Aznar se une al coro de 'golpistas' sin careta
En España solo puede gobernar la derecha. Por las buenas o por las malas. Como resultado de una votación democrática en las urnas (con las ayudas mediáticas, judiciales, y empresariales que haga falta) o a la brava. Todo triunfo que no sea del Partido Popular lo consideran ilegítimo. Ocurrió con Zapatero y con Pedro Sánchez y lo que no pueden consentir es que este repita, visto lo visto, con la coalición gobernante hasta ahora. La batería de zancadillas en la legislatura, o la escandalosa manipulación (hasta demoscópica) en la campaña electoral, no han logrado que los ciudadanos opten de manera rotunda por la derecha. Lo hicieron en las municipales y autonómicas, la primera ronda les salió bien, pero vistas las brutales medidas anunciadas por la alianza PP/Vox se frenaron para la Moncloa, algo a lo que contribuyó decisivamente el candidato coyuntural, Alberto Núñez Feijóo, con sus recitales de mentiras, incongruencias e inanidad.
Pero la derecha no se arredra, nunca lo hace. Tomará posesión un nuevo gobierno progresista, en su caso, y seguirán machacándolo cada día del año aunque implique pasar por encima de los ciudadanos. Ahora, tras la derecha extrema y desahogada del PSOE, González, Guerra, Lambán, Page, el pobre Tomás Gómez, etc… comparece directamente José María Aznar cuando aún resuenan los ecos de Ayuso, la marioneta política que manejan él y su eterno asesor Miguel Ángel Rodríguez (MAR).
No bastó con que la presidenta de Madrid amenazara en su vuelta tras el verano con un rotundo: “Nos llevan al combate, como en el siglo XX”, usando la terminología de “bandos” como hacen quienes amparan el golpe de Estado de 1936. Esperanza Aguirre apuntalaba desde uno de los chiringuitos mediáticos ultra un 'Rendirse no es una opción' sin el menor eufemismo: «Si Sánchez vuelve a gobernar, la obligación de todos los españoles es empezar una lucha sin cuartel contra ese monstruo que quiere cargarse la Constitución» nada menos.
Ahora se ha añadido Aznar, que llama a rebelarse contra la amnistía encaminada a la “destrucción” de la Constitución. También. Los mecanismos democráticos les sobran y las Constituciones son como a ellos les valgan o no son. Ciertamente, ya se toman a broma las algaradas del presidente español que juró sobre unas inexistentes armas de destrucción masiva en Irak, la invasión ilegal de un país que desencadenaría probadamente la creación de las facciones mas extremistas del yihadismo islámico. No es un ser para tomárselo a la ligera ni mucho menos, ni hoy, ni nunca.
Lo incomprensible es que Aznar siga teniendo predicamento alguno en el país que lo ha sufrido. Es el autor de la burbuja inmobiliaria –junto a Rodrigo Rato– causa de un daño irreparable a la economía española y de la ruina de numerosos ciudadanos. El presidente que dejó volar en condiciones penosas a 62 militares españoles que perderían la vida en el Yak 42 en su regreso de Kabul. Participé en el reportaje de Informe Semanal de TVE. Familiares, en Valencia, nos mostraron los emails de sus seres queridos, detallando los fallos del aparato en lo que era la verdadera crónica de una muerte anunciada. Aznar, con su ministro Trillo, labraron una repatriación miserable confundiendo los féretros y hasta los restos humanos por trozos. Y luego el inolvidable 11M de Madrid con una tragedia insuperable que quisieron usar, como cualquier cosa susceptible de ser aprovechada, engañando a toda una ciudadanía deshecha por el dolor. O más restringidamente, siempre en el secreto, la muerte de los siete agentes del CNI en Irak abandonados desde Madrid en una insufrible incompetencia. Llamadas sin respuesta pidiendo helicópteros de evacuación que no son recogidas. Más de una hora de tiroteo. Las imágenes grabadas por SkyNews dan la vuelta al mundo haciendo elipsis sobre España. Los cadáveres sufren un tratamiento denigrante. Solo la desinformación interesada y la desmemoria de la derecha social española permite que alguien como José María Aznar tenga voz de autoridad.
Porque además, Aznar pagó un precio por su investidura a la CiU de Jordi Pujol en los llamados Pactos del Majestic. No eran solo competencias e intercambio de favores, sino la cesión del control de empresas como Retevisión. En mi anterior columna detallaba la venta del patrimonio español en los gobiernos de González y Aznar. Entre los añadidos sugeridos anoten las inmatriculaciones de edificios a la jerarquía católica, un dineral regalado a fondo perdido a una confesión religiosa.
Aznar firmó, como presidente del Gobierno español, casi 1.500 indultos, algunos de ellos muy polémicos... Sí, se indultan los delitos juzgados y condenados, la amnistía es otra figura, dejémonos de semánticas, que todos nos entendemos.
Pero no se dejen engañar. A todos estos patriotas de la unidad lo único que les importa es el control del país al que han sacado tanto jugo. Son capaces de lanzar toda suciedad y metralla para mantenerlo. Y ya no toca. El hartazgo es máximo. Salvo en los abducidos. Mándenlos a todos, a ver, al rincón de pensar en la democracia y en la decencia. A la sombra de unas rejas no estaría de más en alguno de los casos.
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