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El crecimiento ficticio y el debate macro-micro

Economistas Sin Fronteras

José Javier Domínguez —

Sin demasiados preámbulos, hay una cosa que me sigue descolocando, incluso ofendiendo en cierto modo debido a que creo que ya se está insultando a nuestra inteligencia. Ya no únicamente se trata de que las medidas políticas y económicas que se aplican en la actualidad dejen de lado a la ciudadanía con menos recursos salvaguardando la dignidad de algunos, sino que la apuesta por la confusión y el engaño es reiterada, incluso con unas elecciones generales a la vuelta de la esquina. Y me explico.

Durante estos últimos trimestres podemos ver en prensa, televisión y redes sociales cómo la clase política gobernante se jacta de una serie de logros -que no sabemos a ciencia cierta qué o quién los ha provocado- con una serie de datos sobre la mesa, como por ejemplo, el porcentaje de incremento del PIB, el porcentaje de reducción de la tasa de desempleo, número de puestos de trabajo creados, etc.; lo que se llama 'datos macro'. Pues bien, es a raíz de este término desde donde surge un nuevo argumento de prosperidad que trata de hacernos creer que los brotes verdes son cosas del pasado y la estabilidad de nuestra economía es incuestionable.

Me refiero a la eficaz y ultramoderna distinción entre macroeconomía y microeconomía para explicar la situación del país. El nuevo argumento al que me refiero es simple: “España ha salido de la crisis en lo macroeconómico aunque en los microeconómico sigamos teniendo problemas”, una sentencia que lamentablemente escucho demasiado en los últimos meses.

Habrá quienes estén de acuerdo con esta manifestación, pero permitidme que aporte mi visión de este hecho. Primero, todos tenemos claro lo que es macroeconomía (Estado) y microeconomía (familias). Si la microeconomía tiene en cuenta la organización de los hogares, sus salarios, su consumo o su mano de obra; obviamente será la base de la macroeconomía. Por tanto, ¿cómo puede ser posible que los datos macro evolucionen de manera tan rápida mientras que los datos micro que los sustentan están estancados? Y un ejemplo muy fácil es la evolución del Producto Interior Bruto (PIB). El PIB se compone de variables como el consumo, el cual evoluciona positivamente pero a un ritmo muy lento debido a la falta de empleo estructural, y también del gasto público, que ya sabemos que desde 2011 es cada vez menor. Con esto, ¿Cómo la variación del PIB es mayor trimestre tras trimestre cuando la evolución de sus variables es tan rígida?

La evolución del PIB en este último trimestre es del 3.1% según Eurostat. Con este incremento del PIB, que es tratado como un indicador de crecimiento, podemos considerar que nuestra economía está creciendo a unas tasas más que aceptables; este sería nuestro dato macro de referencia. Pero si atendemos a los datos micro simplemente tenemos que referenciar algunos de los agregados más resolutivos y vitales en el día a día de las personas.

Primero, el logro de los logros de este Gobierno: la disminución de la tasa de desempleo, aunque es importante comentar que nunca se habla de la calidad de esos empleos. El paro disminuye justamente siempre gracias a la creación de puestos de trabajo estacionales en semana santa, verano y fiestas de toda índole; además los nuevos contratos no suelen superar los seis meses de duración y la rotación entre el personal de las pymes es constante durante cada seis meses. De esta forma, no se crean puestos de trabajo sino que lo que se consigue es empleo temporal, por lo que es imposible que jóvenes y no tan jóvenes encuentren una estabilidad gracias a su trabajo que les permita potenciar el consumo nacional. Por otro lado, lo que más me alarma tras estas afirmaciones de crecimiento son los índices de pobreza. En España, cerca del 29 % de la población está en situación de pobreza o en riesgo de exclusión social en comparación con el 26% de 2011. Además, podríamos acompañar a la precariedad del empleo y los crecientes índices de pobreza con las bajadas continuadas del salario mínimo interprofesional, la desprotección de los autónomos, la reducción de pensiones y las estafas de la sanidad y la educación.

Pero olvidando los datos, hemos de invitarnos a observar a nuestro alrededor y comprobar si la vida de los ciudadanos españoles comienzan a tener la estabilidad que les puede proporcionar el consumo mínimo vital que tuvieron nuestros padres y madres gracias a los altos índices de crecimiento que nos están enseñando. Desde mi punto de vista, aún queda mucho para eso. Entonces, en qué mejora el bienestar de la población que nos digan que el desempleo ha disminuido, que el PIB ha mejorado o que la inversión en España ahora es mayor si eso parece que no va a repercutir en nuestro futuro más cercano ya que aún vivimos en una sociedad de emigración, incertidumbre y preocupación generalizada. Por ello, este texto no trata de explicar cómo funciona la economía sino todo lo contrario, convertirlo en punto de reflexión para que el lector/ciudadano de a pie sea capaz de sacar sus propias conclusiones en cuanto a materia económica y ser capaces de decidir si creen o no creen en la política.

*Este artículo refleja la opinión y es responsabilidad de su autor. Economistas sin Fronteras no necesariamente coincide con su contenido.

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