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Los alemanes no quieren saber nada de Grecia

Iñigo Sáenz de Ugarte / Iñigo Sáenz de Ugarte

Angela Merkel no lo tiene fácil en el caso de que realmente quiera hacer todo lo posible para que Grecia continúe dentro de la eurozona. La opinión pública alemana ha asimilado la idea de que no tiene sentido seguir utilizando fondos europeos en el rescate de la economía griega. Un sondeo, realizado en varios países europeos y publicado por el Financial Times, confirma esa impresión.

Sólo una cuarta parte de los alemanes (27%) cree que Grecia debería seguir en la eurozona. Un porcentaje similar (26%) rechaza la opción de seguir ayudando a los griegos. Españoles e italianos se muestran más comprensivos con los problemas de sus vecinos del sur o tienen miedo a que la tormenta les alcance. Un 59% de los italianos y un 45% de los españoles prefieren a Grecia dentro de la eurozona.

Por encima de todo, se impone la sospecha de que Grecia nunca podrá pagar el dinero prestado por la UE y el FMI. Sólo el 26% de los alemanes y el 36% de los franceses dicen que Atenas cumplirá con sus obligaciones financieras. Una vez más, italianos (77%) y españoles (57%) son mucho más optimistas. more

Frente a la idea de que los griegos no hacen lo suficiente para salir de la crisis --en el caso de que pudieran hacerlo--, está la realidad de los problemas a los que se enfrenta el actual Gobierno de coalición dirigido por el primer ministro conservador, Antonis Samaras. Los líderes de Nueva Democracia, Pasok e Izquierda Democrática reanudan esta semana las negociaciones para acordar nuevos recortes por valor de 11.500 millones de euros. Es la condición que exigen la UE, el FMI y el BCE para continuar con la ayuda financiera.

La troika pretende además otras reformas. Según el diario económico griego Imerisia, envió un email con fecha de 31 de agosto al Ministerio de Hacienda con varias opciones, entre las que está aumentar la semana laboral a seis días y dejar el domingo como única jornada de descanso, y reducir a la mitad las indemnizaciones por despido.

Los representantes de la troika han hecho peticiones similares en el pasado sin mucho éxito ante las autoridades griegas.

Algunos de los datos macroeconómicos revelan que Grecia sí está haciendo algo --no lo suficiente según la troika-- al precio de aumentar los efectos de una aguda recesión. El déficit presupuestario en julio alcanzó los 10.600 millones de euros. En julio del año pasado, fue de 14.600 millones.

Resulta revelador que la cifra del déficit primario (ingresos menos gastos pero sin contar el pago de los intereses y principal de la deuda) fuera de sólo 229 millones de euros, frente a la mucho mayor cifra de 4.000 millones de julio de 2011.

Ese gran descenso del déficit primario, mientras las cifras del déficit presupuestario completo continúan siendo muy altas, cuenta con dos explicaciones: el descenso del gasto público ha sido real (contra lo que piensan muchos alemanes) y el peso de la deuda que soporta Grecia continúa siendo enorme. El primer factor no ayuda a equilibrar el segundo. Para reducir a niveles asumibles la carga de la deuda, Grecia necesita un superávit primario de varios puntos durante varios años, algo que en mitad de una aguda recesión parece fuera de sus posibilidades.

Pero si al menos el superávit primario se convirtiera en una realidad, es decir que se prolongara durante meses y no se originara en trucos contables, el Gobierno griego tendría una opción nueva en su en general escaso repertorio. Le permitiría considerar la idea de un impago total o parcial de sus deudas.

Sería otra fuente de conflictos con la Alemania y la UE. La mera idea de un 'default' griego --con o sin salida de la eurozona-- provocaría la alarma general en los gobiernos europeos. No se puede decir que la UE quedaría absolutamente a merced de las decisiones de Atenas. Los bancos griegos no habrían sobrevivido sin la permanente ayuda del BCE. Bruselas y Frankfurt tienen un arma definitiva apuntando al sector financiero de Grecia.

Más allá de las preguntas sobre Grecia, y como otros muchos sondeos, el estudio publicado por el Financial Times ofrece resultados aparentemente contradictorios en algunas de las cuestiones planteadas. Son minoría los que no confían en que los políticos europeos encuentren una solución a la crisis de la eurozona (el 30% en Alemania y el 37% en España).

Por otro lado, su veredicto sobre las políticas de austeridad es muy negativo, a pesar de que son medidas que han sido impuestas por esos mismos políticos. El 58% de los alemanes y el 64% de los españoles afirman que tendrán un impacto negativo.

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