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El temblor municipal

Guillermo Zapata

1. El auditorio está lleno de gente, es domingo y llueve. Me han pedido que hable sobre Ganemos Madrid en el encuentro de presentación de Podemos Móstoles. Luego me he sentado en la parte de atrás del escenario con las otras personas que han ido interviniendo. Detrás de mi presentan a la representante de CIDESPU “Asociación de ciudadan@s en defensa de la educación pública de Móstoles” Sube al escenario y empieza a hablar, el discurso es uno de las mejores defensas de la educación como bien común y servicio público que he oído en mi vida. La gente aplaude y vuelve aplaudir. Yo no puedo verle la cara a la mujer rubia que llena su cuerpo pequeño de pasión y furia, veo sin embargo su espalda y su mano izquierda sujetando el papel que le sirve de notas para ordenar su intervención. Está temblando. El brazo derecho está extendido como un palo, terminado en un puño cerrado apuntando al suelo, como para atar todo su cuerpo al escenario, para no salir flotando.

Cuando termina, la mujer viene y se sienta a mi lado, le tiemblan las piernas, me mira nerviosísima y murmura: “¿lo he hecho bien?” Le digo que lo ha hecho muy bien y ella me dice “No lo había hecho nunca” y luego señala a las butacas y me dice “Ahí está mi hija”.

El temblor son nuestras manos y nuestras piernas haciendo cosas que no habíamos hecho nunca.

2. La primera vez que vi a Tania Sánchez no fue en un pleno de un ayuntamiento, ni en la tele, ni en un despacho. La primera vez que la vi fue en el sótano de la C/Fé nº9 En el edificio que sirve de sede al periódico Diagonal. Tania estaba allí porque desde el Movimiento por la Democracia habíamos convocado una reunión para organizar una plataforma que tendría por objetivo convocar una consulta sobre la constitución que finalmente no llevamos a cabo. Tania vino a apoyar la idea como miembro de Izquierda Unida junto con otras compañeras (creo que aquella mañana solo había mujeres de IU, quizás me equivoque) participó como una más en la reunión. La segunda vez que la vi fue en julio de ese mismo año. En el plenario de Ganemos Madrid. Un plenario largo, complicado y “muy 15M” en el que aprobamos prácticamente todo por consenso entre 300 personas. En un momento de máximo cansancio le dije que aquello debía ser insoportable para ella. Me respondió “que va, a mi ésto me gusta mucho, me gusta mover las manitas”. Ella, como Mauricio Valiente, son la punta de lanza de un temblor que sacude IU desde hace ya unos meses. Mauricio participa en el grupo de políticas locales de Ganemos Madrid: en ningún momento ha dedicado un segundo a poner en valor su militancia en IU o las complicada situación que tienen.

Yo no soy de IU, pero he visto en las últimas semanas los zarpazos de quienes jamás estuvieron en ninguno de esos espacios, quienes ponen las siglas por encima de los procesos sociales y difaman a sus propios compañeros/as en una de las estrategias políticas mas tristes que yo recuerdo. El domingo habrá primarias en IU Madrid. Hay quién las hace porque no le queda mas remedio. Hay quién las hace confiando en que la democracia es abrir siempre, en vez de cerrar. Yo el Lunes sé que tanto Tania como Mauricio estarán dónde tienen que estar, dónde están hoy. Dónde han estado estos años.

3. El Patio Maravillas es un centro social en Madrid que tiene los plenarios mas largos de la historia de los centros sociales. Es así porque sustraerse a la urgencia y construir comunidad requiere de tiempos largos. El pasado fin de semana celebró la penúltima parte de su plenario anual con una amenaza de desalojo latente y un ayuntamiento dispuesto a silenciar a cualquiera que se atreva a toserle. En ese plenario hubo unas 70 personas. Una inmensa mayoría de ellas no están construyendo ninguna candidatura ciudadana y sin embargo, forman parte protagonista del temblor municipal que lleva meses latiendo en nuestra ciudad. En ese plenario se hablaron de planes que, como las buenas conspiraciones, se hacen respirando en común y sin miedo. Sacando la cabeza del tiempo corto de lo electoral para ponerla en el tiempo largo de la transformación del territorio.

El plenario definió una estrategia, que aún está por concretarse en sus detalles y que en los próximos meses dará sus primeros frutos. Fue un plenario construido sin angustia, lleno de risas y de potencia. Fue un plenario que se pensaba no como los últimos cantos de sirena de una raza extinta de dinosaurios sepultados ante el rodillo electoral, sino como una pieza clave del nuevo ciclo ciudadano y municipal. El Patio, como otros espacios sociales, no está huyendo, sino construyendo. Lo que pasa es que los temblores por aquí abajo se hacen callados y callarán haciendo. Porque a los espacios sociales siempre les ha ido más el gerundio que los tiempos futuros y el tomar y hacer en vez del pedir y esperar.

4. Podemos anda componiendo sus consejos municipales y varias personas conversan conmigo sobre este asunto. Recojo algunos comentarios al azar de conversaciones dispersas. Unas preocupadas por la lógica de listas y como pueden afectar a los pueblos más pequeños. Otra que querría que hubiera acuerdos y consensos generales para componer las listas. Una tercera ilusionada ante la posibilidad de que el círculo en el que trabaja elabore una estrategia común para llevar adelante los asuntos municipales. Otra, propuesta para el consejo de su ciudad que, nerviosa, me dice que no sabe si ella estará preparada para algo así.

Charlamos sobre una idea que me sorprende. Nos dijeron que éramos la generación más preparada, la que podría llegar a dónde quisiera, salvo en un aspecto. Nadie dijo “podréis participar en política” “tendréis responsabilidades” “tendréis que decidir y construir los asuntos comunes” En esa ausencia, en esa falta, en ese silencio, se funda el bloqueo al que millones de personas se enfrentan estos días.

Ese territorio, el de la política que se da en una asociación que defienden la educación, en las peleas por abrir un partido político anclado en al siglo XX, en los proyectos de un espacio social o en la composición de un nuevo partido político es el territorio material del temblor, es el territorio que ahora se empieza a ocupar entre incertidumbres y nervios.

Estamos yendo a los lugares dónde no podíamos ir una vez hemos descubierto que era en esos lugares, en la participación democrática, dónde estaba la llave para llegar a todos los demás lugares que nos habían negado: los de los derechos, dónde los sueños se vuelven de color carne y se pueden tocar.

Y por una cuestión casi de física, todos los lugares dónde temblamos son lugares que hacemos temblar.

Temblemos, y que tiemblen.

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