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El préstamo de libros, un paso (pero no el último) hacia la educación gratuita

El Gobierno Foral sigue adelante este curso con el programa de gratuidad / Foto: Efe.

Garikoitz Montañés

“Nos gustaría un paso más”. Desde la federación de asociaciones de padres y madres del alumnado de Navarra, Herrikoa, valoran de forma positiva la implantación del préstamo de libros de texto en la Comunidad Foral, pero creen que aún quedan avances para lograr una verdadera educación obligatoria gratuita, como se recoge en la ley navarra y se apunta en la Constitución. Por el gasto que afrontan las familias en cuestiones (para las que también hay ayudas del Ejecutivo navarro) como el material escolar, el servicio de comedor, las fotocopias o el material fungible, como los cuadernos de ejercicios que se gastan de un año para otro y, por tanto, no entran dentro de esos libros de texto subvencionados.

La ley foral 6/2008 recoge precisamente una apuesta “gradual” hacia esa educación gratuita y desde la federación insisten en que será un tema de batalla que siempre pondrán “encima de la mesa” de los partidos políticos, como han hecho numerosas apymas en todo el país. Con todo, Navarra cuenta desde 2008 con un sistema que financia desde las arcas forales la compra de los libros de texto, un método ya asentado cuya gestión depende de los centros educativos, un tema que también ha generado debate.

Por ejemplo, desde la asociación de directores y directoras de instituto de Navarra (ADI) defienden que los órganos de dirección de los centros preferirían un sistema de becas o de ayudas directas para así llegar a las familias que necesitan esos recursos (o, por ejemplo, contar con más ayudas para abonar el material escolar) y no generalizar la gratuidad de los libros de texto, porque hay padres y madres que podrían afrontar ese coste. En cualquier caso, la ley también contempla la posibilidad de que las familias renuncien al programa.

Desde Sortzen, la asociación de la escuela pública en euskera (que agrupa a plantilla, alumnado y padres y madres), reiteran su exigencia de autonomía para que cada centro elija sus materiales didácticos, incluida la posibilidad de prescindir de los libros de texto. El portavoz de la organización en Navarra, Sergio Iribarren Galbete, reconoce los problemas que afrontan las familias para hacer frente al coste de este material, pero también lamenta que, por ejemplo, no se tengan en cuenta los niveles de renta o “el negocio especulativo de las editoriales”. Por ello, desde la entidad también ven el libro de texto como una muestra de un “modelo caduco” y apuestan por desarrollar las nuevas tecnologías o metodologías adaptadas a cada alumno o alumna. Y, no obstante, Iribarren reconoce que valoran cualquier medida que ayude a las familias, avance hacia la gratuidad de la enseñanza pública y garantice la igualdad de oportunidades.

El préstamo de libros, paso a paso

Pero, ¿cómo funciona exactamente este sistema en Navarra? En la actualidad, con el inicio del curso escolar 2015-2016, los centros educativos tanto públicos como concertados preparan sus peticiones de lotes de libros de texto para el Ejecutivo, que dependen del número de matrículas nuevas y de aquellos libros que hay que renovar simplemente por el uso. Eso no quiere decir que no suponga en todo caso ningún coste para las familias: los centros educativos reparten un bono para que padres y madres compren los libros, en cuya elección tiene libertad cada centro, y si estos materiales exceden del coste financiado por el Gobierno Foral (este curso, por ejemplo, es de un máximo de 85,68 euros en 1º y 2º de Primaria; de entre 61,32 y 102,20 euros entre 3º y 6º de Primaria, en función del número de libros que renueve el centro; o de entre 37,07 y 176,52 euros en Secundaria), el gasto extra corresponde abonarlo a las familias.

En este curso se da la peculiaridad de que, en principio, tocaría renovar más libros de texto que en anteriores ejercicios, tras años con los mismos materiales. Desde Herrikoa también entienden esta ampliación de los plazos como una muestra de que se ha asimilado el reciclaje de los libros de texto, que era uno de los objetivos de la ley. De hecho, si un estudiante los pierde o daña, se expone a quedar fuera del sistema o bien tiene que reponer el material.

El devenir de la LOMCE

No obstante, también hay escuelas que quieren dilatar en este momento esa renovación (la ley, desde 2012, permite hacerlo cada cinco años) a la espera de qué ocurre en las próximas elecciones generales y con la LOMCE. La ley del antiguo ministro Wert avanza al menos durante este curso, y termina de llegar a Primaria y se implanta también en 1º y 3º de la ESO y en 1º de Bachillerato.

Así, este año por ejemplo, según confirman desde el Departamento foral de Educación, se ha reservado para el programa de gratuidad de los libros de texto una partida de 4,2 millones de euros, que si se ejecutara en su totalidad sería la mayor desde que se implantó la medida, en 2008, con 2,8 millones. Está por ver, por tanto, cuántos centros deciden en este inicio de curso dilatar esa renovación.

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