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El PSOE ya es ETA

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, en la concentración en Pamplona contra la moción de censura.

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Atentos a la secuencia argumental de la derecha política y mediática a cuenta del acuerdo entre el PSN y Bildu para la alcaldía de Pamplona: “Con el ‘pacto encapuchado’ Sánchez entrega Pamplona a los herederos de una banda terrorista” (Núñez Feijóo). “El PSOE le hace un ‘Ongi Etorri’ a los herederos de ETA” (UPN). “El PSOE da un cheque en blanco al brazo político de ETA” (Isabel Díaz Ayuso). “El PSOE ha negociado con miembros de ETA el futuro de Navarra” (Javier Esparza, presidente de UPN). “Los socialistas han entregado Pamplona a los terroristas de ETA” (Cristina Ibarrola, todavía alcaldesa). “Yo sería incapaz de darle la alcaldía a un partido que ha asesinado a mis compañeros” (Núñez Feijóo). “ETA gobernará Pamplona” (García Gallardo, vicepresidente de Castilla y León por Vox).

Está claro: empiezan hablando de Bildu como herederos, luego de brazo político, en seguida ya son miembros de ETA, directamente terroristas, y además son ellos los que asesinaron a políticos socialistas. Resultado: no Bildu, ni el partido heredero ni medias tintas: es ETA quien gobernará Pamplona. Los encapuchados del “pacto encapuchado”. A eso le añaden bulos sobre la inminente liberación de presos de ETA como pago por la investidura (Esparza, presidente de UPN), o que los terroristas entrarán también en la amnistía, en la de los independentistas catalanes o en otra que negociará el PSOE con Bildu (así lo dijo la “moderada” Cuca Gamarra); y ya tenemos el relato cerrado. El mayororejismo de la derecha española, que sigue dando cancha a ETA doce años después de su desaparición.

En la misma lógica mayororejista, ya sabemos dónde acaba todo esto: la teoría del entorno. Mientras ETA estaba en activo, había medios y políticos, y peor aun jueces, que aplicaban con alegría la doctrina del “entorno de ETA”, que por abuso se convertía en “el entorno del entorno del entorno”. Cualquiera que tuviera el mínimo vínculo con ETA, por rebuscado que fuera, era también ETA. Y si el señalado ya era ETA, el que se relacionara con él también era ETA, y este a su vez seguiría contagiando a otros. Era aplicable a formaciones políticas, candidaturas electorales, organizaciones sociales, firmantes de manifiestos, medios de comunicación cerrados por orden judicial, periodistas, artistas, abogados…

ETA desapareció –pese a la insistencia del mayororejismo en que sigue viva, triunfal y consiguiendo sus objetivos por otras vías–, pero “el entorno” permaneció: EH Bildu, que sigue tratada de “heredera de ETA” pese a su alejamiento del terrorismo y a que lleve una década haciendo política con normalidad en las instituciones. Y el entorno del entorno: Podemos, el independentismo catalán y cualquiera que se relacionase con Bildu con normalidad democrática, y que una y otra vez han sido señalados como filoterroristas.

Ahora el entorno puede incluir también al PSOE. Ya se intentó cada vez que EH Bildu apoyó presupuestos generales o leyes del gobierno progresista, o en la reciente investidura de Sánchez. Con el pacto para dar la alcaldía de Pamplona al candidato de EH Bildu, la derecha ya tiene la pistola humeante que esperaba: el PSOE pacta con los herederos de ETA. El PSOE pacta con ETA. El PSOE es ETA.

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