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La desigualdad está detrás del 10% de las muertes de hombres en Euskadi

Imanol Montoya.

Eduardo Azumendi

La mala salud y el riesgo de muerte no se distribuyen de manera uniforme entre la población. Más bien al contrario, tienden a concentrarse en las capas sociales menos favorecidas. Por eso, conocer estas desigualdades en salud es de gran importancia ya que pueden reducirse mediante políticas sociales y sanitarias adecuadas. La tesis doctoral realizada por Imanol Montoya en el Departamento de Economía Aplicada III (Econometría y Estadística) de la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad del País vasco ha cuantificado, por primera vez en la comunidad autónoma, el impacto que las desigualdades socioeconómicas tienen en la mortalidad general y en las principales causas de mortalidad. El estudio ha concluido que en el caso de los hombres hay un promedio de dos fallecimientos diarios atribuibles a las desigualdades sociales en la salud relacionadas con el lugar de residencia.

“El análisis de la distribución geográfica de indicadores de salud es muy importante para poder desarrollar políticas públicas adecuadas que permitan reducir las desigualdades en salud”, explica el economista, quien ha desarrollado su trabajo en colaboración con el Departamento de Salud del Gobierno vasco.

Montoya ha estudiado la asociación entre la mortalidad y la privación socioeconómica en dos períodos de tiempo (1996-2001 y 2002-2007) y el cambio que ha habido entre los dos períodos, separadamente para los hombres y para las mujeres en las secciones censales de la Euskadi. Se ha analizado tanto la mortalidad general como las principales causas de mortalidad.

El nivel socioeconómico de cada área geográfica ha sido caracterizado usando un índice que tiene en cuenta cinco indicadores socioeconómicos: porcentaje de trabajadores manuales, desempleo, asalariados eventuales, instrucción insuficiente e instrucción insuficiente en jóvenes. Para la estimación de la asociación entre la mortalidad y la privación socioeconómica se han utilizado métodos estadísticos complejos. La principal conclusión de este trabajo “es que existen desigualdades socioeconómicas muy relevantes en la mortalidad general y en varias de las principales causas y que estos resultados son más evidentes para los hombres que para las mujeres. En las zonas más desfavorecidas socioeconómicamente el riesgo de mortalidad es claramente superior al de las zonas más favorecidas”.

En el caso de los hombres, se ha mostrado que el número total de muertes atribuibles a las desigualdades es relevante: 5.278 fallecimientos en el período 1996-2001 y 4.475 en el período 2002-2007. “Eso supone prácticamente un 10 % sobre el total de fallecimientos en los hombres”, explica Montoya.

Sida y cirrosis

Entre las mujeres, la influencia de las desigualdades socioeconómicas del lugar de residencia en la mortalidad es menos marcada. Privación y mortalidad general se asocian de forma positiva únicamente durante el primer periodo examinado, pero dicha asociación no es estadísticamente significativa. Sí hay un nexo estadísticamente significativo entre la privación socioeconómica y algunas causas específicas de fallecimiento: en concreto, la asociación es positiva en muertes atribuidas a cáncer de estómago, diabetes, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) o cirrosis, y negativa en defunciones por cáncer de pulmón.

La mortalidad por cirrosis se concentra, asimismo, en las áreas más deprimidas, tanto en hombres como en mujeres. El caso más extremo es el que se refiere al sida, pues el estudio atribuye a las desigualdades socioeconómicas casi el 50% de las defunciones por esta enfermedad, tradicionalmente asociada al consumo de drogas.

El estudio, realizado en dos períodos, ha obtenido resultados que persisten en el tiempo: “tanto en un período como en el otro, los resultados son prácticamente equivalentes”, concluye Montoya. Destaca, sin embargo, que desde 2008 la comunidad autónoma sufre una crisis económica de gran envergadura y este trabajo analiza la mortalidad hasta el año 2007. “En el futuro, estos resultados pueden resultar valiosos para analizar el efecto que pueda tener la crisis sobre las desigualdades socioeconómicas en la mortalidad en el País Vasco”, señala el investigador. “En la comunidad autónoma existen diferencias relevantes en el riesgo de mortalidad dependiendo de dónde se viva. Es, por tanto, necesario seguir monitorizando e investigando en este sentido e intensificar las políticas que reduzcan estas desigualdades sociales”.

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