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Epsilon, mucho más que una letra griega

Churiaque (derecha), presidente del TVCP, junto al presidente de la comisión de investigación, Carmelo Barrio.

Aitor Guenaga

En medio de la tremenda bronca que se ha vivido esta semana por la denuncia del presidente del Tribunal Vasco de Cuentas Públicas (TVCP), José Ignacio Martínez Churiaque, de que el informe de fiscalización de las ayudas públicas a la empresa Epsilon ha sido “censurado”, suena rara la defensa realizada por el dirigente peneuvista Joseba Egibar de las bondades del fallido proyecto del Gobierno de Ibarretxe.

Si hay algo que no está ya en discusión es que ese sueño de gran escudería vasca de F-1 ha supuesto una ingente dilapidación de fondos públicos -unos 50 millones de euros si sumamos a los fondos vascos los librados por el Gobierno de Jose Luis Rodríguez Zapatero-. El 77% de las ayudas llegó de la Administración central, mientras que el 23% restante del Ejecutivo vasco. Y sin embargo Egibar ha defendido las bondades de un “proyecto de investigación” que ha “fracasado en su traslado al proceso industrial”, según su interpretación de lo sucedido. Ni una palabra del dinero público dilapidado, salvo para decir que aquí nadie “se ha llevado el dinero”.

Socialistas y peneuvistas han sumado esta semana en la Cámara vasca sus avales políticos para defender el controvertido informe sobre Epsilon. Churiaque, en sede parlamentaria, a la que acudió para presentar los resultados de la fiscalización de las ayudas y subvenciones públicas a Epsilon, no solo ha cargado contra la redacción final del documento al señalar que ha sido “censurado”. También ha criticado con dureza el trabajo realizado por la mayoría del tribunal -tres consejeros nombrados por el Parlamento a propuesta del PNV y otros dos a propuesta del PSE-EE- que a su juicio solo pretende echar tierra sobre las “irregularidades” detectadas.

Churiaque, nombrado a propuesta del Partido Popular, llegó a cifrar en “más o menos 12” las páginas censuradas del preborrador inicial de informe. Por ser precisos, habrá que señalar que el borrador que elevó Martínez Churiaque al pleno del Tribunal Vasco de Cuentas tenía 49 páginas y el aprobado finalmente tiene solo 42. Faltan siete páginas. Donde el presidente ve “censura” y cepillado, la mayoría que votó el documento definitivo habla de “párrafos de las conclusiones que se repetían idénticos en los anexos”.

Hay un dato también extraño en este intercambio de acusaciones. No es la primera vez que el tribunal emite un informe sobre Epsilon y, más en concreto, sobre el controvertido aval del Parque Tecnológico de Álava a Epsilon para obtener dos créditos de 8 millones cada uno para seguir financiándo el proyecto de escudería. Los dos préstamos hipotecarios fueron suscritos con dos entidades financieras (Vital y Kutxa) por valor total de 16 millones, cediéndoles el rango hipotecario a ambas entidades. Dichos préstamos los solicitó Epsilon ante los “problemas de financiación” para seguir con las obras del edificio donde se iban a ubicar sus instalaciones. En ese contrato, el parque tecnológico se comprometía “en caso de ejecución hipotecaria por parte de las entidades a acudir a la subasta y pujar por un precio establecido entre un mínimo de 14,6 millones y un máximo de 22,5 y que será establecido en base a informes de valoración de terceros expertos”. El informe aprobado en 2014 admite: “No hemos podido verificar con documentación soporte los motivos por los que se realizó esta operación”.

Esa pérdida de la garantía hipotecaria a favor de las entidades es algo inusual, pero el tribunal a la fecha de cerrar el informe “no dispone de datos objetivos que le permitan pronunciarse sobre el resultado final de esas operaciones”. Precisamente al aceptar el Parque Tecnológico esa cesión del rango hipotecario se producen las pérdidas de casi 20 millones a la sociedad pública. Pero en el informe aprobado por unanimidad por el pleno el 20 de diciembre de 2012 sobre las cuentas de los entes y sociedades públicas 2009 -en donde se analizó en profundidad las actuaciones del parque tecnológico alavés- no se detectaron incumplimientos de legalidad, ni se debatió sobre la existencia de irregularidades en la actuació del parque respecto a Epsilon en 2009.

Churiaque, que entonces votó a favor de aquel informe, adujo en su comparecencia ante la comisión de investigación parlamentaria que para realizar ese trabajo fiscalizador no se contó con todos los medios necesarios y que eso explicaría que en aquel momento no se detectaran las irregularidades que ahora sí aprecia. ¿Puede una supuesta falta de medios explicar estas diferencias en los informes?

Por de pronto, lo único tasado judicialmente es que el empresario catalán Joan Villadelprat, impulsor del proyecto, fue condenado a finales de 2013 por un juzgado de Vitoria. El fallo consideraba al administrador único de Epsilon Euskadi “culpable de haber agravado la situación de insolvencia al asumir nuevas deudas” sin expectativa de poder atenderlas. Además, la Fiscalía tiene abierta una investigación que fue impulsada por el anterior Gobierno vasco, en manos socialistas.

Paralelamente, la bronca en el Tribunal Vasco de Cuentas no ha cesado. El ambiente de indignación y enfado creciente por parte de los consejeros peneuvistas y socialistas puede desembocar en nuevas iniciativas de censura a la actuación de Churiaque en el Parlamento. Y los partidos EH Bildu y PP van a jugar a fondo en un tema que consideran un “escándalo público”.

Despues de E (Epsilon) la siguiente letra en el abecedario griego es la Z y en este caso no parece que se haya escrito aun la última letra. Hay que llegar hasta Omega, que cantaría el malogrado Enrique Morente.

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