El PP secuestra y el PSOE se dispara en el pie
Entre todos la mataron y ella sola se murió
He elegido hoy el tema más aburrido del que hablarles.
En las teles no lo tocan casi, o como mucho de refilón, porque les parece un mata audiencias. Nadie lo entiende y a casi nadie le interesa entenderlo. Para formarse un criterio sobre él hay que conocer el mecanismo y sus normas de diseño y funcionamiento para poder detectar dónde ha sido tocado y qué consecuencias ha tenido en su integridad. ¿A quién le importa cómo hace el relojero o el técnico su trabajo? Dame algo que ande o que no ande. Dame algo que sea lo que era o tal vez otra cosa pero ante todo no me compliques la vida. Si es complejo es aburrido. Lástima que la vida lo sea tanto.
He elegido el tema más aburrido porque es el más esencial. Todas las otras cosas -la guerra, la inflación, la decisión que roba derechos a las norteamericanas, la inmigración reprimida- son coyunturas de la vida a las que se puede intentar poner remedio si el sistema funciona. Lo más grave que está sucediendo ahora mismo en nuestro país afecta a las ruedecillas dentadas más importantes del sistema, a las que una vez gripadas nos llevarán a otra dimensión, a una que no podrá llamarse democracia liberal y en la que la solución a todos los demás temas, más entretenidos, tampoco existirá aunque será obligatoriamente unánime. El tema más grave, la anomalía institucional más profunda está ahí, haciendo su trabajo lento pero inexorable y todo ello en la oscuridad porque es muy aburrido, tan aburrido como esa célula inicial que rompe las normas y se lanza a una loca y anormal mitosis.
Voy a ver si se lo hago menos aburrido aunque no por ellos menos siniestro.
El Partido Popular secuestró las instituciones. Secuestró al órgano de gobierno del Poder Judicial hace más de tres años. Eso no se puede negar, el secuestrador es el PP y tomó como rehén a un órgano constitucional. Su único motivo para hacerlo: que no le iban a culpar por ello, que obtenía la ventaja de seguir teniéndolo a su lado y que así evitaba que formaran parte de él aquellos que no le son simpáticos.
Ahora bien, cuando tienes a un secuestrador enrocado con un rehén que es vital y al que no puedes dejar morir y no formas parte de la banda de secuestradores tienes que intentar poner fin al asunto sin perder al rehén, y con las mínimas bajas entre tus fuerzas de orden y entre la banda de secuestradores. Tampoco vale darle al secuestrador lo que pide. Pagar rescate es mala opción. El primer paso, casi siempre, es intentar negociar. En este secuestro fueron llamados negociadores más o menos profesionales y estos mantuvieron contactos largos y prolijos en al menos tres ocasiones en las que anunciaron que todo estaba solucionado, que el secuestrador iba a soltar al rehén y que todo iba a salir bien. Los acuerdos se rompieron. Siempre fueron los secuestradores los que lo hicieron de una forma u otra. Recientemente, tras haber matado ellos mismos a su jefe, los secuestradores nombraron a otro en su lugar y este prometió hacer una nueva oferta para acabar con la cuestión. El secuestrado, entre tanto, lanza de vez en cuando algún vagido tímido para pedir su liberación. Tiene síndrome de Estocolmo, no deja de estar a gusto y de comprender a sus secuestradores así que no grita y, desde luego, no ha intentado liberarse por sí mismo ni una sola vez.
Los secuestradores son los malos, obviamente, aunque son listos. Fíjense que a cuentas de la torpeza de los que están fuera y tienen el mando han conseguido que gran parte de la ciudadanía piensen que son los héroes y que el maldito matón es el que está al mando de la operación de liberación. Todo esto sí se debe a las torpezas cometidas por el equipo de rescate, que está siendo muy torpe y no solo por haberse dejado engañar en las falsas negociaciones, eso le pasa al mejor actor principal, sino por las decisiones que está tomando, con efecto rebote, y por la forma tosca de llevarlas a cabo.
Las torpezas del equipo de rescate tienen que ver también con sus propios intereses, que los tiene, porque no solo quiere rescatar al rehén sino que quiere rescatarlo para tenerlo de su parte y eso le impide tomar algunas medidas que hubieran sido las más acordes con la ley -lean El mandato incumplido de Batet y Llop-. Así que han ido dando tumbos. Están fuera en un puesto de mando en el que además del comisario al frente hay un inspector coprotagonista que trabaja con él y que quiere hacer su propia guerra, así que a veces no colabora y le pone palos en la rueda a la labor de su propio equipo. Rotas las negociaciones definitivamente, el año pasado decidieron enviar a los GEO -en forma de decreto ley que sedara al rehén- aunque no sin que el inspector irritante se peleara con su jefe porque él quería entrar ya en el edificio donde se retiene al secuestrado con bombas de humo y a tiro limpio -en forma de una inaceptable rebaja de las mayorías para nombrar vocales-.
Cuando se decidió usar a los GEO y entrar en el palacete de Marqués de la Ensenada se sabía que se corrían riesgos que fueron enumerados antes de que se diera la orden final -impediría renovar otro órgano constitucional, el TC, en el plazo de un año-. En un alarde de coraje o de temeridad, a veces son la cara de la misma moneda, hasta el inspector se bajó de la burra y apoyó la operación tal y como había sido diseñada. No consiguieron rescatar al rehén pero sí fastidiar a los secuestradores. Mientras sucedían hechos tan trágicos, varios sindicatos de las fuerzas afectadas, decidieron que era un buen momento para aprovechar la tensión y hacer valer sus reivindicaciones de cambiar las reglas del juego, consiguiendo que ellos fueran los encargados de decidir quién era el rehén por lo que sería más fácil rescatarlo en el futuro. Ayudar no ayudaban a solucionar la crisis pero la complicaban y les daban argumentos, así que los secuestradores estaban encantados.
Transcurrido un año, los problemas previstos han llegado. Ahora no tienen un rehén sino dos, porque otro órgano constitucional más, el segundo, amenaza con quedar secuestrado por la acción emprendida por el PSOE y UP contra la inacción del PP. Así que en las tiendas desplegadas para acoger el mando de la operación han decidido cortar por lo sano y van a retrotraer el operativo de rescate al principio durante un momentito. Sacarán a los Geo para que el rehén número uno pueda hacer el papel de rescatador del rehén número dos y luego volverán a la operación inicial. El inspector, al que muchos espectadores le cogerán manía, sigue incordiando porque insiste en que entrar a saco y sin miramientos es la única solución. A él no le importan ni las víctimas ni la destrucción ni que muera hasta el rehén. El público ya no entiende nada. Aprovechan que los atónitos ciudadanos están perdidos para convertir esta nueva intentona de los rescatadores ¡en una operación de ataque y comando para cometer un secuestro! Intentan hacer ver que son los Geos los que van a tomar rehenes. Es de locos. Las fuerzas especiales se han pegado un gran tiro en el pie. Ahora, además de no haber logrado rescatar a nadie, van a ser convertidos en los villanos de la historia, mientras los secuestradores y sus secuaces y los sindicatos hostiles se frotan las manos y se parten de risa viendo los apuros de los que eran al inicio del film los agraviados y los que tenían la razón de su parte.
Los secuestradores son los malos pero los del rescate lo están haciendo rematadamente mal así que puede que acaben pasando por los villanos según quien escriba el guion. El rehén entre tanto agoniza y nuestro futuro democrático con él. Entre todos la mataron y ella sola se murió.
¿Les ha parecido más ameno? ¿Creen que en este formato las masas que huyen de lo complejo y aplauden lo espectacular serán capaces de interesarse por el guion si hacemos un buen casting? O tal vez la serie sea demasiado larga y complicada para interesar. Son tres años de escribir columnas en este mismo espacio con los matices y los mecanismos y las implicaciones del tema -Índice de cinismo, Hay que quitarle la escopeta al CGPJ y tantas otras-
A ver si así es más fácil interesar. Sin la presión del público no habrá más temporadas hasta que los secuestradores ganen. Al tiempo.
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