Catalunya, el refugio socialista
En la sede del PSC se corea un clásico en las noches electorales que sirve de termómetro para medir la fortaleza del partido. Es el “Visca, visca, visca, Catalunya es socialista” que se escuchó de nuevo este domingo sin necesidad de impostarlo pese a la desazón evidente por no haber ganado en Barcelona y por los resultados en el resto de España, tanto en comunidades como municipios. El candidato en la capital catalana, Jaume Collboni, no ha tirado la toalla e intentará arrebatarle la alcaldía a Xavier Trias aunque si de entrada lo tenía complicado, el adelanto de las generales, con todas las formaciones ya redefiniendo estrategias, lo dificulta aún más. Lo tiene muy difícil aunque veremos si es imposible.
Más allá del resultado en Barcelona, el PSC se ha convertido en el partido más votado en las municipales en Catalunya. No pasaba desde hace 16 años. Ha superado a Junts y ERC, mantiene todos sus bastiones en el área metropolitana a excepción de Badalona, en la que gobernaban por los pelos y donde Xavier García Albiol ha arrasado, y ha recuperado las alcaldías de Tarragona y Lleida. En Girona ha llegado primero, pero no está claro que pueda hacerse con la alcaldía porque Junts y Guanyem (una plataforma de izquierdas soberanista) pueden sumar una mayoría alternativa.
Si se compara el resultado global de estas municipales con las últimas elecciones autonómicas de 2021, el PSC ha pasado de 654.766 a 712.949 votantes ( en las municipales del 2019 fueron 765.236).
Los socialistas catalanes, en una noche más que aciaga para el PSOE, fueron los ganadores del 28M mientras que ERC es, quizás, el perdedor más claro. Después de una época de auge tras el procés en la que los republicanos soñaron con convertirse en el primer partido catalán, esta vez han perdido alcaldías clave y en Barcelona han sufrido un descalabro pasando de ganar con 10 concejales a los actuales cinco.
Las formaciones independentistas (Junts, ERC y la CUP) se han dejado 350.000 votos respecto a las municipales del 2009, y de estos, 300.000 corresponden al partido de Oriol Junqueras. Operaciones como la de Gabriel Rufián en Santa Coloma de Gramenet se han demostrado un fracaso pese a que el diputado y previsible nuevo cabeza de listas en las generales venda como una heroicidad haber sumado un concejal más en un ayuntamiento en el que el PSC ha revalidado la mayoría absoluta.
El naufragio del domingo fue tan grande que nadie en ERC niega ahora que deberán replantearse su estrategia para los próximos años porque el resultado de este 28M es el punto final del viento de cola que habían tenido hasta ahora, y esto se traduce en dos amenazas claras para esta formación. Por un lado, que el Govern en solitario de Pere Aragonès está cada vez más débil. Por otro, los republicanos deben decidir qué estrategia adoptan de cara a las próximas generales, donde tendrán que demostrar que siguen siendo capaz de movilizar a una parte del electorado independentista sin renegar de su apuesta por el diálogo con el Estado.
En las anteriores generales, el PSC solo obtuvo un escaño menos que ERC, con una diferencia de solo 80.000 votos. Esta vez, Pedro Sánchez necesita que el PSC crezca en Catalunya y que aglutine el voto útil contrario al PP como ya pasó en el 2008 cuando sus 25 escaños fueron determinantes para que José Luis Rodríguez Zapatero se impusiese a Mariano Rajoy. En ese momento ERC perdió cinco escaños, algo que en este caso no le conviene a Sánchez puesto que no solo necesita que los socialistas catalanes recuperen su hegemonía sino que los republicanos aguanten bien para ser de nuevo sus socios y, llegado el caso, configurar una mayoría alternativa a la de PP y Vox.
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