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La falacia del rearme y la paz

Un grupo de soldados ucranianos.

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Se cumplen diez años de la actual guerra de Ucrania y dos desde la invasión inesperada de su territorio por parte del ejército ruso. Donald Trump exige que Europa se rearme, dejando entrever que un improbable abandono por parte de EEUU de la OTAN dejaría el continente europeo sin capacidad de disuasión militar frente a Rusia. La vía militar ha llevado a que la UE  y sus principales economías aceleren el paso hacia el 2% del PIB en gasto militar. Alemania puede alcanzarlo este año, con lo que pasaría de 55 mil millones de dólares en 2022 a más de 90 mil en 2024, convirtiéndose en el cuarto o incluso tercer país con mayor gasto militar del mundo, pudiendo superar a Rusia. El resto de socios europeos siguen la misma senda; pero, ¿va a traer esta nueva carrera de armamentos auspiciada por la OTAN la paz a Europa?

1. La militarización de Europa, que no es nueva, no ha evitado la guerra en Ucrania. Europa ya se encuentra entre las regiones con mayores capacidades militares del mundo según varios indicadores de militarización, como el gasto militar, el personal militar o la posesión de armamento. Los países miembros de la UE atesoran el segundo gasto militar más grande del mundo, solo por detrás de EEUU. Europa, EEUU y la OTAN dedican muchos más recursos que Rusia a gastos militares.  En 2022, según los datos Sipri de gasto militar, los países de Europa Occidental y central tienen un gasto militar cuatro veces superior al ruso, EEUU multiplica por 11 el presupuesto militar de Rusia y el conjunto de países de la OTAN lo multiplica por 14. 

Según el Global Fire Power, que analiza el poder militar de los estados con base en diversos indicadores, solo siete países de Europa (Reino Unido, Francia, Alemania, España, Italia, Polonia y Suecia) tienen unas fuerzas armadas más numerosas que las rusas y superan en algunos armamentos a Rusia. El conjunto de la UE supera con creces las capacidades militares rusas. 

2. La tutela de la OTAN no ha facilitado la construcción de paz en Europa. La militarización sin límites del bloque occidental impulsada por la OTAN aumenta la percepción de amenaza  por parte de sus hipotéticos rivales políticos. El ADN belicista de una organización militar como la OTAN ha determinado la respuesta Europea a los retos de seguridad en el continente desde la caída del muro de Berlín. Es probable que sin la OTAN, es decir, sin EEUU, Rusia hubiese sido encajada en el marco de seguridad europeo no como un enemigo a batir sino como un vecino más. Es probable que, sin la tutela de la OTAN, Europa no se hubiera embarcado en una guerra de estas características, o incluso que no se hubieran dado las condiciones para que Ucrania se convirtiera en un campo de batalla esta última década.

3. La historia demuestra que el rearme no significa más paz. El 2% del PIB en Defensa es, primero, una cifra arbitraria que no responde a ningún análisis riguroso de su utilidad. Nada indica que más gasto militar implique más seguridad ni más paz para Europa. Las épocas en que en Europa el gasto militar ha aumentado y se ha producido una carrera de armamentos han sido el preludio de las grandes guerras. Una política de seguridad y defensa eficaz es la que consigue evitar la guerra y no la que alienta o perpetúa conflictos armados.  

4. La gran beneficiada es la industria militar. Según el Top 100 de empresas de armas del SIPRI, la industria militar Occidental y de sus aliados suponen más del 70% de las principales empresas de armas el mundo, donde las rusas son minoría. Si bien es cierto que Rusia está desarrollando una economía de guerra que hace prever un largo conflicto en Ucrania, Europa no le va a la zaga. Las empresas de armas europeas conforman el segundo sector económico que más crece, solo por detrás del de la inteligencia artificial, con un 31% el último trimestre, que desde 2021 ha duplicado su cotización bursátil. La inversión en armas se ve alentada por el objetivo del 2% del PIB para gastos militares de la OTAN.

Las opiniones de que más gasto militar evitará la guerra en Europa son infundadas y la creencia de que la carrera de armamentos servirá para conseguir la paz solo beneficia al negocio de las armas. La cifra arbitraria que marca el 2% del PIB en gastos militares es un objetivo económico que favorece la producción y proliferación de armas, aunque sin justificación alguna en cuanto a la consecución de mayores cotas de paz y seguridad.

La guerra en Ucrania no se ha producido porque falten armas o militares en el continente europeo; en Europa hay más capacidades militares que en Rusia y ello no ha evitado la invasión de Ucrania. La vía militar se ha demostrado incompetente para conseguir la paz en Europa. Más que de rearme, en Europa se debería estar hablando de alto el fuego, negociación, acuerdo de paz y plan de desarme y desmilitarización para construir la paz del futuro en el viejo continente. 

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