Cómplices de genocidio
La ONU advierte de que “no hay suficientes bolsas para cadáveres” en Gaza. Oyes esto ¿y sigues con tu vida como si nada? Los balances en medio de una guerra no suelen ser muy exactos, pero las cifras que aportan fuentes de solvencia parecen coincidentes: unos 2.800 muertos, 1.000 niños entre ellos, más de 10.000 heridos, un millón de desplazados y un millar probable de desaparecidos bajos los escombros. En poco más de una semana. Este martes, el bombardeo a un hospital de Gaza cristiano anglicano -¡a un hospital!- ha dejado el pavoroso balance de al menos 500 muertos a añadir a la ya abultada suma, un paso significativo en la escalada de violencia. Israel niega haber sido el autor, aunque un portavoz de su gobierno ha dicho que avisaron para que evacuaran. Desde un ministerio el gobierno de Israel lo han comentado así.
. ¿Cómo puede ser esto la respuesta razonable al tan invocado “derecho de Israel a defenderse”?
Pues ahí tienen a grandes mandatarios del mundo haciendo malabares para apoyar al gobierno israelí de Netanyahu mientras cierran los ojos al genocidio que está practicando. Tras la comprensión de la (aún) presidenta de la Comisión Europea Ursula von der Leyen con la masacre de los gazatíes –“al mismo tiempo, los civiles de Gaza también son víctimas de Hamás”, dijo-, la UE se veía obligada a lanzar un comunicado en la línea del gato de Schrödinger en el que piden respeto al derecho internacional en el trato a los palestinos mientras siguen manteniendo su apoyo a Israel, a sus bombas, a la obligatoriedad del desplazamiento, a los cortes de luz, agua y alimentos ¿Cómo se vive así? ¿Qué respeto es ése a ninguna convención ni derecho internacional? Lo máximo que piden ahora a Israel es que “se modere”. Biden viaja este miércoles a Israel a ver si convence a Netanyahu de que sería un error invadir Gaza, o eso dicen que se propone hacer. Sobre todo, mostrar a Israel “su apoyo inquebrantable”.
Sin duda alguna, el ataque de Hamás a Israel ha sido brutal, el más mortífero en décadas: en torno a 1.300 muertos y casi 3.300 heridos; 291 soldados asesinados. 199 capturados como rehenes -entre ellos militares de alta graduación- permanecen aún en manos de la organización terrorista. Pero hay demasiados puntos oscuros en el proceso como para mantener esa casi unánime postura de los gobiernos occidentales. Es sobradamente sabida ya para la mayoría la génesis de los dos Estados que nunca fueron dos y en el que uno, el palestino -todavía sin ser reconocido por muchos países-, terminó siendo ocupado por Israel desde su creación en esos territorios en 1948.
En el conflicto actual sabemos que el gobierno egipcio avisó a Netanyahu una semana antes. Lo incluí en mi artículo del miércoles pasado y hubo quien osó hablar de conspiranoia como si todos nos moviéramos por conjeturas emocionales. Hace un par de días lo ha publicado la BBC y ya todo el mundo se lleva las manos a la cabeza -salvo los mandatarios que deberían hacerlo-. Pero es que también le avisó a Netanyahu el gobierno estadounidense tres días antes del ataque, algo que no ha mermado su apoyo al Primer Ministro. Si nos atenemos a cómo se preparó el ataque las alarmas saltan chirriantes. No usaron ni móviles, ni comunicación electrónica, pero lo estuvieron preparando más de un año, “tenían información de primera mano sobre las defensas israelíes y nadie ha sabido explicar todavía cómo la consiguieron”, explica Xavier Más de Xaxàs en La Vanguardia. ¿Hay algún niño mayor de tres años que crea que el Mossad o la Inteligencia militar de Israel no se enteró?
Y aquí entran responsabilidades más directas. ¿Por qué Netanyahu permitió, siquiera ante la duda -que poca cabía-, celebrar el Festival música Nova en Israel, donde murieron 260 personas por el sangriento ataque de Hamás? Se ubicaba en un lugar estratégico a modo de una ratonera.
Si echamos la vista más atrás, vemos que Israel contribuyó a la fundación de Hamás porque su objetivo era “minar la preponderancia del movimiento palestino laico representado por la OLP”. Su líder más carismático Yaser Arafat, aunque se había opuesto a la implantación de Israel, cambió de posición en 1988 y aceptó la Resolución 242 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas: dos Estados. Le fue concedido el Premio Nobel de la Paz junto con el que fuera primer ministro israelí Shimon Peres, por los esfuerzos reales de los dos en lograrla. En España también recibieron ambos el Príncipe de Asturias. Las cosas han cambiado mucho. Cuanto peor, mejor, parece que se impuso después.
En lo que hay una verdadera marcha atrás es en la complicidad de grandes actores internacionales que podrían poner freno a este desastre. La solución final que aplicaron los nazis a los judíos se parece demasiado a la que Netanyahu impone para los palestinos. Y los cómplices no faltan.
Leo en la información de Alicia Gutiérrez en Infolibre, muy documentada, una investigación de Jorge M. Reverte, demostrando que el régimen de Franco ayudó al Holacausto y llegó a elaborar una lista de los judíos que vivían en España. El censo, que incluía los nombres, datos laborales, ideológicos y personales de 6.000 judíos, fue, presumiblemente, entregado a Himmler. Los nazis lo manejaron en sus planes de exterminio. Cuando vieron que Hitler perdía, el mando franquista intentó borrar su colaboración con los nazis. La política sucia no suele limitarse a una parcela, lo enfanga todo. Y así sigue. En España, por cierto, de forma marcada en ese segmento ideológico.
A estas alturas resulta desolador seguir ratificando la frivolidad de una parte de los ciudadanos que se funde con cierto miedo. Tras el ataque de Hamás, Netanyahu ha encendido una mecha de largo recorrido. Y nadie parece dispuesto a pararla, con una desidia incomprensible. Fueron curiosas las respuestas o inquietudes ante estas preguntas esenciales: “Si Israel arrasa una población de 1,8 millones de musulmanes, encerrados en un gueto fortificado y amurallado. ¿Alguien en su sano juicio cree que los 23 Millones de Musulmanes que viven en Europa se quedarán quietos? ¿La UE ha calculado el coste de civiles europeos? ¿Se ha calculado el coste de a onda expansiva a todos los niveles y en todos los escenarios? Y no es racismo, todo lo contrario, y no es evaluar por unos pocos a muchos millones de personas: es tener memoria, es conocer cómo de unos lados y otros se gestionan las heridas. Este lunes un atentado mató en Bruselas a dos ciudadanos suecos que acudían a ver el partido entre Bélgica y Suecia. Según la televisión belga, la policía ha matado de un disparo en el tórax a un sospechoso que ”tenía cerca un rifle como el que se usó en el atentado“. Seguramente estos caminos no son los más deseables.
Es que la guerra sigue cruda con sus bandos. Las espadas en alto ya se distribuyen por distintos bloques. Irán moviliza a reservistas para participar en caso de invasión de Gaza y sitúa convoyes con armamento en las fronteras de Siria e Irak. Ni China, ni Rusia la aceptarán tampoco. En Líbano, con Hizbulá ya ha habido incidentes. Los Estados Unidos -que piden moderación- envían un segundo portaaviones a la zona. Y al presidente Biden, de visita.
Si algún dato faltaba para lo que se está perpetrando, sepan que Israel promueve regulaciones que le permitirían arrestar a civiles, confiscar sus propiedades por informaciones que “dañan la moral nacional”. Medios y particulares. También extranjeros. Lo publica el diario Haaretz de Tel Aviv que está realizando una labor honesta y muy valiente con todo este tema. Y no deja, en sus editoriales, de culpabilizar a Netanyahu de lo ocurrido. En él está también la solución, si se decidieran los altos mandatarios a actuar de otro modo. Sin esa nauseabunda hipocresía, y esa inhumanidad total, que por cierto comparte tanto indigente moral del planeta. Hay muchos cómplices de esta catástrofe.
Estamos viendo tanto… y lo que no vemos. El padre desgarrado que no podrá hacerle la fiesta de cumpleaños a su niña, como le prometió. El médico que al ir a atender a un niño comprueba que es su hijo y está muerto. No adscribamos la nacionalidad, todos son víctimas y están sufriendo al máximo injustamente. No hay suficientes bolsas para meter los cadáveres.
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