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Los reyes son las madres

Un rey Baltasar 'asombrosamente' parecido al entonces alcalde de Madrid, Ruiz Gallardón

Isaac Rosa

Déjenme empezar por una pequeña historia personal: hace casi treinta años mi madre fue rey mago. Concretamente, Baltasar. En la cabalgata de Badajoz, a finales de los ochenta. Y no lo hizo con disimulo: la entrevistaron medios de toda España. Pero no hubo ni un solo artículo de la caverna, ni un tertuliano, ni un concejal de la oposición que pusiera el grito en el cielo. Ni un gritito, vaya. Todo lo contrario: se recibió con expectación. De hecho, no fue la única.

Que tres décadas después tengamos que oír tanta tontería porque una mujer se disfrace de rey mago en una cabalgata de barrio, da la medida del subnivel que vamos alcanzando. Cualquier cosa sirve para montar una polémica. Y si es para dar leña a los nuevos ayuntamientos, barra libre. Da lo mismo que llevemos décadas malpintando de negro a hombres con el cuello blanco, o que famosetes y políticos perfectamente reconocibles se lo pasen bien tirando caramelos. El problema es que sea una mujer la que se ponga la misma barba cutre de siempre, vaya, pobrecitos niños, la ilusión por los suelos. A ver, si no le has contado a tu hijo que el de la carroza es un “ayudante” disfrazado, y le haces creer que es el auténtico rey venido de Oriente para pasear por tu ciudad, el que pones en riesgo su ilusión eres tú.

Entre todos los argumentos cavernícolas, mi favorito es el de “si sois tan laicos, por qué no dejáis las tradiciones cristianas en paz”. Llevo años diciendo que no, que los reyes magos no son cristianos. Hace mucho tiempo que ni la iglesia ni sus fieles tienen el 'copyright' de sus majestades de Oriente. Como no la tienen de los belenes, que se ponen al gusto de cada casa, incluidas las familias ateas (que solemos ser las más entusiastas). Pero nunca faltan a su cita los fundamentalistas, que siempre intentan hacernos el mismo truco de trilero: cuando criticas la presencia de un símbolo religioso en el espacio público, te dicen que es un símbolo cultural, de todos. Pero luego vas tú y dices que los reyes son una manifestación cultural, y te dicen que no, que religiosa, y un respeto, oiga.

En el caso del Ayuntamiento de Madrid, no recuerdo que a los puristas de la “tradición” (que ya de por sí es dudosa en los reyes magos) les molestase mucho que la cabalgata se convirtiese en un desfile de patrocinadores privados y películas infantiles en promoción. La cabalgata era un escaparate comercial más, y al que iba por libre, le hacían la vida imposible: lo sabemos bien en mi barrio, Hortaleza, donde nos pasamos años peleando con la Junta de Distrito para defender la cabalgata vecinal, participativa y autogestionada. El Ayuntamiento del PP hizo todo lo posible por cargársela: cambios de fecha y recorrido, exigencias a los organizadores, o montar otra cabalgata patrocinada por un centro comercial. Hasta hubo que solicitar permiso a la Delegación del Gobierno para que los reyes saliesen en manifestación. Y pese a todo, el desfile de vecinos y asociaciones resistió. Con sus magos disfrazados, sus carrozas decoradas por niños, su irresistible batucada y un rey negro llegado no de Oriente, sino del CIE.

Aquí seguimos otro año, ahora sí con la colaboración del nuevo Ayuntamiento (que no la paga, malpensados: seguirá financiada por los propios vecinos). Si tenéis hijos, estáis invitados a participar esta tarde en nuestra cabalgata. No será la mejor, ni la más grande, ni la más respetuosa con la “tradición”, pero sí la más participativa, y sobre todo la más divertida. Aquí os esperamos.

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