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Parlamentarismo gitano para erradicar el odio

Ismael Cortés, diputado de Unidas Podemos.

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El pasado 30 de mayo se aprobó en el Congreso de los Diputados la Proposición de Ley Orgánica complementaria de la Ley integral para la igualdad de trato y la no discriminación que recoge exclusivamente la inclusión del antigitanismo en el Código Penal. Dicha proposición contó con los votos a favor de todo el arco parlamentario, a excepción de las 50 abstenciones del Grupo Parlamentario Vox. 

La cronología parlamentaria de este hito nace durante el debate para la toma en consideración de la Ley de Igualdad de Trato y no Discriminación el pasado 16 de febrero de 2021. En dicho debate, varios grupos expresaron las debilidades del texto e incluso el diputado Ismael Cortés alertó sobre la pérdida de oportunidad que suponía no dotar a nuestro país de una vacuna potente contra el odio que situara el antigitanismo al mismo nivel que el antisemitismo, ausente en el articulado. Tres meses más tarde tanto el diputado Ismael Cortés como Sara Giménez registraron sendas enmiendas para la inclusión del antigitanismo como agravante y como delito de odio en el Código Penal.

En este contexto, los grupos parlamentarios de Unidas Podemos, Republicano, Ciudadanos y Socialista registraron conjuntamente en marzo de 2021 la creación de una Subcomisión para el estudio de un Pacto de Estado contra el Antigitanismo y la Inclusión del Pueblo Gitano, que finalmente quedó aprobada en el Pleno a finales de mayo de 2021, aunque las comparecencias no comenzaron hasta el 16 de febrero de 2022. Durante las 28 comparecencias celebradas hasta el momento, la práctica totalidad de las personas expertas han  acordado la necesidad de incluir el antigitanismo en el Código Penal como primer paso legislativo para reparar la situación del Pueblo Gitano en España. Es este consenso en torno a la medida lo que impregnó irremediablemente la negociación de la Ley de Igualdad de Trato en palabras de la diputada Pilar Calvo, hasta que el Grupo Socialista accedió finalmente a su aceptación el mismo día de la votación en la Comisión de igualdad. 

La aprobación del antigitanismo en el Código Penal ha generado un cambio en el espíritu de la ley de Igualdad de Trato, que ha pasado de ser nombrada por el grupo socialista como “Ley Zerolo” a ser nombrada popularmente como la “Ley del Antigitanismo”. Este cambio no es baladí, puesto que dicha modificación ha derivado en el debate y votación por separado de la enmienda a través de la proposición de Ley Orgánica complementaria que tuvo lugar recientemente. En dicho debate, pudimos ver a las tres personas diputadas miembros de la comunidad gitana mostrar su profunda satisfacción ante la aprobación de esta medida, bajo la mirada petrificada de las esculturas de los Reyes Católicos que custodian la tribuna del Congreso de los Diputados. Entendamos que fueron esos mismos reyes quienes firmaron la primera pragmática antigitana en 1499 estableciendo la prohibición de trabajar a la población gitana a excepción del trabajo esclavo a las órdenes de un señor, la prohibición de la itinerancia, así como el uso de las señas identitarias y lingüísticas bajo pena de castigo físico, mutilación corporal, expulsión y cadena perpetua, infundiendo este trasfondo antigitano durante más de 250 leyes posteriores hasta la derogación de la ley de peligrosidad y rehabilitación social en 1995. 

Son los cuerpos de las mujeres gitanas que sufrieron el castigo de latigazos y la reclusión en Casas de Misericordia, son los brazos de los varones gitanos condenados a galeras o trabajo esclavo en las minas y arsenales de marina, son las lágrimas de esos niños y niñas gitanas arrancados de sus familias las que flotaron el pasado jueves sobre la atmósfera del Congreso de los Diputados. Son anhelos de libertad guardados durante más de cinco siglos los que guiaron este primer paso de reconciliación legislativa. 

Las paredes del Congreso de los Diputados escucharon la historia antigitana de España en la propia voz de las señorías gitanas, oyeron el lamento antiguo por los intentos de exterminio y se impregnaron de lengua romaní. Es justo, además, hacer especial mención a la diputada María Dantas, que inundó con lágrimas de alegría su intervención en el Pleno, porque ha sentido y luchado durante todo este proceso como si fuera una gitana más. Solo el grupo parlamentario Vox intentó romper aquel momento histórico y emotivo, sin conseguirlo, exponiendo su disconformidad ante la lucha contra un antigitanismo sostenido durante 600 años. 

Con esta medida, se pretende iniciar la reconstrucción de la confianza mutua entre las instituciones y el pueblo gitano. Confianza que debe seguir avanzando a través de la formación en los operadores jurídicos y el acceso a la justicia, el acceso a una educación libre de prejuicios antigitanos, la libertad de vivir fuera de los guettos, el florecimiento de científicas y científicos gitanos, el impulso de artistas, el ejercicio libre de las profesiones, el fin de la criminalización de la juventud gitana, etc. 

El parlamentarismo gitano ha dado una lección histórica poniendo los intereses comunes por encima de los colores políticos. Gracias a esta lección, la penalización del odio, la hostilidad, la discriminación, la lesión de nuestra dignidad y la violencia por motivos antigitanos abre una puerta en la historia de España que siempre estuvo bien cerrada. Ahora que la puerta se ha abierto, toca recorrer este nuevo camino que ya no tiene marcha atrás. 

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