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La plataforma de Sayas y Adanero fractura a la derecha navarra

Los diputados Sergio Sayas (i) y Carlos García Adanero, durante la presentación de una plataforma cívica. EFE/Villar López

Rodrigo Saiz

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Sergio Sayas y Carlos García Adanero aseguran que siguen representando a Navarra Suma en el Congreso de los Diputados a pesar de haber sido suspendidos de militancia durante dos años y medio de UPN por ser esta una coalición de la que también forman parte PP y Ciudadanos. Su impulsor fue Javier Esparza quien, en 2019, con el objetivo de desalojar a Uxue Barkos del Palacio de Navarra quiso unir a toda la derecha en una misma lista electoral para no dividir el voto tras la experiencia de 2015, cuando Ciudadanos se quedó a menos de 150 votos de lograr representación en el Parlamento. Pese a la unidad de la derecha y a haber ganado las elecciones, Esparza no pudo evitar un Gobierno de coalición presidido por la socialista María Chivite, que ha dejado a UPN otra legislatura más en la oposición. Tres años después de aquel acuerdo de los regionalistas con Pablo Casado y Albert Rivera, y a uno de unos nuevos comicios forales, diferentes crisis internas en las tres formaciones dificultan la reedición de la coalición y evidencian una fractura en la derecha navarra.

El anuncio de hace unos días de los dos diputados de formar una plataforma, que aseguran cuenta ya con más de mil apoyos, con la que no descartan presentarse en un futuro a las elecciones ha evidenciado la fractura que existe en la derecha navarra y que viene fraguándose desde hace tiempo. En la comparecencia en la que presentaron su nuevo proyecto, Sayas y Adanero argumentaron su decisión de impulsar este nuevo proyecto en la “necesidad” de que el centroderecha navarro pueda contar con “una alternativa” al Gobierno de María Chivite. Para los dos, UPN ha dejado de representar esa alternativa al haberse acercado al PSOE en ciertas materias como la reforma laboral en Madrid o la modificación del Convenio Económico en Pamplona. Sayas y Adanero no han escondido que su objetivo es ir “contra el sanchismo”, al que acusan abiertamente de usurparles el poder en Navarra de la mano de EH Bildu. 

Por el momento la salida de UPN de los dos diputados ha provocado ya más de un centenar de bajas en la formación regionalista, entre las que destaca la dimisión en bloque de todo el comité local del municipio de Berriozar, situado en la comarca de Pamplona, incluidos los cuatro concejales de Navarra Suma en el Consistorio. Además, entre los casi tres mil afiliados de UPN, hay algunos que también han apoyado la plataforma de Sayas y Adanero, según han asegurado ellos mismos.

El cisma que atraviesa el partido regionalista no es sino la reedición de las primarias internas de junio de 2020, cuando el diputado Sayas se enfrentó a Javier Esparza. Entonces, el ahora expulsado de UPN, no tuvo un respaldo menor de la afiliación y logró más de un 40% de los apoyos. Esparza ve ahora en la plataforma de sus excompañeros un partido encubierto “que se hace contra UPN” y les culpa de intentar dividir la derecha de cara a los comicios de 2023, en los que volverá a intentar alcanzar el Gobierno de Navarra, una vez ha sido confirmado como candidato de UPN.

Pero la maniobra no deja en el aire el futuro del partido regionalista y sus apoyos, sino también el de la coalición Navarra Suma. El coordinador de Ciudadanos Navarra, Carlos Pérez-Nievas, también se ha mostrado crítico con los dos diputados, a los que ha acusado de “romper Navarra Suma” y el centro derecha de la comunidad foral, además de “fortalecer el nacionalismo vasco”. Ciudadanos ya provocó hace meses un incidente dentro de la coalición cuando, a raíz de la moción de censura que Ciudadanos y el PSOE presentaron en Murcia contra la corrupción del PP que provocó que numerosos cargos naranjas abandonaran la formación, entre ellos la electa en Navarra Ruth Goñi, que se negó a entregar el acta y que continúa como senadora no adscrita, y cercana al PP.

La relación con los populares tampoco atraviesa su mejor momento. Esparza todavía tiene “sospechas” de que el PP pudo estar detrás de la maniobra de sus dos diputados en el Congreso para intentar boicotear la reforma laboral, mientras que desde el Partido Popular han visto en el acuerdo que finalmente ha quedado en papel mojado un intento de acercamiento de UPN al PSOE que recuerda a tiempos pasados en los que el apoyo de los socialistas fue fundamental para que los regionalistas pudieran mantenerse en el Palacio de Navarra. Además, Ana Beltrán, la presidenta de los populares en la comunidad foral y una de las más estrechas colaboradoras de Pablo Casado, a quien mantuvo su apoyo hasta el final, no tiene garantizada su continuidad al frente del PP, que celebrará su congreso autonómico en Navarra en los próximos meses.

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