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El hombre invisible

A la Izquierda, Billy el Niño a su salida de la Audiencia Nacional en Madrid, el pasado 5 de diciembre (Álvaro Minguito). A la derecha, portada original del comic de Classics Illustated, 'The invisible man', del año 1959 (Geoffrey Biggs).

Álvaro Minguito

Si el famoso escritor H. G. Wells tuviera que reescribir en este siglo su conocida novela de ciencia ficción, quizá basaría las notas para su trama en el caso del acusado por torturas conocido como Billy El Niño.

Mientras que en el argumento original Griffin, el científico protagonista, lograba mediante un brebaje ser invisible a los ojos de los demás, Juan Antonio González Pacheco, nuestro siniestro personaje, consigue lo mismo con la justicia, no está del todo claro con qué fórmula.

Reclamado por la juez argentina María Servini, acusado de torturar a trece opositores políticos al régimen franquista entre agosto de 1968 y 1975, logra una vez más que la justicia española resbale por su protegida figura sin apenas rozarle.

A su salida el pasado 5 de diciembre de 2013 de la Audiencia Nacional tras declarar ante el juez Ruz, se escenificó de forma clara la línea argumental de esta novela distópica. Mientras cruzaba el umbral de la entrada principal embozado con una bufanda, gafas y gorra, al estilo del malogrado Griffin, su imagen y su integridad era protegida por las fuerzas de seguridad que impedían el acceso de los querellantes a la calle Prim, sede temporal de la Audiencia Nacional, a los que incluso se identificaba y retenía. Así, nuestro personaje abandonaba el lugar en un coche que le esperaba en la puerta sin casi ser visto.

En la novela original, el protagonista iba perdiendo progresivamente la razón a medida que se desarrollaba la historia. En la que nos ocupa, Billy el Niño, que en otro tiempo se jactaba y presumía de sus hazañas según cuentan sus propias victimas, parece que no la perdió nunca, que actuó siendo muy consciente de sus actos.

Es sin embargo el régimen político, representado en este caso por la justicia, el que parece estar perdiendo una vez más la razón.

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