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Ingratas, peligrosas y mentirosas, así ve el PP a las ONG

El príncipe saudí, Mohammed Bin Salman, durante su reunión con el rey.

Violeta Assiego

En plena campaña de la X Solidaria, un grupo de ONG ha pedido a España que no venda armas a Arabia Saudí. Algo que a ojos de Rafael Hernando es inaudito porque “las ONG, que viven gracias a los impuestos de los españoles, deberían estar preocupadas por el empleo” que puede generar este preacuerdo.

Parece olvidar el portavoz del PP que de los impuestos de los españoles (e incluso de los no españoles que contribuyen al erario público) también vive él. Que es de ese dinero de donde salen las 14 pagas de su sueldo de más de 7.000 € al mes, según las fuentes consultadas.

También ignora el representante popular que, en este caso, las organizaciones que piden al Gobierno español que no firme ningún contrato armamentístico con Arabia Saudí no es que sean independientes política y económicamente sino que (como es el caso de Greenpeace y Amnistía Internacional) no aceptan dinero de gobiernos, partidos políticos o empresas. Con su sorprendente afirmación, Rafael Hernando parece no estar muy informado de quien está detrás de la ‘campaña Armas bajo control’, pero tampoco parece tener mucha idea de lo que está pasando en Yemen. De ser consciente, se habría percatado de que, en nuestra legislación, hay un artículo (el 8.1. de la Ley española 53/2007 sobre comercio de armas) dice que las autorizaciones de exportación de armas serán denegadas “cuando existan indicios racionales de que puedan ser empleados en acciones que perturben la paz (…) exacerbar tensiones o conflictos (…) ser utilizados con fines de represión interna o en situaciones de violación de derechos humanos, tengan como destino países con evidencia de desvíos de materiales transferidos”.

Sin embargo, las declaraciones del portavoz del PP en el Congreso no son una excepción. Cuando una ONG no baila el agua del buenismo banal que se supone que se compra con una subvención, sus miembros se descuelgan con comentarios que van desde el desprecio a la criminalización. No es la primera vez que trasladan a la opinión pública una imagen distorsionada que evita entrar en el fondo del asunto. Como si fuera la letra de un reggateon, las ONG son ingratas, peligrosas y mentirosas.

‘No hay mejor defensa que un buen ataque’ deben pensar en la bancada popular, así que tengan cuidado las organizaciones sin ánimo de lucro, subvencionadas o no, porque en cualquier momento, con los tiempos que corren, pueden ser acusadas de un delito de alta traición, de ejercer violencia con su trabajo de incidencia o, directamente, de incitación al odio contra los poderosos. Sin ir más lejos, a Helena Maleno y Open Arms se les acusa de trafico de personas por salvar vidas. De esto no ha dicho nada Rafael Hernando, ¿verdad?.

Volviendo al tema de Arabia Saudí y pensando en el bien común ¿es imprescindible que España se siga manchando las manos de sangre para salvar una empresa pública cuyo presidente cobra más de 200.000€ al año con dinero de nuestros impuestos? ¿No hay otras fórmulas para evitar que se pierdan miles de puestos de trabajo Navantia que no sea contribuir a que se cometan crímenes de guerra?

Países como Suecia, Bélgica, Alemania, Noruega, Finlandia y Canadá han decidido no vender armas a Arabia Saudí mientras lidere la coalición que está bombardeando Yemen. Desde que empezó el conflicto hace 3 años, han sido asesinadas más de 10.000 personas, entre las cuales se calcula que la mitad son niñas y niños. Si finalmente Arabia Saudí paga los 1.800 millones por las cinco corbetas, será también dinero de nuestros impuestos el que contribuirá a financiar esta atrocidad, este crimen contra la Humanidad. Esta afirmación es la que ha llevado a Hernando a buscar deslegitimar a todo el sector de las ONG, sin matices.

Más allá de que todo habrá en la ‘viña del sector’, ante este tipo de ataques es necesario recordar que el trabajo de la gran parte de las ONG y del tercer sector (no tan subvencionado como Hernando da entender) es el que está ofreciendo apoyo, dignidad y verdad a la población más castigada por el desempleo, la pobreza, la desigualdad y las violaciones de derechos humanos en nuestro país. Me parece indigno dar a entender que quienes defienden los derechos humanos están más preocupados de su chiringuito que del empleo de nuestro país. Eso es lo que los psicoanalistas llamarían “una proyección”.

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