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Gobierno vasco dice que el Plan de Paz no está “abocado al fracaso” y espera alcanzar consensos durante su gestión

Gobierno vasco dice que el Plan de Paz no está "abocado al fracaso" y espera alcanzar consensos durante su gestión

EUROPA PRESS

VITORIA —

El Gobierno vasco ha aprobado este martes el texto definitivo del Plan de Paz y Convivencia 2013-16, que “recoge las aportaciones de las formaciones políticas y de los agentes sociales” y con el que, según ha explicado su portavoz, Josu Erkoreka, el Ejecutivo espera “acercar posiciones y flexibilizar las actitudes rígidas para alcanzar los consensos que en este momento son imposibles”. En este sentido, ha considerado que las críticas que ha recibido este texto “no significan que esté inevitablemente abocado al fracaso”.

En la rueda de prensa posterior al consejo de Gobierno, Erkoreka ha destacado que el texto incorpora un preámbulo “de nueva redacción” que tiene como objetivo “dotar de significación al marco de participación en el que se ha gestado el plan, y precisar su marco de interpretación”, ya que recoge los principios sobre los que se sustenta y el 'suelo ético' aprobado por el Parlamento vasco.

El Gobierno vasco destaca que ha buscado que la “gestación” del plan fuese “un proceso participado social y políticamente”. El documento final incorpora, además del citado preámbulo, 27 enmiendas puntuales y coincide con 42 sugerencias.

En este sentido, Erkoreka ha apuntado que el Ejecutivo vasco ha hecho en los últimos ocho meses un “esfuerzo notable” para integrar en el plan las 28 aportaciones recibidas.

Según ha indicado, la “acción y el compromiso” del Gobierno se sustenta en las 18 iniciativas que se pretenden desarrollar y que están articuladas en torno a tres ejes durante los próximos tres años, con el objetivo de convertir “este tiempo” en la legislatura “histórica de la paz y la normalización social de la convivencia”.

Asimismo, ha señalado que Gobierno Vasco se compromete a “seguir buscando el diálogo y el acuerdo a la hora de implementar el plan y sus 18 iniciativas, considerando que la participación, en este caso, no sólo representa la forma, sino también el espíritu y el fondo”.

“ACTITUD RECEPTIVA”

Al respecto, ha reiterado que el plan “va a continuar abierto” aunque no en los mismos términos en los que lo estaba hasta ahora, de manera que no estará cerrado a las aportaciones del resto de formaciones y grupos sociales.

“La actitud del Gobierno es abierta y receptiva, dispuesta a recibir nuevas reflexiones”, ha reiterado antes de precisar que el texto aprobado este martes será la “hoja de ruta” para la actuación del Ejecutivo en materia de paz y convivencia.

El portavoz ha indicado que el Gobierno es consciente de las “dificultades” que va a encontrar al “emprender este camino”, pero ha asegurado que trabajarán con “seriedad, responsabilidad y discreción” para “aprovechar la oportunidad ante la que nos encontramos”.

Erkoreka cree que la gestión del plan permitirá “acercar posiciones y flexibilizar actitudes rígidas y extremas para alcanzar consensos que en este momento son imposibles”. Por ello, ha asegurado que el hecho de que se hayan producido “declaraciones contrarias” al plan “no significa que esté inevitablemente abocado al fracaso, en absoluto”, porque ha realizado un “esfuerzo importante” para incorporar las aportaciones.

Respecto a la Ponencia de Paz y Convivencia del Parlamento vasco, Erkoreka cree que es la propia Cámara la que debe decidir qué va a hacer con este órgano aunque el Gobierno “aspira” a que el Plan aprobado este martes pueda contribuir a “facilitar el entendimiento dentro de la Ponencia y la aproximación entre las fuerzas políticas más lejanas para que puedan flexibilizar posiciones”. “El Gobierno aspira a que el consenso se produzca al final del camino, no necesariamente al principio del mismo”, ha indicado.

MARCO DE INTERPRETACIÓN

En lo que se refiere al marco de interpretación del plan y tras analizar todas las aportaciones, el Gobierno ha decidido estructurarlo en cinco apartados que hacen referencia a los mínimos éticos y democráticos para situarnos en el presente, la posición ante el final de ETA, la narrativa del pasado, el tratamiento de vulneraciones de signo diferente, y el sentido de la prioridad ante el futuro.

De esta forma, el Gobierno Vasco y el Plan de Paz y Convivencia asumen como propio el 'suelo ético' aprobado por el Parlamento vasco, destacando que, “hasta el momento, es el más importante consenso alcanzado”, y por eso, se incorpora en su integridad como anexo. Sobre esta base, el Plan de Paz y Convivencia se plantea como objetivo para esta legislatura alcanzar un “acuerdo democrático para la convivencia”.

Además, sitúa el Plan de Paz bajo la premisa de “la exigencia de final, desaparición o disolución de ETA, sin condicionamiento político”, y señala que el primer paso para ello es el “desarme y desmantelamiento ordenado, seguro y definitivo”. “Ésta es ahora una de las prioridades a las que, desde un punto de vista de responsabilidad, deben atender las instituciones”, subraya.

Respecto a lo que denomina la “narrativa del pasado”, señala que al Gobierno vasco y al Plan de Paz no les corresponde “imponer un relato, sino crear las condiciones que hagan posible esta reflexión compartida”.

“En el relato crítico sobre el pasado, ningún argumento, ni un contexto de conflicto, ni una tesis sobre bandos enfrentados, ni la denuncia de vulneraciones de signo diferente, ni una razón de estado, ni la prevalencia del futuro, puede ser invocado para minimizar o legitimar la violencia de ETA, ni ninguna otra violación de derechos humanos”, defiende.

Por otro lado, hace referencia al tratamiento de vulneraciones de “signo diferente” citando “informes independientes, tanto internacionales como internos”, que aseguran que las violaciones de derechos humanos en los últimos 50 años han tenido “diferentes orígenes y proporciones en cada década” procediendo de ETA y grupos similares, de las Fuerzas de Seguridad y/o en nombre del Estado, y de grupos parapoliciales o de extrema derecha“.

SIN EXCLUIR A VICTIMAS

En este sentido, explica que la posición a que invita el 'suelo ético' desde su “principio de verdad” es reconocer y reparar todos ellos, “sin excluir ni diluir ninguna de ellas”. Asimismo, señala que un tratamiento integral requiere abordar la valoración específica de cada ámbito de vulneración de derechos humanos citado.

“Precisamente, por su dimensión y significación, la violencia de ETA merece una valoración expresa de su injusticia, especialmente, del daño injusto causado a las víctimas y sus familias”, señala antes de recordar que ésta es la posición a la que insta el 'suelo ético' desde su “principio de responsabilidad”.

Finalmente, afirma que “la factura que ha de pagarse por la construcción del futuro no puede ser, ni olvidar el pasado, ni despreciar lo pre-existente”, y cree que la prioridad de un futuro de convivencia se ha de abordar desde el “principio de clarificación del pasado”.

“Queremos construir una sociedad que es capaz de compartir unos mínimos éticos y democráticos para discrepar en todo lo demás con garantías. Éste es el reto y esta la misión clara y responsable con respecto al futuro”, indica.

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