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¡Basta ya de usar y tirar!

'Basuraleza'

José Luis Gallego

Una tortuga con un bastoncillo de oídos clavado en la nariz. Un pez atrapado en una goma elástica. Una gaviota estrangulada por un aro de las latas. Un cachalote con más de treinta kilos de plástico en el estómago.

Las imágenes de lo que le estamos haciendo al mar y quienes lo habitan inundan las redes: a cual más tremenda, a cual más lamentable. Estamos acabando con la vida marina porque estamos convirtiendo los océanos en gigantescos vertederos.

Allí va a parar buena parte de lo que tiramos después de usar. Objetos que a menudo utilizamos apenas unos segundos para permanecer como basuraleza (la basura que abandonamos en la naturaleza) durante años.

Esa cañita de plástico, esa toallita que nos han dicho que podemos echar al váter porque es biodegradable pero que sabemos que no, y aún así la tiramos. El vaso de usar y tirar, la cucharilla de usar y tirar, el plato de usar y tirar, la servilleta de usar y tirar. Usar y tirar: ése es el concepto que está matando al mar. Y a la tierra.

Le hemos perdido el respeto a la basura hasta tal punto que ni siquiera pensamos en ella cuando la generamos. Por eso usamos y tiramos tantas cosas sin ningún remordimiento.

No pensamos en el alto coste de nuestros actos de consumo, de lo contrario no cometeríamos algunos gestos tan chorras como envolver un plátano en papel de aluminio para que el chaval se lo lleve a la excursión. Démosle un par de vueltas a ese gesto porque es uno de los mejores patrones del absurdo.

Envolver un plátano en papel de aluminio es absolutamente innecesario ya que no aportamos nada a su eficiente envoltorio natural. Pero es que además es muy probable que el chaval le quite el envoltorio sin mirar, lo haga bola y lo eche entre las zarzas. Y allí permanecerá como basuraleza durante muchos, muchísimos años: afectando al ecosistema y generando un grave problema de contaminación.

Un problema tan serio que hasta la Unión Europea se ha decidido por fin a actuar. El recientemente aprobado paquete de medidas para el impulso de la economía circular es una respuesta audaz a la contaminación por plásticos. Incluye un ambicioso capítulo de objetivos para reducir los productos de un solo uso, evitar los envases superfluos y promover la reutilización y la recuperación de sus materiales mediante el aumento de la recogida selectiva.

Bruselas quiere que en 2035 todos los estados miembro alcancen una cifra de reciclado del 65%. Además, para entonces solo podremos destinar a vertedero un 10% de nuestras basuras. El objetivo parece ambicioso, pero a estas alturas del problema resulta insuficiente.

Si queremos atajar en serio el grave problema de la basuraleza debemos actuar de raíz, es decir en las estanterías del supermercado.

Lo primero que deberían hacer las autoridades comunitarias es arrancar de un zarpazo normativo todos los productos de usar y tirar que hay en los lineales de las grandes superficies y los supermercados. Prohibido comercializar productos de un solo uso que tengan una alternativa perdurable.

Estamos hablando de imponer un arancel al gran consumo que penalice la economía lineal (producir-usar-tirar) y aliente la economía circular (producir-usar-recuperar-producir). Y los recursos generados con esa recaudación, para innovación: para investigación, para ecodiseño, para nuevos materiales, para prevención y reducción, para fomento del consumo responsable.

La basuraleza nos asedia. Estamos a punto de superar la capacidad de carga de nuestro entorno. Islas, continentes, hemisferios: La Tierra en su conjunto podría convertirse en un planeta basura si no abandonamos la cultura del usar y tirar. 

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