Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

Actos que hablan más claro que las palabras

El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, comparece para hacer balance del año 2022.
29 de diciembre de 2022 22:02 h

81

Otra estrella que se apaga en el universo de los grandes líderes. Antes les pasó a Rivera, a Iglesias, a Casado e, incluso, ahora a Yolanda Díaz, que pierde por primera vez el trono de líder política mejor valorada. Alberto Núñez Feijóo va camino de repetir el patrón de aquellos que irrumpieron con fuerza en la escena y generaron una altísima expectativa y, a medida que se exponían, enfilaban la cuesta abajo en los sondeos. Es lo que tiene la demoscopia, que lo mismo te catapulta a los cielos que te hace descender sin tránsito a los infiernos. 

El presidente del PP tomó las riendas del liderazgo de su partido en abril y parecía que una semana después ya había conquistado La Moncloa y sacado a Pedro Sánchez del Gobierno. Ocho meses después, y aunque sostenga que sus siglas están en disposición de teñir de azul el mapa electoral, las señales, lejos de ser inequívocas, son cada vez más confusas.

Tras una pandemia, una guerra en Europa y una desorbitada subida de los precios, populares y socialistas están solo a dos décimas de distancia, después de varios meses de ventaja de los de Feijóo, cuya valoración se ha ido deteriorando con el paso del tiempo mientras VOX, su principal competidor, se recupera. Y esto pasa en un mes, el de diciembre, en el que la reforma del Código Penal para modificar los delitos de sedición y malversación han supuesto, junto a los efectos indeseados de la aplicación de la ley del sólo sí es sí, un notable desgaste para la coalición de gobierno.

Pues aún así el líder del PP no termina de cuajar y su marca no despega, como se esperaba, tras la salida de Casado. Quizá es que ese derroche de solvencia, moderación y sentido de Estado con el que se presentó en Madrid no ha sido en absoluto acreditado. O quizá es que sus actos hablan mucho más claro que sus palabras. 

Este jueves, en su particular balance de fin de año, prometió un “plan de calidad institucional” con el que persigue acabar con la “política de bloques enfrentados”, que las instituciones “vuelvan a estar al servicio de la ciudadanía” y que se recupere “el respeto por las leyes, la Constitución y la palabra dada”. Palabra dada y respeto a la Constitución.

Es evidente que Feijóo no tiene ni la más remota intención de admitir que comparte la responsabilidad en el deterioro de las instituciones que ahora propone regenerar y tampoco que el PP lleva cuatro años en incumplimiento de un mandato de la Carta Magna que le obliga a renovar en tiempo y forma el Poder Judicial. Mucho menos que su irresponsable actuación no tiene más objeto que mantener en el órgano de los jueces una mayoría que no es la que salió en 2019 de las urnas. 

El desbloqueo en el Constitucional se logró, muy a pesar del PP, y gracias a la decisión del bloque progresista de aceptar la dupla impuesta por el conservador que integraban los magistrados María Luisa Segoviano y César Tolosa y dejaba fuera de juego al favorito hasta ese momento por los progresistas, José Manuel Bandrés. El máximo garante de la Carta Magna tendrá en enero un nuevo presidente o presidenta progresista. El puesto se lo disputan Cándido Conde Pumpido y María Luisa Balaguer, pero ninguno de los dos sería una derrota para el Gobierno.

Así que la genial idea de hablar de regeneración institucional y de cumplimiento de la ley de leyes, además de un ejercicio de retórica, es una maniobra de fin de año con la que amenizar las últimas crónicas de 2022, pero con pocos visos de credibilidad. 

“Se puede discrepar pero con formas, con argumentos, con propuestas y sin descalificaciones, recuperar el respeto por la política y solventar los problemas ciudadanos”, afirmó quien en la misma comparecencia tachó al Gobierno de frívolo, inexperto, soberbio, ruidoso. 

Queda acreditado hasta dónde llega la coherencia, la disposición a superar la división y el enfrentamiento y el necesario ejercicio de responsabilidad  que pedía Felipe VI en su discurso de Navidad. 2023 llegará con los mismos mimbres que se irá el 2022. Hasta entonces, disfruten del Año Nuevo.

stats