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De series y periodismo

Una imagen de la serie 'Mr. Bates vs The Post Office' de ITV

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La serie Mr Bates vs Post Office de la televisión británica ITV ha batido récord de audiencia este enero. Es la serie más vista desde 2017 y una de las que ha conseguido más espectadores en la última década. Relata de manera bastante fiel a la realidad la lucha de Alan Bates y de otros cientos de administradores de oficinas de correos en el Reino Unido contra la empresa pública Post Office y su sistema informático Horizon, de la multinacional Fujitsu, que alteraba por error las cuentas de las oficinas y provocó miles de acusaciones falsas de fraude. 

Unos días después de la emisión de la serie, el primer ministro Rishi Sunak anunció que presentará una ley para exonerar y compensar más rápido a los responsables de pequeñas oficinas que fueron injustamente acusados y en algunos casos hasta encarcelados. Las portadas y los boletines de noticias están plagados de testimonios de afectados y esta historia local ha llegado ahora también al New York Times, Le Monde y elDiario.es.

Una de las lecciones que muchos han sacado es el poder de las series, especialmente las que utilizan la realidad con alguna licencia poética para el entretenimiento. La narración en la ficción tiene una capacidad de provocar empatía que a veces no produce una mera crónica de la realidad. Y una historia contada en pantalla tiene una fuerza emocional extra.

Pero, en verdad, la serie está basada en el libro de un periodista Nick Wallis, que empezó a contar la historia en la BBC en 2011 y que ha trabajado ahora como consultor para esta producción de ITV. 

A lo largo de los años, múltiples investigaciones periodísticas han contado los detalles de lo que estaba pasando en medios locales, especializados (el primero que investigó más a fondo fue Computer Weekly, en 2009) y nacionales. Tampoco se puede decir, en realidad, que tras la injusticia de las condenas a los llamados postmasters por delitos que no habían cometido los tribunales o los políticos no reaccionaran, aunque parte del escándalo estallara a la vez que la pandemia.

El título de la serie es el del nombre del caso que llegó al Alto Tribunal del Reino Unido, que en 2019 dio la razón a Bates y abrió la puerta para la anulación de condenas erróneas y la compensación de las víctimas. Varios diputados, conservadores y laboristas, ayudaron en la causa de los afectados, había ya una comisión de investigación en curso y en septiembre de 2023 el Gobierno de Sunak anunció una compensación de 600.000 libras (unos 700.000 euros) para quien no la hubiera conseguido por acuerdos extrajudiciales con la empresa de correos. 

Pero la atención de estas últimas semanas es inédita y esto es lo que puede desatascar las compensaciones prometidas y que siguen sin llegar para muchos pese a la injusticia que les causó la ruina y el aislamiento en su comunidad. La serie, centrada en la labor heroica de Bates, ha centrado el foco.

Sin duda, hay mucho que aprender y admirar del poder de las series bien hechas como ésta, pero también hay que recordar que una de las claves de su éxito es que está basada en periodismo bien hecho. 

El entretenimiento e incluso la televisión convencional tienen un alcance que a los periodistas de medios escritos a menudo nos produce perplejidad y admiración. Una buena serie puede ser un ejemplo de cómo contar bien una historia igual que las novelas tienen un poder especial para ayudarnos a entender la realidad, en particular a través de eso tan difícil que es ponerse en el lugar del otro. Pero también es justo reivindicar que sin los hechos documentados por el esfuerzo de periodistas durante años la serie nunca habría existido, o no de esta manera. Ésta es una historia de un héroe que no se rindió (Bates), de los villanos (y hay unos cuantos por acción u omisión), pero también de gente normal que hizo su trabajo.

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