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¿Cómo ha reaccionado el tercer sector ante la crisis?

La Cruz Roja ofrece un servicio de meriendas solidarias para menores de familias con pocos recursos.

Eduardo Azumendi

El Tercer Sector, integrado por organizaciones de la sociedad civil sin ánimo de lucro que trabajan en el área de los servicios sociales para luchar contra la exclusión social, no ha sido inmune a la crisis. Aunque se trata del motor principal que dinamiza la incorporación social de las personas en exclusión (por encima de la Administración), en los últimos años estaba mostrando síntomas de debilitamiento. La crisis económica se inició en 2008, pero no fue hasta 2010 cuando el tercer sector empezó a notar sus efectos. Un informe de la Fundación de PwC, la Fundación La Caixa y el Instituto de Innovación Social de ESADE evidencia que entre un 20% y un 30% de las entidades del sector no han llegado a adaptarse al nuevo contexto y han abandonado su actividad en los últimos dos años. En la actualidad, el Tercer Sector Social cuenta en Euskadi con más 3.000 organizaciones, 125.000 voluntarios y 30.000 empleos.

El estudio analiza, con la colaboración de 93 entidades representativas del sector (incluidas varias vascas), la evolución de cuatro dimensiones claves para el desarrollo del tercer sector social: la financiación pública, la financiación privada, los recursos humanos y la demanda de necesidades sociales. El trabajo, recogido por el Centro de Documentación y Estudios de la Fundación Eguía Careaga, pone de relieve que durante el periodo comprendido entre 2010 y 2012 el tercer sector vivió un cambio del entorno en el que acostumbraba a operar, caracterizado principalmente por la caída de la financiación frente al incremento incesante de las situaciones de pobreza y exclusión social.

Las instituciones suponen la principal fuente de ingresos y de financiación (más del 60%). En cuanto a la aportación del sector privado, se ha reducido en un 14% desde 2010 debido, principalmente, a la pérdida de peso de las aportaciones de las cajas de ahorros, resultado de la reestructuración del sector bancario.

En cuanto a los recursos humanos, el estudio destaca que los efectos de las crisis no se notaron hasta 2012, debido a que el año anterior muchas entidades empezaron a reajustar sus plantillas a la nueva realidad presupuestaria. “Tanto trabajadores como voluntarios sufrieron un descenso causado por la reducción del número de programas y entidades activas. Ante esta nueva situación, las entidades que actúan en el ámbito de la acción social, con mayoría de ingresos privados y un mayor peso de trabajadores respecto a voluntarios, fueron las que mostraron mayor capacidad para hacer frente a los cambios”.

Según las previsiones del informe, en los próximos años se producirán caídas en la financiación de entre un 3% y un 6% respecto a 2012. En ninguno de los escenarios considerados la financiación volvería a niveles previos a los de la crisis. “No se espera una recuperación a corto plazo de la financiación pública, lo que implica que las entidades necesitan adaptarse al nuevo entorno en el que van a desarrollar su actividad”. Por ello, el estudio señala que las opciones de crecimiento serán las asociadas al sector privado, y principalmente a socios particulares y empresas, dado el recorte de las aportaciones de las cajas de ahorros.

El Gobierno vasco ya ha aprobado un proyecto de ley que regulará el Tercer Sector Social de Euskadi. Se trata de una norma largamente anhelada por las organizaciones que integran este ámbito, ya que les dotará de seguridad jurídica e incluso de estabilidad económica.

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