La carambola catalana

Las pasadas elecciones, entre otras cosas, pretendían enterrar el proceso político catalán. Y, hasta hace unas horas, parecía haberlo conseguido, pero Catalunya lleva años sorprendiéndonos a todos y no parará de sorprendernos y ensanchar nuestra imaginación. El Madrid de los poderes está nuevamente con la boca abierta.

Estamos en medio de una jugada de billar americano, las bolas siguen tropezando unas en otras. Lanzó la bola blanca el PP hace unos años cuando recurrió al Tribunal Supremo el “estatut” que acababa de ser votado en referéndum por los catalanes. Desde entonces en el tapete verde se suceden los golpes y carambolas, pero parece que la que va a entrar en el agujero es precisamente la bola blanca que hace que pierda el jugador.

¿“Vieja política”, “nueva política”? Vieja política lo es absolutamente toda la que ha habido hasta hace unas horas, nueva política es la nueva carambola catalana que nos dice que en Catalunya todo es posible y, por lo tanto, que en la política española también. El proceso político catalán continúa, el nuevo Gobierno tendrá que negociar no ya un referéndum sino, mucho más, pactar soberanía. El referéndum, sin otro contenido político sería en sí mismo un acto de soberanía, pero se agotaría en sí mismo. Pero con ese gobierno soberanista catalán que nacerá del Parlament en horas el diálogo y los pactos tendrán otro calado y otro alcance. Ya no basta siquiera el referéndum. Cuando España despertó Catalunya seguía allí.