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Rusia: el uso de los alimentos como arma

El presidente ruso, Vladímir Putin.

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Casi un año y medio después de invadir Ucrania, Rusia está utilizando los alimentos como arma a expensas de personas de todo el mundo, especialmente los pobres y los que padecen inseguridad alimentaria.

Ucrania ha sido durante mucho tiempo uno de los grandes abastecedores de cereal del mundo y la mayor parte de ese cereal se envía a través de los puertos del Mar Negro. La Iniciativa de Cereales del Mar Negro, el acuerdo negociado por Naciones Unidas y Turquía para garantizar el flujo de cereales y otros productos alimenticios desde los puertos de Ucrania que ha durado un año, ha permitido el envío de casi 33 millones de toneladas métricas de cereal ucraniano -el equivalente a 18 000 millones de hogazas de pan- y otros alimentos. Y ha contribuido a estabilizar y reducir los precios de los alimentos en casi un 20 por ciento, después de que se dispararan tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia.

Sin embargo, el 17 de julio de 2023, Rusia se retiró del acuerdo y, como resultado, los precios del cereal inicialmente aumentaron de forma brusca. Rusia no se ha detenido ahí. Ha lanzado ataques contra silos y otras infraestructuras portuarias de Ucrania. Ha amenazado a los buques de terceros países si trataban de cargar grano desde los puertos ucranianos. Se ha aprovechado de esos precios más altos para sus propias exportaciones, mientras mantenía el grano ucraniano fuera del mercado.

La retirada de Rusia de la Iniciativa de Cereales del Mar Negro y su ataque al cereal ucraniano destinado a los mercados mundiales son actos insensibles que pondrán en peligro innumerables vidas. Para castigar a Ucrania, el gobierno ruso está optando deliberadamente por socavar la seguridad alimentaria mundial y la estabilidad de los precios en África, Asia y otras regiones que dependen de las exportaciones desde los puertos ucranianos.

El Fondo Monetario Internacional estima que la retirada de Rusia de la Iniciativa hará subir los precios mundiales de los cereales entre un 10 y un 15 por ciento. Cada aumento de un punto porcentual del coste del cereal pone los alimentos fuera del alcance de las personas vulnerables en todo el mundo, ya sea en Latinoamérica, África o Asia. En el caso de aquellas en situación de emergencia, el Programa Mundial de Alimentos de la ONU obtuvo más de la mitad de su trigo de Ucrania mientras la Iniciativa estaba en vigor. Rusia está tomando estas medidas en un momento en que el mundo está experimentando un incremento alarmante de la inseguridad alimentaria. Los conflictos, la inseguridad y los efectos del cambio climático están exacerbando la inseguridad alimentaria de millones de personas en todo el mundo, y el acrecentamiento de la inseguridad alimentaria conducirá a un aumento de la inestabilidad, los desplazados internos y los flujos migratorios irregulares.

Aunque Rusia afirma lo contrario, más de la mitad de los alimentos y dos tercios del trigo de la Iniciativa han llegado a países en desarrollo, por ejemplo en algunas de las regiones con mayor inseguridad alimentaria del mundo como el Cuerno de África y el Sahel, así como a Yemen y Afganistán. La Iniciativa ha ayudado a reducir las dificultades en los países más pobres del mundo al llevar cereal a los mercados mundiales y contribuir a bajar los precios de los alimentos para todos.

Rusia, mientras impide los envíos desde Ucrania, continúa vendiendo cantidades récord de su propio grano. La ONU ha facilitado las exportaciones de alimentos de Rusia, en coordinación con el sector privado y con Estados Unidos, la UE y el Reino Unido, para responder a las inquietudes planteadas por Rusia, aunque las sanciones del G7 no están dirigidas a las exportaciones rusas de alimentos y fertilizantes. A pesar de lo que la desinformación de Rusia pueda decirnos, Estados Unidos no ha impuesto sanciones a la exportación de productos agrícolas rusos. Ello se debe a nuestro compromiso con la seguridad alimentaria mundial. Las exportaciones agrícolas de Rusia se han recuperado a los niveles anteriores a la guerra y podrían ser aún mayores si no fuera por sus restricciones autoimpuestas a la exportación.

La reciente oferta de Putin de donar cereal a los países africanos, si alguna vez sucede, no se acercaría ni a compensar los millones de toneladas de cereal ucraniano que podrían exportarse cada mes a través de la Iniciativa. El presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, ha explicado: “Nos gustaría que la Iniciativa del Mar Negro se implementara y que el Mar Negro estuviera abierto”. La Unión Africana, el Secretario General de Naciones Unidas y el Papa Francisco han pedido a Rusia que restablezca la Iniciativa.

Rusia debe poner fin a sus acciones insensibles. Debe permitir el envío de cereal vital que alimenta a millones de personas en todo el mundo. Debe dejar de atacar el grano almacenado y los puertos. Debe dejar de amenazar a los barcos de los países no combatientes. Rusia debe dejar de convertir los alimentos en un arma.

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