes y sometiendo a información pública el proyecto”, explican desde la Consejería de Medio Ambiente del Gobierno de Murcia. “Nosotros hicimos un primer informe en 2020 y gracias a esto se redujo la superficie inicial sustancialmente”, continúan, aunque el órgano competente para resolver la autorización administrativa previa es la Dirección General de Política Energética y Minas del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, al ser una planta superior a 50 megavatios.

Algunos propietarios cuyas tierras están puestas a disposición del proyecto nos indican que un empresario de Ceutí, Vicente Gadea, “lleva años en conversaciones con nosotros; de hecho, algunos hemos firmado un contrato y hemos recibido dinero por su parte como señal, sin embargo el plazo que se fijó ya ha cumplido, la tierra la tengo sin sembrar y no sé qué hacer. Lo llamé por el revuelo que se está montando, él me asegura que las placas se van a poner, que no me preocupe”.

Gadea, un ingeniero murciano, se muestra tranquilo y seguro al otro lado del teléfono, y defiende con convicción su proyecto. “Lo parí yo hace doce años, cuando empecé a pedir todos los permisos para la subestación de Campos del Río”. En un principio, el proyecto contaba con 2.200 hectáreas, “pero se han quedado en 1.200 tras pasar por distintos organismos de control, que se encargan de establecer restricciones y poner límites; no se ha hecho de manera desordenada, es un proceso muy largo, se consultó en 2012, luego en 2015 y 2018, y hasta la actualidad”. El ingeniero explica que se han desechado zonas del mapa de las plantas por estar protegidas por su avifauna, ser vías pecuarias, suelos forestales y otras cuestiones. Y todavía está a la espera de la última resolución de impacto medioambiental, que probablemente esté lista el próximo mes de julio.

En esas 1.200 hectáreas hay cuatro proyectos, de unos 100 megavatios cada uno, en los que colabora con Cobra, Enel, X Elio y una empresa sevillana. Una división que -en opinión de algunos vecinos- es una estrategia para eludir cualquier posible alarma por parte de Medio Ambiente.

Gadea niega que las placas vayan a rodear la pedanía. “No se ha tocado la zona de regadío, y nos hemos instalado en la parte dedicada a secano, al norte; además se ha contemplado una zona de amortiguación entre la pedanía y la central de 500 metros cubierta en la mayoría de albaricoqueros”. Asegura que ha llegado a acuerdos con los pastores del pueblo para que puedan entrar en los terrenos “y nos hemos comprometido a no fumigar y a hacerles un recinto para sus animales”. E insiste en que la mayor parte del pueblo “está satisfecha” con los acuerdos alcanzados. “Hemos comprado o alquilado a precios muy buenos, tenemos 800 contratos de alquiler; no he especulado, he desarrollado suelo de forma regional, porque las grandes multinacionales no son capaces de llegar a acuerdos uno por uno, son mastodontes”.

 “Todo el pueblo ha alquilado, esa pedanía va a recibir en torno a 2 millones de euros al año en alquileres; de ahí comerá mucha gente”. En la Región, Gadea gestiona proyectos por 873 megavatios. El por qué ha habido un 'boom' tan fuerte de este tipo de negocios en la Región, explica, se debe a que Murcia es uniprovincial y eso agiliza los trámites, además la Ley del Suelo hizo un movimiento a favor de las placas solares hace un año y es una comunidad que cuenta con muchas horas de sol y un clima árido.

“No he pegado ningún pelotazo, somos pioneros y jugamos en la Champions siendo una empresa pequeña de Ceutí; pero me ha costado mi precio, tuve que pedir un aval de 4,6 millones de euros”.

En cada municipio dejará en las arcas municipales unos beneficios de impuestos de unos 300.000 euros por planta, explica Gadea. En el Ayuntamiento de Mula habrá una (la de Yéchar) y otras tres en Campos del Río, municipio del que su alcaldesa, María José Pérez, defiende la seriedad del proyecto de Gadea. “Puedo asegurar que está limpio, ha pasado todos sus trámites y no nos escondemos de nada”. Y añade que “para que se lleve a cabo tiene que estar impecable, es nuestra premisa, y con todos sus permisos luego tendremos que estar atentos de que se cumpla todo tal y como se ha establecido”. Pérez lamenta que se haya generado “malestar” en algunos sectores e insiste en que el proyecto respeta el entorno. La subestación, con la que se da el pistoletazo de salida, está previsto que empiece a construirse en septiembre. Y aunque desde el Ayuntamiento desconocen todavía cuánto podrá recaudar en impuestos sí que reconocen que vendrán bien en un consistorio “endeudado desde hace tiempo” y un pueblo sin industria y falta de ingresos desde que se cerró la conservera.

“Es una lástima que asumamos que todo tiene su precio y que cualquiera pueda vender hasta el propio entorno de sus vecinos”, se quejan las gentes de Yéchar, quienes se preguntan si es así como se quiere “llenar” la España vaciada.

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