Quiénes son los tipos que nos suben los tipos
Los bancos centrales seguirán aumentando los tipos de interés de referencia en un proceso que generará desempleo y una pobreza añadida a la ya sembrada por la inflación. Pero esto no es todo.
Un resultado colateral es el de limitar considerablemente la política fiscal. Los tipos de interés, no solo elevados sino en una tendencia de rápido ascenso, implican el encarecimiento de la deuda pública que los Estados deben emitir para financiarse, y con ello, la reducción de las opciones para adoptar decisiones circunscritas a las propuestas de los ejecutivos y a la ratificación del Parlamento.
En este contexto parecen coherentes las recientes declaraciones del Banco Central Europeo, que ha lamentado que la aplicación de impuestos a la banca impulsada por el Gobierno español pueda suponer un encarecimiento adicional del crédito y las entidades privadas se verían legitimadas a incrementar aún más los tipos de interés a sus clientes. Este discurso y las medidas recientemente adoptadas, junto con el papel protector que este banco ha tenido sobre los activos tóxicos de las entidades entrampadas en la pasada crisis financiera, denotan un sesgo de clase que puede también detectarse en los perfiles corporativos de algunos de sus dirigentes.
El expresidente del BCE, Mario Draghi, considerado el salvador del Euro y ex primer ministro italiano, trabajó durante años como vicepresidente por Europa en una de las entidades estrella de la banca de inversión, Goldman Sachs; Christine Lagarde, actual presidenta del BCE, fue número uno del Fondo Monetario Internacional, exministra de dos gobiernos conservadores franceses, así como ex directiva del bufete multinacional Baker & McKenzie.
Otro de sus altos cargos es de remarcable recuerdo para el caso español. Se trata del vicepresidente de la entidad, y quizá el más significado en las recientes críticas a la decisión impositiva del gobierno español: Luis de Guindos Jurado. Antiguo responsable de la cartera de Economía y Competitividad entre 2011 y 2018, años en los que la política de austeridad, con permiso de etapa final del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, llegó a su cenit, De Guindos dirigió un rescate a la banca que se cuantifica en unos 60.000 millones de euros y, además, en una pérdida de empleo y de oportunidades difícil de traducir en cifras.
La procedencia corporativa de De Guindos nos dice mucho de las posiciones ideológicas por defecto de los gestores financieros público privados. Previo paso por la entidad privada Asesores Bursátiles y por el Ministerio de Economía regido por Rodrigo Rato, de Guindos había sido el principal ejecutivo de Lehman Brothers para España y Portugal. Desde allí asesoró a la Caja de Ahorros del Mediterráneo para una emisión de cuotas participativas que acabó con los ahorros de cientos de españoles –“esta emisión va a ser estudiada por las mejores escuelas de negocios”, decía entonces. La quiebra de Lehman en 2008 no le impidió incorporarse como responsable del sector financiero de PriceWaterHouseCoopers, una de las cuatro grandes auditoras internacionales.
Pero no solo el perfil, sino las redes y los contactos más estrechos de nuestros dirigentes nos informan sobre sus condicionantes valorativos e ideológicos. De Guindos nombró como número dos de Economía y Competitividad en 2014 a Íñigo Fernández de Mesa Vargas. Subdirector general del Tesoro español hasta 2005 y subdirector general de financiación internacional hasta 2007 -posiciones clave de las que depende la financiación estatal a través de la deuda pública-, Fernández de Mesa entró en Lehman en el año 2007 y después en Barclays Bank. Su especialidad allí fue la financiación del sector público. En 2011, de vuelta a dicho sector, figuró como secretario general del Tesoro y política financiera, y en 2014, como secretario de Estado de Economía. En la actualidad es presidente de la rama española de Rothschild, consejero de Iberdrola, asesor de la empresa de capital riesgo Altamar y presidente del Instituto de Estudios Económicos, un laboratorio de ideas próximo a la patronal CEOE. Desde este último ente, la antigua mano derecha de De Guindos ha enarbolado su protesta contra la subida de impuestos a las empresas energéticas y los bancos.
En un reciente informe elaborado por reconocidos juristas expertos en el ámbito fiscal, el IEE prevé la futura inconstitucionalidad de estos impuestos y calcula los enormes costes económicos y en materia de empleo que esta medida acarreará a la economía española. Fernández de Mesa ofició la presentación de dicho informe en compañía del director general del instituto, que se llama Gregorio Izquierdo, que también ha trabajado para la patronal CEOE y que fue presidente del Instituto Nacional de Estadística con De Guindos como ministro.
La complejidad de la política monetaria adquiere más sentido cuando se contextualiza. Los perfiles de los altos cargos pueden observarse como redes de poder, como una geografía relacional y valorativa que nos permite entender cuáles pueden ser las causas y las consecuencias de determinadas decisiones. La Economía precisa de una politización que no implica un rechazo a modelos económicos que en muchas ocasiones pueden ser adecuados, sino más bien una llamada de atención: quienes diseñan las políticas ya vienen diseñados a su vez por una sociedad que no es neutral. Suponer imparcial la parcialidad es militar pasivamente en una determinada causa.
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