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El regreso de la sífilis

Eduardo Azumendi

¿Cómo es posible que unas enfermedades que parecían desterradas de las consultas de los especialistas en la década de los 90 vuelvan ahora a resurgir con fuerza? Es el caso de enfermedades de transmisión sexual (ITS), como la sífilis, la clamidia, la gonorrea y el herpes, que asoman con fuerza. Han regresado a las consultas y lo han hecho para quedarse, O eso es lo que temen los especialistas, que achacan este resurgimiento al abandono del sexo seguro (uso del preservativo), que tan buenos resultados dio desde mediados de la década de los 80 como principal argumento para combatir el sida. El hecho de que esta enfermedad prácticamente se haya convertido en crónica, es decir, que gracias a la medicación que existe en el mercado los pacientes ya no mueren pero siguen enfermos de por vida, ha hecho bajar la guardia.

En los últimos cinco años, los casos de sífilis en las consultas de los especialistas vascos han crecido de manera exponencial, pasando de 1os 10 registrados en el año 2003 a los 68 de 2011. Con la gonococia pasa lo mismo: de 43 casos en 2005 a 163 en 2011. Un avance imparable, similar al del resto de España.

Las enfermedades de transmisión sexual son uno de los principales factores de riesgo para la transmisión del virus del sida, tanto por la proporción de personas afectadas, como por las complicaciones y secuelas que llevan aparejadas si no se tratan a tiempo. Uno de los mayores problemas para atajarlas radica en que la mayoría de las personas infectadas no saben que lo están hasta que la enfermedad se muestra en un estado avanzado, con lo que el peligro de contagio se extiende. Xabier Camino, integrante de la Unidad de ITS de San Sebastián, recalca que el resurgimiento de la sífilis refleja la falta de medidas de prevención por parte de las personas que se infectan y la pérdida del miedo a contagiarse.

“La sífilis”, explica, se está centrando, sobre todo, en los homosexuales. Los que tienen cierta edad, a partir de 45, vivieron la época más dura del sida, con la muerte de muchas personas. Pero los jóvenes no han conocido esos momentos, han conocido el sida como una enfermedad crónica, que no mata. Y le han perdido el miedo“.

Es la misma teoría de Daniel Zulaika, coordinador del Plan del Sida en Euskadi, que muestra su preocupación ante la imposibilidad de romper el suelo de los 175 nuevos diagnósticos de VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana) que se hacen cada año en Euskadi. “No tiene ninguna lógica que con el nivel de conocimiento que hay actualmente se sigan infectando cada año 175 personas”.

Enfermedad crónica

La muerte en cadena de los pacientes infectados de sida en los primeros años de la enfermedad fue el motor que disparó el sexo seguro. Sin embargo, una vez que la enfermedad ha dejado de ser mortal, la guardia se ha bajado. “En medicina hay un dicho: un avance en el tratamiento, dos pasos atrás en prevención. Y en el caso del sida se cumple totalmente. Los medicamentos antiretrovirales han permitido que el sida se cronifique y, a la vez, que se le pierda el miedo”.

El colectivo gay es uno de los más afectados, con el 50% de los nuevos diagnósticos de sida cada año. “De acuerdo que es una enfermedad crónica, pero es una enfermedad que requiere de un tratamiento costoso y que exige tomar unas pastillas todos los días de tu vida”. El coste del tratamiento puede rondar de media los 8.200 euros por paciente y año.

Con la globalización todo se ha vuelto más complicado y también se ha transformado la manera de relacionarse sexualmente. “Internet se ha convertido en una herramienta útil para tratar de concienciar. Por ejemplo, en la página www.osakidetza.euskadi.net existe una consulta on line para el colectivo gay. Más de 3.000 personas entraron el año pasado y alrededor de 100 completaron el test y siguieron todas las indicaciones”.

El aumento de las enfermedades de transmisión sexual, además de reflejar el abandono del sexo seguro, implica más casos de sida en el futuro. Como los síntomas del VIH pueden tardar años en aparecer, los especialistas prevén que las relaciones sexuales de riesgo de hoy se traducirán en nuevos casos de VIH a medio y largo plazo. Es la paradoja de esta enfermedad: al ya no es la muerte el motor del cambio hacia prácticas sexuales más seguras.

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