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La consagración de la primavera
Una chica perdida, desorientada, tímida, insegura, estudiante de Químicas en Madrid, procedente de Mallorca de una familia muy católica, quienes (para su “tranquilidad”), la instalan en un Colegio Mayor de monjas como residencia oficial. Es Laura (Valeria Sorolla), quien, por casualidad conoce a David (Telmo Irureta), un chico con parálisis cerebral que vive con su madre, Isabel (Emma Suárez). Laura inicia con esta familia una relación de confianza mutua con la esperanza de que le ayuden a encontrar “su lugar en el mundo”. David tiene un “blog” en internet en el que escribe sobre discapacidad y sexualidad. Laura se interesa, consciente de sus problemas con la sexualidad y sorprendida de que David trabaje sobre estos temas en su “blog”. Termina convirtiéndose en la “asistente sexual” de David. Este es el núcleo de la historia del film.
Las críticas sobre la película han sido todas muy favorables y, en mi modesta opinión, algunas exageradas o de otros tiempos. No deja de sorprenderme las contradicciones vitales que sigue sufriendo este país, probablemente herencia de los 40 años de nacional-catolicismo durante el franquismo. Un país que se ha colocado a la vanguardia en la lucha feminista, de los derechos LGTBI, del aborto. Que acaba de aprobar la ley más avanzada del mundo en cuanto a la transexualidad; un país que es líder mundial en trasplantes y donación de órganos…todavía se sorprende de que, un director como Fernando Franco, nos recuerde lo evidente, ¡que las personas con discapacidad son personas sexuadas! Y no pueden no serlo. ¿Cabría decir a estas alturas, “Sólo sí es sí” a la expresión de la sexualidad de las personas con discapacidades?.
La crítica de cine Elsa Fernández-Santos (a quien yo sigo con frecuencia y valoro positivamente sus críticas) ha dicho sobre la “Consagración de la primavera”: “Asombrosa, magnífica y muy perturbadora. Un film valiente, que se atreve con un tema cuya verdadera fuente de incomodidad no está en lo evidente”. Si, este párrafo lo hubiese leído en la década de los ochenta, lo entendería, pero estamos en 2023!!
En el año 1991, bajo el paraguas de los programas “Horizon” y “Helios”, en el que se compartían experiencias para la mejora de la calidad de vida de las personas con discapacidad en la UE, abordamos en la ciudad de Bremen (Alemania) y en Leeds (Reino Unido) la necesidad de cumplimentar por parte de los gobiernos, la figura de las “asistentes sexuales”. Los alemanes y británicos presentaron, por entonces, un análisis detallado con resultados muy positivos en la mejora de la calidad de vida sexual de sus ciudadanos/as con discapacidades. La delegación española no pudimos presentar nada (por cierto, la delegación española para mayor vergüenza, no llevaba ninguna persona con discapacidad). Así estábamos todavía por aquellos años.
“La consagración de la primavera” muestra una realidad desconocida para la mayoría y casi intocada desde la pantalla: la vida sexual de las personas con diversidad funcional y la existencia de “asistentes” sexuales que les permitan tener una vida lo más plena posible. Pero también plantea un debate sobre su representación“. Dice otro crítico de cine y yo me quedo estupefacto. Porque pensé que el comentario se había hecho en 1991 a mi vuelta de la reunión de Bremen.
Ígor Stravinski, escribió la “Consagración de la primavera” no sólo como el advenimiento del buen tiempo, alegre y jovial sino más bien como el estallido turbulento (y a veces dramático) de la vida. Es lo que le ocurre a la protagonista de la película, Laura, quien descubre su sexualidad haciendo de asistente sexual de una persona con discapacidad. Al final ¿Quién ayuda a quién? Laura a David o David a Laura.
El actor con discapacidad, Telmo Irureta, obtuvo el Goya al mejor actor revelación y en su discurso de agradecimiento por el premio, se sintió, una vez más, obligado a decir lo obvio, lo evidente “las personas con discapacidad también follamos”…como si estuviéramos en el tercer mundo o en 1990. Supongo que sus palabras habrán estremecido a la Conferencia Episcopal, pero ya sabemos que ellos continúan instalados en el medievo sexual, donde la sexualidad sólo es entendible en el marco de la reproducción…salvo para el gozo de sus curas pederastas.
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