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Ecologistas frente a la OTAN

Imagen de archivo del presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg.

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“La seguridad de la gente no se puede basar en grandes presupuestos militares, las bombas más grandes y los estados policiales más fuertes. Se debe basar en la seguridad ecológica, la seguridad económica, la seguridad cultural, la seguridad política y de género. La reconstrucción de estas múltiples seguridades es el único modo para crear paz, justicia”. Estas palabras de la activista ecofeminista Vandana Shiva sintetizan la posición de las y los ecologistas de todo el Estado, frente a la cumbre de la OTAN que se celebrará en Madrid los próximos 29 y 30 de junio:

La entusiasta acogida de esta cumbre por parte del gobierno de Pedro Sánchez se produce en un momento en el que la OTAN, una organización de carácter militar controlada por EEUU, que defiende fundamentalmente los intereses de dicho país y que estaba siendo muy cuestionada por diversos actores en los últimos años, ha vuelto a tomar protagonismo tras la invasión de Ucrania por parte del gobierno ruso. En este contexto se inscriben también las palabras del presidente del Gobierno anunciando aumentos muy importantes de los presupuestos militares hasta 2030, y la utilización de una retórica bélica cada vez más cruda por distintos miembros del Gobierno y de algunos de nuestros representantes en la UE entre los que cabe destacar a Josep Borrell, justificando el aumento del gasto militar y legitimando la guerra como mecanismo de resolución de conflictos. Estos elementos, junto a la apuesta incondicional por la OTAN forman parte de una escalada militarista en toda regla.

En un contexto de emergencia climática, crisis ambiental global y agotamiento de los combustibles fósiles y otros recursos naturales, en el que se agudizan las tensiones entre los territorios, se incrementa la presencia militar y el riesgo de conflictos armados por el control de dichos recursos, es ineludible hablar de gasto militar y militarismo. No solo por los enormes impactos ambientales y la muy significativa contribución del sector militar –que sin embargo suele estar invisibilizada y excluida de las grandes discusiones climáticas– a las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI); sino porque la consideración del calentamiento global como factor desestabilizador de las relaciones internacionales por parte de gobiernos y organizaciones como la OTAN se utiliza cada vez más como justificación de la escalada militarista.

Se estima que las emisiones de CO2 de los ejércitos de todo el mundo generan entre un 5 y 6% del total de emisiones de carbono. Las fuerzas armadas de EE.UU. (responsable del 38% del gasto militar global) [1] consumen más petróleo y emiten más GEI que la mayoría de los países de tamaño medio. La actividad militar de EE.UU. fue la responsable de la emisión de 212 millones de toneladas de CO2e durante el año 2017, casi el doble de las emisiones de Bélgica (114 millones de toneladas) o la mitad de las de Francia (471 millones) durante el mismo año. Según distintos estudios, como se recoge en el [2] informe Militarismo y Crisis Ambiental del Centre Delàs, el deterioro ambiental y el aumento de las emisiones de GEI son inherentes a los procesos de militarización de las sociedades.

Pero además de contribuir al calentamiento global, el aumento del gasto militar detrae recursos que podrían invertirse en frenarlo y en mejorar la capacidad de adaptación a sus consecuencias bajo criterios de justicia social y climática. Este concepto, el de justicia climática, es clave en un mundo en que los desplazamientos humanos por causas ambientales –especialmente en países del Sur global con una responsabilidad histórica mínima en la generación del calentamiento global– no dejan de aumentar y en el que los derechos de las personas migrantes se vulneran de forma sistemática en las fronteras militarizadas.

Nos oponemos a la militarización de las sociedades, a todas las guerras, a todas las invasiones. Creemos que ninguna transición ecológica será posible sin procesos de desarme y desmilitarización que incluyan la reducción del gasto militar mundial, la reconversión de la industria armamentística y el desmantelamiento del arsenal nuclear, un escenario en que una organización como la OTAN no tiene cabida. 

Es por esto que ecologistas de todo el estado, diversas y organizadas, hacemos un llamamiento a vernos en las calles, el próximo 26 de junio a las 12h, en la manifestación contra la celebración de la Cumbre de la OTAN en Madrid. La protesta, que se desarrollará entre Atocha y la Plaza de España, está convocada por la Plataforma Estatal por la Paz: OTAN no, la Asamblea OTAN NO Madrid y la Asamblea Popular contra la Guerra. Desde el mes de octubre de 2021, Ecologistas en Acción junto con decenas de colectivos, organizaciones y movimientos sociales de todo el estado, trabaja para dar una respuesta social a la celebración de esta Cumbre militar, que “blindará” Madrid el 29 y 30 de junio a instancias de Pedro Sánchez y su gobierno con 10.000  efectivos policiales

Ecologistas en Acción participará también en la Cumbre por la Paz que se celebrará en el Auditorio Marcelino Camacho de CCOO, los días 24 y 25 de junio y que contará con el concurso de movimientos sociales y de referentes culturales como la periodista Olga Rodríguez o el escritor e investigador Carlos Taibo.

Bajo el lema “NO a la OTAN, NO a las Guerras. Por la Paz”, y  las reivindicaciones “Bases Fuera y ”NO a los presupuestos militaristas. Vuestras guerras NO las pagamos“ hacemos esta llamada a la protesta en defensa de la vida. Nos manifestamos porque la protesta organizada es una herramienta para la transformación social frente a la escalada bélica -no podemos olvidar que a día de hoy hay guerras o conflictos además de Ucrania en Siria, Yemen, Etiopía, Afganistán, Sáhara, Palestina o Somalia…- y la emergencia climática mundial. Protestamos a sabiendas de la criminalización y persecución que sufren las defensoras de derechos humanos y del planeta. Mientras escribimos estas líneas, 14 compañeras ecologistas han sido detenidas por la brigada antiterrorista. Su delito fue denunciar la crisis climática frente al Congreso, empapando sus paredes de remolacha mezclada con agua. Mientras ”el Ministerio del Interior ha ordenado que se someta a una vigilancia exhaustiva cualquier tipo de convocatoria, por minoritaria que parezca“, las ecologistas nos organizamos, nos manifestamos para defender el derecho a la vida y animamos a participar en los actos y movilizaciones convocadas. 

Con Vandana Shiva, el enfoque de seguridad que defendemos está basado en las necesidades y los derechos de las personas. El modelo de securitización y militarización a escala nacional sirve de poco frente a problemas globales como la crisis ambiental a la que ya nos estamos enfrentando.  

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