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El Día Internacional del Pueblo Gitano con Eleazar, nuestro hermano

Mujeres cosen la bandera del pueblo gitano para celebrar su aportación al progreso y la cultura
7 de abril de 2021 23:14 h

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Este 8 de abril, Día Internacional del Pueblo Gitano, se cumplen 50 años del I Congreso Mundial Romaní que adoptó la bandera, la efeméride y el himno que utiliza la diáspora romaní en todo el mundo. Tras estos 50 años, la población gitana española seguimos reclamando nuestros derechos como el primer día, poco o nada han avanzado las instituciones desde entonces. El acceso a la justicia que hace valer nuestros derechos sigue siendo una carrera de obstáculos. La libertad, la vida y la integridad física y moral de las personas (también gitanas) son derechos fundamentales que recoge nuestra Constitución. Por tanto, en teoría ninguna persona (aunque sea gitana) puede recibir tortura ni penas o tratos inhumanos o degradantes. Sin embargo, tras esos 50 años de institucionalización del Día Internacional del Pueblo Gitano, en España los tribunales afirman que asesinar a un joven gitano de una paliza entre 10 guardias es legal sobre todo si es discapacitado y te hace sentir un cobarde.

El antigitanismo es una forma de discriminación contra las personas romaníes basada en estereotipos y prejuicios. Ancla sus raíces en la seriación legislativa de la historia de España, se propaga a través de los productos culturales, infecta las mentes de todas las personas independientemente de su rol social, político o económico y su consecuencia más directa es impedir que parte importante de la sociedad española (esa que es gitana) acceda a sus derechos en igualdad de condiciones. Los estereotipos y prejuicios antigitanos se instalan tan profundo en las mentes que son indetectables por la conciencia. Se activan de forma automática independientemente de las intenciones, lo que quiere decir que por mucho que una persona se comprometa con la igualdad del 8 de Marzo o ponga un tweet #BlackLivesMatter, puede también activar automáticamente sus estereotipos antigitanos y desplegar todo un repertorio de conductas prejuiciosas mientras se sigue autopercibiendo como persona igualitaria. ¿Disonante, cierto? Simplemente, cuando perciben a una persona gitana en su radio de acción, “una intuición extraña” les avisa al oído que las personas romaníes son unas discapacitadas sociales que dan miedo y hay que protegerse de ellas. Además, estos estereotipos antigitanos tienen género, lo que quiere decir que los estereotipos antigitanos sobre las mujeres son diferentes de los estereotipos sobre los varones. De esta forma, mientras las mujeres gitanas son estereotipadas y prejuzgadas como discapacitadas sociales sumisas, embaucadoras y mentirosas, los varones gitanos son estereotipados y prejuzgados como discapacitados sociales, vagos y violentos, entre otras perlas.

La realidad es que un chaval gitano llamado Eleazar con un 75% de discapacidad visible (reconocida por las instituciones pertinentes y por los propios testigos de la agresión) tiene el miedo normal de cualquier chico con su edad mental que se ha perdido en un estadio de fútbol, sobre todo si es agredido cruel e injustamente por no encontrar a su familia. Sin embargo, los guardias no reconocen en Eleazar a un ser humano con derecho a su libertad, su vida y su integridad física y moral sólo porque es un varón gitano discapacitado. Eleazar encajó como un guante en los estereotipos y prejuicios de los guardias que lo agredieron hasta morir. Donde había un chico con una discapacidad mental asustado y perdido, ellos vieron un varón gitano que les pareció un inadaptado social agresivo. No le miraron a los ojos para comprender su edad mental ni su desorientación, sentir empatía y ayudarle a encontrar a su familia. Sino que se murieron de miedo por encontrarse con un gitano y por eso lo patearon hasta que dejó de respirar.

Podemos pensar que este tipo de situaciones pueden acercarse a la justicia y la reparación si se accede a los tribunales para hacer valer los derechos vulnerados ¿No es así como dicen que se construye cualquier democracia? Pero no, en el caso de Eleazar la Fiscalía afirmó que no ve delito en su asesinato desatendiendo las evidencias en contra. ¿Será que la Fiscalía está presa de los mismos estereotipos y prejuicios que los guardias? ¿Querrá mantener ese status quo en el que matar gitanos al estilo Ku Klux Klan es legal? Es como si un niño de seis años se pierde, lo asesinas porque te aterrorizan los niños desde que un amigo te contó una película donde los niños eran los malos y la Fiscalía para arreglarlo, dice que dicha conducta es deseable y sobre todo legal.

La realidad es que diferentes tratados internacionales de derechos humanos ratificados por España, y por tanto vinculantes, afirman que los estereotipos y prejuicios son un obstáculo de acceso a la justicia. La justicia, ese otro derecho fundamental responsabilidad del Estado que se escapa como el agua entre los dedos cuando se trata de proteger a las personas gitanas. En este sentido, el Estado está en la obligación no sólo de erradicar estos prejuicios y estereotipos antigitanos, sino que además debe prevenir su aparición, reparar a las personas que los sufren y garantizar que no se van a volver a repetir.

Por eso este año, en el Día Internacional del Pueblo Gitano, las comunidades gitanas españolas queremos denunciar este asesinato y dejar claro que no nos vamos a rendir hasta conseguir un sistema de Justicia más justo para todas las personas independientemente de la cultura a la que pertenecen, de si son varones o son mujeres, si tienen discapacidad o no la tienen. Vamos a recorrer este camino junto a la familia en pos de #JusticiaparaEleazar, igual que hemos recorrido otros caminos juntos antes y no nos hemos rendido a lo largo de toda nuestra historia. Se recurrirá a todas las instancias pertinentes, se hablará con quien se tenga que hablar y el  8 de abril nos vemos para denunciar esta atrocidad en diferentes localidades españolas, como A Coruña, Santander, Madrid, Gijón, Oviedo, Siero o Valencia.

Resistiremos por Eleazar, nuestro hermano, a quien no olvidamos.

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