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El otanismo como salvoconducto para integrar fascistas

La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, en una imagen de archivo. EFE/EPA/RICCARDO ANTIMIANI
25 de mayo de 2024 22:03 h

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Las alianzas entre el mal no suelen ser coherentes ni atender a razonamientos lógicos aunque la historia acaba por unir a los que un día parecieron enfrentados. Los nazis que acudieron en Palma a desmontar una acampada a favor de Palestina con camisetas con el totenkopf son una muestra burlesca de esa realidad del mismo modo que ocurrió con Amichai Chikli, ministro de Netanyahu a cargo de Asuntos de la Diáspora de Israel, acudiendo al acto de Vox y coincidiendo con neonazis que hace una década estaban reuniéndose en Líbano con Hezbollá. Esas alianzas, aparentemente contraintuitivas, validan que la OTAN integre de manera natural a fascistas y nazis como socios naturales. Digo aparentemente porque si algo enseña la historia es que aquellos que fueron enemigos se convierten de manera natural en aliados cuando surge un enemigo compartido. Si el nazi Otto Skorzeny pudo trabajar para el Mossad desde Madrid no hay vínculo o conexión que no pueda darse. 

Alberto Núñez Feijóo salió del armario y comenzó la campaña para las elecciones europeas anunciando que Giorgia Meloni es una socia confiable y que no ve ningún problema en pactar o incluir en las dinámicas del Partido Popular Europea a la líder de Fratelli D`Italia. En una declaración ante el Cercle d'Economia en Barcelona se abrió de manera indubitada a pactar con el fascismo: “No tengo información suficiente, pero no me parece homologable a otros partidos que se consideran de extrema derecha en Europa.” Es cierto que es posible que no tenga información porque ha dado muestras suficientes de ignorancia desde que asumió la máxima responsabilidad en el PP pero eso no cambia el significado de la alianza que propone.  

Giorgia Meloni es una fascista esencial. Una fascista pura. La líder del partido heredero del Movimiento Social Italiano, el partido que surgió de la República Social Italiana de Benito Mussolini y su partido Partido Fascista Republicano. Meloni es, además, admiradora del Duce, como dijo en algunas entrevistas cuando era la líder de la organización juvenil del MSI. Su política actual no ha abandonado ni una sola de las banderas radicales y contra los derechos fundamentales de las minorías que le llevaron a ganar las elecciones en Italia, pero sí hay un elemento que hace que sea vista con buenos ojos por las instituciones europeas, supranacionales y el Partido Popular Europeo. Meloni enseña un salvoconducto que ha servido a lo largo de la historia para integrar fascistas en las instituciones: no poner en cuestión el statu quo capitalista y es una defensora absoluta del atlantismo. 

Es una paradoja del destino que sea a través del otanismo y de Italia cuando se produce un nuevo movimiento de integración fascista en las instituciones europeas y occidentales. En los años de plomo, la Italia de los años 70, se produjeron varios atentados terroristas sangrientos como el de de Piazza Fontana en diciembre de 1969, que terminó con 17 personas muertas y 88 heridas, o el de la Loggia da Brescia en 1974, que acabó con la vida de 8 personas que contaron con la participación de miembros de Ordine Nuovo, una organización terrorista bajo el liderazgo de Pino Rauti. El grupo terrorista surgió del MSI y contó con el apoyo de la red Gladio como paraguas de actuación de los servicios secretos occidentales para atentar y culpar a la izquierda. Gladio y la OTAN fueron un servicio de empleo para nazis y fascistas después de la II Guerra Mundial porque servían a sus intereses. Lo fue entonces y lo es ahora con aquellos partidos ultras que sirven al atlantismo. 

Los casos de oficiales nazis al servicio de la OTAN son muchos al más alto nivel con ejemplos como Johannes Steinhoff, jefe militar de la OTAN en el año 1971, que fue también honrado con una Cruz de Hierro nazi por su papel en la II Guerra Mundial como as aéreo de la Luftwaffe o como Adolf Heusinger, que después de haber sido Jefe del Estado Mayor de Operaciones de la Wehrmacht acabó como Presidente del Comité Militar de la OTAN. No fueron los únicos, Hans Speidel, Johann von Kiehlmansegg y Karl Schnell, Franz-Josef también ocuparon importantes cargos militares en la OTAN después de haber sido parte de las fuerzas militares nazis. 

Las alianzas otanistas con fascistas y terroristas tienen muchos ejemplos a lo largo de la historia y siempre acaban vinculados con España e Italia. Licio Gelli fue uno de los máximos exponentes de esta alianza interesada contra la izquierda como uno de los máximos exponentes de la logia “Propaganda Due”. Antiguo camisa negra, del MSI, y miembro de Falange Española fue también aliado de Juan Domingo Perón y de su infame ministro José López Rega, que fue creador de la banda terrorista fascista “Triple A”. Licio Gelli era una de esas conexiones italianas que tenía el atlantismo a través de Gladio porque siempre se acaba integrando el fascismo vía atlantismo. Su hijo Maurizio Gelli es ahora embajador de Nicaragua en España tras haber logrado el plácet por parte de España. No sé qué tenemos que siempre acabamos acogiendo a lo más granado del autoritarismo mundial. 

No busquen incoherencias entre estas alianzas de hijos de puta. Obedecen a un fin último y concreto, la desaparición del adversario y el mantenimiento del poder en manos de una oligarquía de elegidos. El otanismo es solo una muestra integradora que utilizará al fascismo o el terrorismo de Estado para su conveniencia siguiendo la máxima de Benito Mussolini de que el único programa de la internacional reaccionaria es la acción. Para ese cometido siempre será necesario contar con tontos útiles como Feijóo abriendo la puerta al monstruo creyendo que podrá controlarlo.

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