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Semana Santa, ¿la nueva Nochebuena?

Semana Santa

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Pese a haber nacido en Andalucía, no fue hasta que tuve cinco o seis años la primera vez que presencié una procesión. Mi familia, además de china, es protestante, así que había un desconocimiento total sobre las procesiones y la Semana Santa. Mis vecinos andaluces, con toda su buena voluntad, decidieron llevarme a una.

Fue una experiencia terrorífica.

Era una noche santa (no recuerdo cuál, si jueves o viernes) y era una procesión de la Virgen María. Los vecinos me dijeron que tenía que tocar el manto de la Virgen porque daba buena suerte, y, ni cortos ni perezosos, me auparon hasta la imagen de la Virgen para que tocara el manto. Yo no sabía ni qué era ser virgen ni quién era la Virgen María ni qué era el manto que tenía que tocar. Cuando me bajaron de sus brazos, estaba agobiada, aterrorizada y confundida. Agobiada por ser aupada por gente random, asustada porque no sabía qué estaba pasando, confundida porque no sabía si había “tocado bien el manto” ni si tendría buena suerte. 

Con el paso de los años, aprendí lo que eran las procesiones, y dentro de mí siempre estuvieron asociadas a Andalucía. De hecho, una vez vi una procesión por el barrio de La Latina de Madrid y me resultó hasta extraño, como un oopart (objetos raros encontrados fuera de su tiempo, fuera de contexto). ¿Qué hace esto aquí? ¿Por qué es tan pequeña la procesión?¿Por qué nadie le canta una saeta a la Virgen? Qué poca pasión por la Semana Santa aquí en los madriles, recuerdo haber pensado.

Hace poco estuve en Cádiz, y la gente de las cofradías estaba ensayando los pasos, y no era gente mayor, era gente joven. En muchas calles estaban los asientos rojos a la espera de la procesión. Enfrente de mi alojamiento había un local (peña de amigos) con una cruz de rosas gigante dentro y cien fotos de la Virgen. Os confieso que me sorprende la pasión y la devoción de cómo se vive la Semana Santa en Andalucía. ¿Cuál es ese ingrediente secreto que hace que las procesiones sigan como son? ¿Es devoción? ¿Es fe? ¿Es arte? ¿Os imagináis esta fiesta en Alemania o Suiza? ¿A que no? Creo que la Semana Santa tal como imaginamos es capital nacional, esas saetas cantadas con fervor, el penetrante olor a incienso, los penitentes andando descalzos o con los ojos vendados el día de la procesión, Antonio Banderas volviendo cada año para ser costalero (o eso dicen), y, ojo, procesiones que a la 1 am según el recorrido siguen serpenteando por las calles. 

Me sorprende, sobre todo, por el curso que están tomando y cómo están evolucionando las celebraciones religiosas en España. Pese a ser un país que viene del nacionalcatolicismo, nos estamos deshaciendo con asombrosa rapidez de las religiosidad de las festividades (que no de la festividad en sí). En los años de mi adultez, he observado el gran contraste que hay en las Nochebuenas españolas, que tienen cosas como villancicos que mencionan el nacimiento de Jesús, belenes, balcones con banderas en la que está una figurita del niño Jesús… pero, a la vez, en esas mismas casas que tienen las banderas han abrazado con profunda felicidad que venga Papá Noel a dejarnos regalos paganos al lado del belén cristiano. Sumando además las muchas casas que celebran la Nochebuena sin ningún símbolo religioso. En España nos hemos quedado con la fiesta, y por el camino, a los símbolos religiosos les hemos quitado su religiosidad.

Me pregunto si es adonde van a evolucionar la Semana Santa, y por ende, las procesiones. Si nos quedaremos con las torrijas y se empezarán a hacer procesiones con figuras no-santas. Si dentro de unos años, nuestros nietos verán las procesiones como quien se acerca a una cabalgata Disney, si se extinguirán esa pasión devota y las saetas. Porque si España es un estado aconfesional donde cada vez la Iglesia va relegándose más y más, ¿seguirá teniendo sentido mantener festivos nacionales religiosos? Pero sobre todo me pregunto: ¿estamos preparados para tener esta conversación?

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