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“Hace falta una organización que promueva no votar a listas que incluyan a imputados”

La catedrática de Filosofía Victoria Camps. EFE/Albert Olivé

Mario Pais Beiro

La corrupción es un tema que cada día preocupa más a los españoles. No en vano, el CIS lo sitúa como el segundo, solo por detrás del paro. Hablamos sobre el tema con Victoria Camps, catedrática emérita de Filosofía Moral y Política de la Universitat Autònoma de Barcelona. En política fue senadora del PSC, como independiente, y ejerció como presidenta de la comisión de estudio de contenidos televisivos del Senado. Camps colabora en el documental de Albert Sanfeliu, Corrupción: el organismo nocivo, que pretende denunciar las presiones que reciben quienes denuncian la corrupción.

En los últimos años están saliendo a la luz casos de corrupción muy graves. ¿Cómo hemos llegado hasta esta situación?

No creo que seamos uno de los países más corruptos de Europa. Durante el franquismo había más corrupción que ahora, es decir, que no hemos llegado a un estado de corrupción por una serie de causas, sino que la corrupción existe, ha existido siempre. Lo que ocurre es que ahora la conocemos, sabemos que hay corrupción, y sobre todo conocemos la corrupción política, que es la que más aflora.

La otra, la que no es política, la conocemos menos, pero también la hay. Quizá nos habíamos hecho a la idea de que con la democracia, con instituciones democráticas y un Estado de Derecho la corrupción política desaparecería por arte de magia y no es así. La diferencia es simplemente que ahora estamos informados y antes no lo estábamos, no que haya más corrupción ahora que antes.

¿Y cree que es un problema de la misma sociedad y no solo del sistema político? Mucha gente denuncia y se enoja con la corrupción, pero después solicita facturas sin IVA, por ejemplo, que en el fondo también es un tipo de corrupción.

Sí, la corrupción es una tentación: a nadie le gusta pagar impuestos y que estos suban. Y las posibilidades de hacer trampas y evadir impuestos están al alcance de todos. Yo lo que creo es que la corrupción ocurre porque hay personas que no tienen esa capacidad, o no la quieren adquirir, de autodominio, de intentar no aprovechar las lagunas que tiene la ley o las posibilidades que están a su alcance para hacer frente a la tentación de corrupción y evitarla.

No creo que sea una cuestión de que estemos mal regulados, de que nos falten controles. Los controles existen, pero no siempre son eficaces. Las leyes existen, pero a veces no se cumplen. Por lo tanto quiere decir que existe una impunidad frente a la ley que no debería existir. Por otra parte, la corrupción es una desviación de una conducta recta y eso solo cabe atribuirlo a los corruptos. Hay personas que se corrompen y otras que no lo hacen. Esa falta de virtud es parte de la moral personal de cada uno.

¿Cree que también ayuda que las leyes sean muy laxas?

Yo no creo que sean tan laxas. Yo creo que muchas veces, sobre todo en el caso de la corrupción política…, en la financiación de los partidos, que es un tema candente, existe una normativa clara. No es que la ley sea laxa, es que el corrupto sabe hacer muy bien las cosas, sin dejar huellas. Muchas veces no se le condena por falta de pruebas. Estamos con el caso Bárcenas ahora, que muchas veces se compara con el pasado caso Naseiro: en aquel caso no hubo condenas por falta de pruebas, o por faltas procedimentales que llevaron a sobreseer el caso. Por tanto no es culpa de la ley, sino que el corrupto es muy hábil.

Sin embargo hay una parte de la sociedad que sí tiene esa sensación, que incluso cuando se demuestra y hay pruebas suficientes de la comisión de un delito relacionado con la corrupción, las condenas son muy bajas.

Sí, también es cierto que las condenas son muy bajas y además los delitos prescriben muy pronto. Si añadimos la lentitud de la Justicia, hace que queden impunes delitos que no deberían. Y la reforma del Código Penal que impida esto no se llega a hacer. Y es verdad que existe la impresión de que los delitos de cuello blanco no deberían prescribir tan pronto y que dicha reforma debería ser llevada a cabo con celeridad.

¿Y cree que esa reforma no se lleva a cabo porque quien tiene que legislar tiene un interés en no hacerlo?

Sí, puede haber ciertos intereses en no legislar mejor. Hay unos intereses y unas presiones, del mismo modo que no se reforma una ley electoral que mucha gente dice que hay que reformar. Llevamos muchos años diciéndolo y no se hace.

¿Cuál cree que es el papel de los medios de comunicación a la hora de informar sobre la corrupción?

Bueno, el papel de los medios también contribuye a veces a sembrar confusión, a hablar de la corrupción quizá demasiado pronto, cuando todavía no está claro si alguien está imputado o no, si es culpable o no… Yo pienso que los medios son tan partidistas como los propios partidos, y basta ver la diversidad de medios, sobre todo escritos, y ver cómo tratan la corrupción política para darse cuenta a favor de quién están y en contra de quién. Entonces la objetividad frente a la corrupción, y la medida, de qué forma hay que hablar de ella, cómo hay que explicar las cosas, se desvirtúa muy fácilmente por partidismo.

¿Cree que el exceso de información es perjudicial?

Sí, el exceso de información muchas veces neutraliza los efectos de esa misma información. La gente se cansa de las malas noticias que transmiten los medios. Puede ser que los ciudadanos al oír repetida la información sobre corrupción en exceso, aun cuando lo consideran uno de los problemas fundamentales que tenemos, pasan de ella y no son exigentes.

Hay un 44% de la población que considera que la corrupción es uno de los principales problemas, solo por debajo del paro. ¿Por qué la sociedad no reacciona de otro modo contra ella?

Los ciudadanos no se han organizado, no hay un movimiento ciudadano organizado para combatir la corrupción como sí lo hay contra las hipotecas o los recortes. Quizás porque es más amplia y afecta sobre todo a los partidos grandes por igual, a todos los niveles de la Administración. Es más complicado que la gente se organice cuando el fenómeno es más transversal. Luego, por otra parte, cuando me hacen esta pregunta siempre me hago otra: ¿qué pueden hacer los ciudadanos salvo salir a la calle y protestar?

Quizá una organización debería canalizar esta reclamación, que es la de no votar a listas que incluyan a imputados o incluso condenados. Pero eso por ahora no ha ocurrido, los partidos siguen incluyéndolos en sus listas y siguen siendo votadas. Esta sería una medida, pero hace falta una organización que la promueva y lidere. Yo creo que también la sociedad se acostumbra a que las cosas no funcionen bien y cree que la corrupción es inevitable, que tampoco hay que preocuparse tanto, aunque después las encuestas lo mencionen como uno de los principales problemas.

Menciona a los partidos políticos, que siguen incluyendo a imputados en sus listas.

Pero claro, como nadie les castiga por que lo hagan… Y ellos mismos lo dicen, de una forma un tanto irónica: “Aquí son las urnas las que mandan”. En las urnas no se refleja el castigo por la corrupción, por lo tanto a la gente no parece importarle tanto.

¿Pero cree que los partidos deberían ser más duros con este tipo de casos?

De eso estoy absolutamente convencida. Lo que más nos distingue de otros países de nuestro entorno, sobre todo los países del norte de Europa, no es que tengamos más corrupción, es que la reacción contra la corrupción es en otros casos rápida, y en España no lo es. En España hasta que alguien es declarado culpable no se suele hacer nada, no se le priva del cargo ni se le margina ni separa. Son excepciones cuando eso ocurre.

En el documental en el que usted va a colaborar, participarán funcionarios o trabajadores públicos que han denunciado casos de corrupción, lo que les ha acarreado problemas en su trabajo e incluso en su vida personal. ¿Cree que éste también es un motivo por el que la gente no es más activa a la hora de denunciar, por no buscarse un problema mayor?

El preocuparse porque las cosas estén funcionando mal cuando a uno le va el puesto de trabajo si denuncia el mal funcionamiento... pues es comprensible que nadie se quiera mojar en ese sentido. Es bastante heroica la denuncia en esa situación.

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