Decorado con tambores de guerra
“Europa es un gran parque temático, se ha convertido en el patio de recreo del resto del mundo”
Un tenista arrogante y estúpido. Unas manos enlazadas que parecen clamar por un divorcio. Vacas al fondo y una polémica baldía. Bojo corriendo en calzoncillos con las rodillas enrojecidas, ya que la cara no se le sonroja. Una ayuda para alquilar que nadie alcanzará en las grandes áreas urbanas. Gripalizamos o no gripalizamos, como si fuera dado a decidir. Un sinvergüenza vuelve a intentar enredarnos en sus palabras. Una vuelta de relato más a la reforma laboral, como si no se supiera lo que va a pasar. De todo eso hemos hablado y se me ha pedido hablar, sin ánimo de ser exhaustiva, porque entretanto han debido viralizarse mil chorradas más.
Y, sin embargo, aún nadie me ha planteado en prime time una frase tan rotunda que ha sido pronunciada: estamos en el punto más próximo a un conflicto bélico en Europa desde hace treinta años. La cosa está que arde en la frontera de Ucrania con Rusia y la situación mantiene en vilo a Biden, a la OTAN, a Ucrania por supuesto, a Alemania y a la mayor parte de las cancillerías pero no debe cotizar mucho en términos de audiencia o éxito de visitas. Es un tema arduo, requiere de explicación, es importante y probablemente sólo lo abordemos si se desborda. Sin embargo es de la máxima importancia para toda Europa y Europa es algo más que una juntera económica o un lugar en el que clamar Justicia o intentar hacer oposición a tu propio país. Europa nos compromete a más que a eso. Emmanuel Macron, al inaugurar en Estrasburgo la presidencia semestral francesa de la UE, no ha osado dejar de mencionar un tema que es ahora mismo de máxima tensión. Ha pedido “un rearme estratégico de nuestra Europa como potencia de paz y equilibrio”, algo que exige, por lo tanto, ese diálogo con Moscú. “No es una opción” ha dicho, refiriéndose a hablar o no con Putin: “Nuestra historia y geografía son testarudas. Por nosotros, por Rusia y por la seguridad del continente, que es indivisible, necesitamos este diálogo, un diálogo que ha de ser franco y exigente”.
Hay cien mil soldados con artillería y carros de combate desplegados en una frontera a algo más de cuatro horas de vuelo de Madrid y a 38 horas en coche. Hay gaseoductos por medio, como el Nord Stream 2, cuya puesta en marcha debe autorizar Alemania y que permitiría a Rusia incrementar grandemente su capacidad de exportación. Existe la posibilidad, según analistas y diplomáticos, de que la respuesta de Rusia sea transportar armas nucleares a Cuba y Venezuela, para presionar a Estados Unidos. No hay unión entre los países europeos sobre cómo afrontar esta crisis que no he pretendido explicarles sino esbozarles aquí. Yo la resumiría apuntando que un iluminado autoritario quiere imponerle a un antiguo país de la órbita soviética lo que puede o no puede hacer mientras que es voluntad de los ucranianos acercarse tanto a la Unión Europea como a la OTAN. Al señor de todas las Rusias no le gustó tampoco que Rumania, Polonia o las Repúblicas Bálticas ingresaran en la OTAN. Es lo que tiene la libertad. Le tienen más miedo a él.
¿Osará Putin entrar en Ucrania? ¿Está dispuesto Biden a enviar tropas en ese caso bajo paraguas OTAN? Son preguntas que recorren las cancillerías y las sedes diplomáticas y que no tienen ningún reflejo real en la conversación política española. A veces pienso que si asesinaran ahora al archiduque Francisco Fernando nos pillarían hablando de Raphael. Rusia está desplazando barcos. Los británicos han enviado soldados para entrenar a las fuerzas locales en el uso de los misiles anticarro que les han suministrado. El secretario de Estado norteamericano, Anthony Blinken ha llegado a Kiev y considera que el ataque ruso tendrá lugar “at a very short notice”. Rusia ha introducido tropas en Bielorrusia, el país aliado fronterizo, con unas maniobras como excusa que se desarrollan cerca de Ucrania, Lituania y Polonia. Creo haber leído a parte de la “verdadera izquierda” española expresar que como la OTAN es mala e imperialista, Putin tiene derecho a decidir qué tiene que hacer un país soberano como Ucrania. Consideran que es normal que esté nervioso por tener tropas atlánticas en ese país. Si no fuera porque lo internacional no vende un colín, auguro que en este país seremos capaces de convertir este asunto en una pelea interna con un ojo puesto en los sempiternos sondeos de las elecciones permanentes.
Europa es un decorado con una política exterior difusa y sin posibilidades autónomas fuera de la Alianza Atlántica, pero nadie asegura que nuestro territorio sea estable o esté exento de conflictos. Que alguien informe a las generaciones Y, X,Z, y por la letra que vayamos, que aún pueden volver a aquellos buenos tiempos de los boomers, de la guerra fría y la amenaza latente, incluso de una guerra europea como sucedió en los Balcanes.
En un momento fugaz Ucrania acaba de ser tendencia en Twitter pero ha sido derrocado por el Señor de los Anillos.
Para batallas, las de la Tierra Media.
Para orejeras, las nuestras.
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