Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
Sobre este blog

En este blog publicamos los artículos y cartas más interesantes y relevantes que nos envíen nuestros socios. Si eres socio/a puedes enviar tu opinión desde aquíConsulta nuestras normas y recomendaciones para participar.

La utilidad de la lengua

Becas de idiomas

Rubén Barros

11

Después de leer el interesante artículo “¿Para qué sirven las lenguas?” de Elena Alvarez Mellado como respuesta a este otro que se publicó en “El Español” me gustaría añadir mi granito de arena.

Aunque es evidente la intención provocadora del autor del segundo artículo mencionado, eso no debería ocultar unos hechos bastante sólidos.

Creo que todos coincidimos en que las lenguas son una herramienta para comunicarnos entre los seres humanos y también está claro que todas las herramientas modifican a su portador. La mano que golpea el martillo sobre una pieza de hierro candente no es igual que la que sujeta un bisturí para reparar un corazón. Puedo admitir desde ese punto de vista lo que Elena dice acerca de que “la pluralidad de lenguas nos permite asomarnos a las distintas conceptualizaciones que los humanos hacen de la existencia”, cosa que también podría decirse con respecto al arte.

Otro punto en el que todos coincidiríamos es que los idiomas que han sobrevivido hasta nuestros días son producto de fragmentaciones y posteriores diferenciaciones de lenguajes anteriores. ¿Es inevitable ese proceso de fragmentación y diferenciación a lo largo del tiempo? La historia que conocemos nos dice que sí, pero creo que el vector fundamental de esa deriva ha sido el aislamiento. Cuanto más aislados vivamos y con menos contacto con otras sociedades, más tenderemos a desarrollar los localismos y particularidades.

Por otro lado según la Biblia, las múltiples lenguas son el resultado de la maldición de un Dios vengativo y colérico para castigar la vanidad de la humanidad y en represalia por ese deseo de llegar cada vez más alto. Podemos decir que fue el origen del clásico “divide y vencerás”.

Pero a diferencia de períodos anteriores, ahora mismo vivimos una explosión en cuanto a la capacidad de conectarnos a nivel global como jamás había ocurrido. La aparición de internet y las posibilidades de tener un canal directo entre los habitantes del planeta abren una nueva dimensión, pero a pesar de esto si yo envío un mail o un tweet en castellano a un hablante de mandarín, evidentemente jamás nos podremos comunicar.

Hay, sin embargo, otro lenguaje que suele pasar inadvertido cuando se habla de los diferentes idiomas y es el matemático. Afortunadamente a día de hoy, gracias a la notación matemática, podemos entendernos y trabajar en el avance científico entre personas que hablamos idiomas diferentes. A lo largo de la historia se ha producido una convergencia para que las matemáticas adopten un lenguaje común, y todos sabemos que los grandes avances se han producido gracias a los descubrimientos de los griegos primero, luego de los árabes que construyeron sobre el conocimiento de los griegos, más tarde los europeos que lo hicieron sobre los árabes y así hasta nuestros días. En definitiva, existió la voluntad de comunicar y compartir esos descubrimientos entre distintas sociedades y en ese camino se fue desarrollando un “idioma” matemático único y común para facilitar esa tarea. La convergencia en un protocolo de comunicación entendible por ambas partes (el lenguaje) es un imperativo para que podamos colaborar y compartir conocimientos.

¿Qué pasaría si cada sociedad hubiera elaborado su notación matemática propia ignorando lo hecho anteriormente? Seguramente cada grupo social habría desarrollado sus propias conclusiones muchas veces duplicando los mismos esfuerzos en varios sitios a la vez, y lo más probable es que ninguno de ellos hubiera sobrepasado el umbral de la geometría euclidiana.

Obviamente, pretender que toda la humanidad hable una única lengua en exclusiva sería más bien una distopía, pero, ¿qué alternativa tenemos para mejorar esa comunicación directa?

Una opción sería que todas las personas pudieran hablar todos los (¿7000?) idiomas existentes, y la otra, obviamente mucho más práctica, es que todas las personas supieran al menos un idioma común, una lengua franca.

Isaac Newton escribió su “Philosophiæ naturalis principia mathematica” en latín. La razón es muy simple, en ese momento el latín era la lengua franca de la ciencia y permitió que posteriores científicos desarrollaran y llevaran sus teorías aún más lejos. Imaginemos por un momento que lo hubiera escrito en su inglés materno porque de esa manera expresaba mejor las “conceptualizaciones que los humanos hacen de la existencia”. ¿Cuánto habría tardado en distribuirse por el mundo científico de la época?

La opción de la lengua común no está exenta de dificultades, pero sí seria una posibilidad real para que todos los habitantes del planeta tuviéramos ese canal de comunicación directa, sin perjuicio de que cada uno de nosotros siguiera hablando nuestra lengua materna o algunas otras más si nos apeteciera.

Ya puestos a imaginar, por un lado tendríamos un mundo con más de 7000 poblaciones, cada una con un idioma distinto y además incapaces de comunicarse entre ellos y por otro lado un mundo con una única lengua. Si yo tuviera que escoger me quedaría claramente con la segunda, con la primera no pasaríamos de la Edad de Piedra. Se podrá objetar, con razón, que son opciones ridículas, que no se puede optar solo por blanco o por negro, y que la realidad es de color gris y está en algún punto entre los dos, pero igualmente mi gris siempre debería estar más cerca de la única lengua que de la otra opción.

El esperanto fue un intento muy loable de alcanzar esa lengua universal, pero más allá de las buenas intenciones, los impedimentos prácticos son cuantiosos, pensemos solo en las implicaciones de formar a todos los profesores que serían necesarios para enseñar al conjunto de la población mundial.

El idioma inglés es por la vía de los hechos, la lengua franca actual, el idioma de la ciencia y la tecnología. En términos prácticos es la única lengua que podría transmitirse a nivel global en unas pocas generaciones. Esto no tiene que ser incompatible con la existencia de nuestras lenguas maternas, porque se podría seguir manteniendo su estudio, pero siempre garantizando que al menos tuviéramos un idioma en común. Si queremos progresar como especie, es absolutamente necesario que podamos comunicarnos de manera rápida, eficiente y directa entre todos los habitantes de nuestro planeta sin exclusiones.

Por último, ¿alguien cree que hubiera sido posible desarrollar la vacuna para la COVID-19 en un plazo tan corto sin un idioma común?

Sobre este blog

En este blog publicamos los artículos y cartas más interesantes y relevantes que nos envíen nuestros socios. Si eres socio/a puedes enviar tu opinión desde aquíConsulta nuestras normas y recomendaciones para participar.

stats