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El Algarrobico: una foto fija del fracaso

Juan Luis Sánchez / Juan Luis Sánchez

El Algarrobico. Ese gran hotel inacabado en una de las playas vírgenes de la costa andaluza, en el Cabo de Gata de Almería. Una gran ballena blanca de cemento en cuyo estómago toneladas de material de obra esperan a ser colocadas o retiradas. Una primera tentación, con más de 21 plantas y 400 habitaciones, de lo que iba a ser un complejo turístico de cientos de hectáreas. Un proyecto estelar parado al 94% de finalización de la obra porque se declara ilegal. Un laberinto judicial y político imposible de desentrañar. Una toma falsa del progreso. Una foto fija del fracaso.

Así es por dentro:

Habitación de el Hotel El Algarrobico (Vídeo: Juan Luis Sánchez). Más fotos del interior aquí

moreEl hotel es ilegal según varias sentencias: ilegal porque está construído a 14 metros de la playa. Ilegal porque el suelo forma parte de un parque natural protegido. Pero los procesos judiciales se eternizan, se acumulan los recursos, las instancias y plazos, que aparecen tras la esquina cuando ya parecía que estaba todo claro. Uno de los más importantes se ha aclarado hace dos días: el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, como ya hizo el Supremo, confirma que el suelo sobre el que se levanta El Algarrobico no es urbanizable.

Resumido de la manera más breve posible: la promotora Azata del Sol comenzó a construir El Algarrobico en mayo de 2003 sobre un suelo, dentro del parque natural, recalificado como urbanizable por el Ayuntamiento de Carboneras (entonces PSOE) y con el empeño de la Junta de Andalucía (PSOE) y el Ministerio de Medio Ambiente (entonces PP). Azata del Sol tenía todos los papeles en regla y apoyo político para el proyecto, que incluía varios hoteles y un complejo turístico a gran escala.

En febrero de 2006, cuatro meses antes de su inauguración y con el 94% del hotel construido, un juez ordenó la paralización de las obras porque parte del edificio estaba dentro de los 100 metros que se marcan para separar la costa del suelo urbanizado. Tras aquello, una retahíla de recursos y pleitos relacionados, hasta 36. Fue entonces cuando el Ministerio de Medio Ambiente (ya del PSOE) dio un giro y anunció que el hotel sería expropiado y el paraje restituido. La ministra que tomó esta decisión fue Cristina Narbona, con buena fama en muchos ambientes ecologistas.

Sin embargo, ni Cristina Narbona, ni Elena Espinosa ni Rosa Aguilar derribaron El Algarrobico; todas se comprometieron a hacerlo. Greenpeace tomó el hotel justo antes de la campaña electoral del 20-N de 2011, intentando que la suma de la presión electoral, los compromisos de Aguilar y el papel de Cristina Narbona como coordinadora de la campaña de Rubalcaba dieran algún resultado. Nada.

Bueno, algo: la Junta de Andalucía y el Gobierno se comprometieron a hacerse cargo del coste de una posible demolición de El Algarrobico cuando todos los cauces legales estuvieran agotados. Pero hay crisis. Demoler un edificio que a su vez ya ha necesitado una inversión millonaria suena a despilfarro.

Y ante eso, Greenpeace afirma que El Algarrobico puede ser derribado por mucho menos dinero del que en su día aseguró el Gobierno --una cifra que rondaba los 100 millones de euros-- e incluso por debajo de los 8,5 que había calculado la Junta de Andalucía solo para la demolición, sin tener en cuenta la rehabilitación de la zona.

La organización ecologista acaba de proponer un proceso para “desmantelar selectivamente” el edificio sin llevar a cabo una demolición tradicional, que además es muy agresiva para el medio ambiente, basado en la participación ciudadana y con un coste de 7,3 milones de euros.

El plan que propone Greenpeace, junto al equipo de arquitectos n'Undo, es:

  1. Convertir la playa, hasta que esté totalmente restaurada, en un “centro de recuperación del entorno”, una especie de museo participativo de lo que nunca debió ocurrir.
  2. Organizar actividades, exposiciones, cursos, congresos e investigaciones sobre medio ambiente o, por ejemplo, para “pruebas de sismo-resistencia de edificios”.
  3. Implicar a instituciones, colegios, empresa y colectivos sociales, con “un papel prioritario” para los de ámbito local.
  4. Paralelamente a estas actividades, se proyecta un desmantelamiento de El Algarrobico para eliminar la parte de la construcción que deteriora el medio ambiente y recuperar el entorno.

Para todo este proceso, el proyecto calcula que se crearán “379 puestos de trabajo”. La propuesta completa puede consultarse en este enlace.

El tema del empleo es el argumento preferido para apostar, a pesar de todo, por que el hotel abra. La mayoría de los vecinos de Carboneras sigue diciendo que la apertura de El Algarrobico sería una muy buena oportunidad para darle algo de trabajo al pueblo. Esto nos decían en mayo de 2011, justo al pie del hotel, concentrados contra la última acción de Greenpeace en su interior.

Los ecologistas responden que el modelo productivo del ladrillazo no nos llevará a ningún sitio, aunque cree empleo rápido puntualmente. Que el respeto al medio ambiente nos protege del futuro. Que el lujo es una playa virgen, no un hotel de cinco estrellas.

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