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Las madres de Miribilla: reivindicaciones en clave de rap

Las madres raperas de Miribilla

Alba Díaz de Sarralde

En el colegio Miribilla de Bilbao “ven riqueza hasta en el último resquicio”. Es uno de los versos que un grupo de madres de la escuela pública ha incluido en su rap 'Miribillako rap-a' [el rap de Miribilla], con el objetivo de defender la diversidad cultural del centro frente a la “desigualdad, estigma y anomía social” y cantar así su lucha al Ayuntamiento.

Lo que les empujó a grabar un rap fue denunciar la exclusión de su colegio, mostrar la riqueza de sus aulas y exigir a las instituciones vascas una educación de calidad y que garantice la igualdad de oportunidades para su alumnado. Lamentan en sus frases, por ejemplo, que “de la ayuda institucional no hay indicio”, ante las malas condiciones de las instalaciones escolares. Como cuenta una de las participantes, Rosana, han querido hacer las reivindicaciones “de una manera más lúdica, hartas de que no hicieran caso por escritos y papeleo”.

Las madres raperas de Miribilla comenzaron hace más de un año, cuando varias miembros de la asociación Miribillako Gurasoak comenzaron a escribir una canción que describiera la realidad de su centro. En la iniciativa participó el músico Hugo Estébanez López en la letra y Jokin Otsoa Iriondo en la grabación, publicada el pasado lunes. Sobre una base musical de Beard Skull Beats, el vídeo ha sido producido y postproducido por Jon Amorrortu.

Sin embargo, su lucha viene de antes: “Llevamos muchos años pidiendo una mejora en las instalaciones. Ahora parece que se han puesto un poco las pilas con las obras, pero muy fuera de plazo”, afirma Rosana. En concreto, hace dos años, el Ayuntamiento se comprometió a arreglar las instalaciones de Miribilla. “Este año las aulas se nos han vuelto a inundar” añade. Han cambiado el formato de sus quejas, pero el objetivo sigue siendo el mismo. Rosana recalca, además que llama la atención que sea “un colegio nuevo, porque no tiene más de diez años”.

A la lucha que mantiene la AMPA de Miribilla se suma la mejora de la calidad de su educación y la percepción que se tiene del colegio: “Dicen que somos el peor colegio de Bilbao. Llevamos mucho tiempo reclamando una mejora en la educación, otros perfiles académicos... Creemos que nuestros niños y niñas no tienen las mismas oportunidades”.

El 60% de los alumnos de la escuela proceden del País Vasco y de ellos, la mitad son de etnia gitana. El 24% procede de África, el 8,5% de Sudamérica, el 6% de otros países de Europa y el 1,5 % de Asia. Las madres raperas de Miribilla afirman que esta realidad es riqueza y que debe protegerse: “Estamos orgullosas de pertenecer a esto, culturas diferentes pero nunca hay un mal gesto”.

En febrero, el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, otorgó el premio de cooperación al desarrollo 'Bilbao norte-sur' al colegio. El galardón reconoce a los centros educativos que dedican parte de sus horas lectivas a la formación en valores, especialmente en los ámbitos de la solidaridad, la interculturalidad y la defensa de los derechos humanos. 'Miribilla rules' fue el nombre del proyecto premiado, que consistió en la formación de un coro donde participaron sesenta alumnos además de las familias.

El pasado diciembre, la escuela publicó el documental que también narra el valor de la diversidad que viven las aulas. El título de la pieza audiovisual es la misma que el del proyecto premiado y fue un proyecto de Producciones Bideografik con la colaboración de Euskal Herria 11 kolore y Miribillako Gurasoak. “Alejaos de vuestros prejuicios y acercaos al mundo. ¡La escuela de Miribilla tiene abierto su corazón! ¡Abrid vuestras mentes!”, gritaban sus voces.

Sin embargo, la asociación de madres y padres cree que las instituciones de Bilbao no han apostado del todo por su escuela, “una plegaria que el 'Ayunta' no escucha”. Así, en la canción denuncian hechos como que “hay goteras, todo se inunda”, “Policía Local en la entrada del colegio” cuando quisieron pintar la fachada o “que les faltan los recursos”; aunque, eso sí, “les sobran los valores”.

Las madres raperas de Miribilla le han cantado sus reivindicaciones a las autoridades y, mediante su rap, pretenden hacer ver a la ciudadanía que la interculturalidad, de la que todos forman parte, es un bien que se debe proteger y valorar y, mediante su nueva forma de denuncia, reclaman una mejora directa para los alumnos y alumnas de Miribilla.

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