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50 años de Matesa, el primer gran escándalo de corrupción del franquismo

50 años de Matesa, el primer gran escándalo de corrupción del franquismo

EFE

Madrid —

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El próximo miércoles, 24 de julio, se cumplirán 50 años del estallido del caso Matesa, el primer gran escándalo de corrupción del franquismo, que enfrentó a las diferentes familias del régimen, tecnócratas y falangistas, provocando el cese de varios ministros y el reforzamiento del Opus Dei en el poder.

El caso, que se destapó como la falsificación masiva de las exportaciones que esta empresa textil realizaba a cambio de subvenciones, llegó a implicar al gobierno francés, a ministros como Manuel Fraga, y tuvo relación con la sucesión del Rey Juan Carlos como jefe de Estado tras la muerte de Franco, según ha asegurado a Efe Juan Vilá Costa, el hijo del dueño de Matesa, Juan Vilá Reyes.

“Fue una guerra sin cuartel la que se libró en julio de 1969”, confiesa el hijo del empresario, quien asegura que la denuncia de Matesa fue un último intento de la derecha “más radical” por mantenerse en el poder, tras ver como una derrota y un signo de aperturismo que Franco nombrara a Juan Carlos de Borbón como sucesor.

El experto en anticorrupción e investigador de este caso, Fernando Jiménez, sostiene que entre los falangistas existía un “rumor de fondo” de que las exportaciones de Matesa eran “una tapadera” para la financiación del Opus Dei, una información que no se difundió en los medios españoles pero sí en los italianos, y que fue distribuida en los pasillos de las Cortes franquistas.

MATESA, UN GIGANTE CON PIES DE BARRO

Matesa, fundada en 1956 por Vilá Reyes, había sido encumbrada por el gobierno franquista como la primera multinacional española ya que, según la propaganda oficial, su innovador telar sin lanzadera se vendía con gran éxito por todo el mundo.

El Estado, a través del Banco de Crédito Industrial (BCI), había concedido préstamos de hasta 10.000 millones de pesetas para promocionar las exportaciones que la empresa decía realizar, lo que servía además como símbolo del aperturismo comercial español, un “objetivo nacional” tras años de autarquía, explica Jiménez.

Para tener una idea de lo que suponía esta suma de dinero en 1969, el préstamo concedido a Matesa equivalía al presupuesto anual del Ministerio de Agricultura en la época, un dato que escandalizó a la opinión pública y que el hijo del fundador de la empresa confirma, aunque matiza que “Matesa tenía ventas como para ser acreedora de esta cantidad”.

El Gobierno siguió concediendo créditos millonarios a Matesa a pesar de las sospechas de que, según Jiménez, dos tercios de las exportaciones eran ficticias, algo que niega Vilá Costa, quien sostiene que era “la forma de promocionar el producto”. Según él, “no fue un caso de corrupción”, sino de transgredir “un reglamento anticuado” en materia de comercio.

“DE EMPRESARIO DEL AÑO A ESTAFADOR DEL SIGLO”

Un elemento excepcional del caso fue el enorme eco que tuvo en la prensa de la época, especialmente en aquella ligada al Movimiento Nacional, ya que Fraga, ministro de Información, aflojó la hasta entonces férrea censura con el fin de perjudicar a sus enemigos políticos, el sector tecnócrata y del Opus Dei, al que se asociaba Matesa.

Algunos periódicos, como el falangista “Diario SP”, llegaron a pedir la dimisión de los ministros económicos, algo inaudito para la prensa franquista. Vilá Costa afirma que estas acusaciones tenían su base en “fake news” como respuesta a la “revolución” que produjo el telar sin lanzadera, un producto que “se adelantó al momento”.

En un primer momento, el plan de Franco para Matesa era apartar discretamente a Vilá Reyes de la administración ejecutiva de la entidad e incautarla, según se observa en un informe de julio de 1969 del Ministerio de Hacienda, al que ha tenido acceso Efe, pero este plan se vio truncado por la denuncia a Vilá y el estallido mediático del escándalo.

La detención del empresario supuso para Vilá Costa que su padre pasara de ser “el empresario del año al estafador del siglo”, lo que le costó seis años de prisión provisional, que terminó con la amnistía general por la coronación del Rey Juan Carlos en 1975.

La empresa pasó a administración judicial y siguió exportando hasta 1983, pero las consecuencias más importantes se dieron en el plano político, con la crisis más grande de la dictadura, que dio pie a la mayor remodelación del gobierno franquista, subraya Jiménez.

Franco destituyó a los principales ministros implicados y quitó todo el poder al sector falangista, representado por Fraga o José Solís, resultando en el llamado 'gobierno monocolor', en el que el Opus Dei se hizo con casi todos los ministerios.

EL CASO TRASPASÓ FRONTERAS

“Los ministros económicos tenían mucho interés en que mi padre invitara a Giscard d'Estaing a España”, comenta Vilá Costa, en referencia a las relaciones que mantuvo Matesa con el Gobierno francés presidido por Valéry Giscard d'Estaing.

El líder francés y el empresario asistieron juntos a cacerías en España e incluso llegaron a cenar en el Elíseo, confiesa Vilá Costa a Efe, quien explica que su padre era la “bisagra” entre el sector aperturista del régimen y el gobierno francés.

Otro personaje clave es el diputado y aristócrata francés Jean de Broglie, primo de Giscard, quien creó Sodetex, una filial de Matesa en Luxemburgo, y cuyo asesinato en 1984 está vinculado, según un documental de la televisión francesa, con los impagos de Sodetex a Matesa, algo que Vilá Costa niega y alude como causa las “rencillas entre mafias francesas”.

El caso Matesa no fue el primer caso de corrupción pero sí el primer gran escándalo del franquismo. El tratamiento en la prensa fue lo excepcional de la trama, una consecuencia del enfrentamiento entre las familias del franquismo, que ya estaban tomando posiciones en el ocaso del régimen.

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