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Abascal también se presenta en Madrid: tutelará la campaña de Monasterio como 'candidato en la sombra' frente a Ayuso

Santiago Abascal y Rocío Monasterio en el cierre de campaña en Madrid

Carmen Moraga

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Santiago Abascal ha saltado al ruedo madrileño. No será el candidato oficial de la formación de extrema derecha a la Comunidad de Madrid, pero casi. El Comité Ejecutivo Nacional de Vox ratificaba este miércoles como cabeza de cartel a Rocío Monasterio, la portavoz en la Asamblea de Madrid, para concurrir de nuevo a estos comicios que para Vox son un importante reto, después de haber arrasado al PP en Catalunya. Algunas encuestas dan a la formación de extrema derecha una tendencia a la baja sin garantizarles que igualen o superen los 12 diputados que lograron en las elecciones regionales de 2019. La disputa en Madrid, donde la extrema derecha tiene un importante caladero de votos, es crucial en la batalla que Vox mantiene con el PP por la hegemonía en ese espacio político. Pero los sondeos publicados hasta la fecha auguran un frenazo para la formación de Abascal, dado que muchos de sus votantes de las últimas elecciones generales prefieren en estas a Isabel Díaz Ayuso.

Ante este inquietante panorama Abascal daba su propio golpe de efecto y confirmaba en Twitter que él mismo será el jefe de campaña de Monasterio, su estratega y el que la acompañará prácticamente en todos sus actos por la Comunidad de Madrid. La demoscopia, que augura una subida espectacular para Ayuso, a costa de Ciudadanos; la irrupción de Pablo Iglesias en la contienda; el cambio de candidato en el partido de Arrimadas –donde Edmundo Bal sustituye a Aguado–, así como la ratificación de Gabilondo en el PSOE y la candidatura de Mónica García por Más Madrid, que está muy consolidada en Madrid, son factores que han obligado a la formación de Abascal a mover ficha y a convertir al líder nacional, que es el que más tirón tiene entres sus votantes, en el 'candidato en la sombra' del 4M.

La designación de Monasterio –sin primarias– no ha causado ninguna sorpresa a pesar de que algunos dirigentes del partido habían sembrado cierta intriga al respecto. El portavoz nacional de Vox, Jorge Buxadé, lo había dado por seguro la semana anterior –“somos un partido previsible”, dijo–. La propia candidata de Vox lo tenía asumido. De hecho, nada más conocer que Iglesias dejaba el Gobierno para ser el cabeza de lista de Podemos, Monasterio no pudo ocultar su 'regocijo' y en su cuenta oficial de Twitter exclamó: “¡Ahora sí que me voy a divertir...y mucho!”, mientras añadía que “lo que más le puede doler a estos comunistas es el voto a Vox”.

Este miércoles, a ultima hora de la tarde, el partido confirmaba la candidatura de Monasterio. “Gracias a todos mis compañeros de Vox por confirmar mi candidatura para Madrid. Haremos un trabajo extraordinario y seremos la garantía para que Sánchez y los comunistas no entren en Madrid. Será una gran campaña con el mejor director posible: Santiago Abascal, ¡apasionante!”, dejaba escrito Monasterio en su cuenta de Twitter. Por su parte, Abascal escribía: “Hagamos, entre todos, que Madrid sea el primer paso para un cambio profundo en España. Un dique frente a la grave amenaza de Sánchez y sus aliados”.

Monasterio se incorporó a Vox en 2014 y desde 2016 es la responsable del desarrollo del programa de Asuntos Sociales del partido y la presidenta de Vox en Madrid, además de haber ejercido como portavoz de su grupo en la Asamblea de Madrid. En la contienda anterior, que coincidió con las elecciones municipales y europeas, el 26 de mayo de 2019, Iván Espinosa de los Monteros, su marido, fue el jefe de campaña para la triple cita electoral. Si en el Ayuntamiento –que contó como candidato con Javier Ortega Smith– todo el empeño era “hacer frente” y desbancar a Manuela Carmena de la alcaldía, a nivel autonómico la obsesión de Vox era demostrar que eran la “alternativa a la derecha” y “el único partido capaz de defender la libertad y los verdaderos valores, sin miedo y con valentía”. Ahora insisten en ese mensaje y en que frente a los dos bloques de la derecha y la izquierda “solo queda Vox”, mensaje que han acuñado como hashtag en las redes sociales.

En su primera campaña autonómica, Monasterio volcó todo su empeño en que los madrileños visualizaran a una mujer católica, capaz de acudir a los barrios para denunciar su precaria situación, de ideas tradicionales, sumamente conservadoras, entregada en cuerpo y alma a su familia numerosa –tiene cuatro hijos– pero capaz de compaginar todo ello con la política, y muy alejada del feminismo, que combate con uñas y dientes. Los ejes comunes de la campaña de Vox en esa triple cita electoral se centraron en una “rebaja fiscal”, la “reducción del gasto público”, la “mejora de la seguridad ciudadana”, en la “defensa de la libertad de los padres para decidir la educación que quieren para sus hijos” y, sobre todo, en “la eliminación de leyes ideológicas impuestas por los gobiernos populares y socialistas”. Entonces también abogaban por “la desarticulación de las administraciones regionales” en las que participan y de las que cobran desde 2019, que se sepa, sin mayor conflicto.

Vox logró en aquellas autonómicas de 2019 en Madrid una docena de diputados, dio el Gobierno al PP convirtiéndose en la llave del pacto con Ciudadanos, pero ejerció la oposición. A Ayuso durante el último año y medio le ha dado una de cal y otra de arena, sin llegar a aprobarle ningún presupuesto. El último parecía encarrilado, pero en estas llegó la moción de censura en Murcia y Ayuso vio la oportunidad de finiquitar la legislatura y librarse de los de Ignacio Aguado.

Ahora Monasterio vuelve a presentarse para pugnar contra Ayuso hasta el 4 de mayo y, previsiblemente, para convertirse en su socia el día después si da la suma en la Asamblea de Madrid. Nadie pronostica que el sorpaso al PP en Catalunya pueda darse remotamente en un feudo que los populares gobiernan durante el último cuarto de siglo.

Con la decisión de convertirse en la sombra de Monasterio, Abascal pone a prueba su tirón electoral en la capital donde cuenta con más seguidores y medios de comunicación afines. El dirigente de extrema derecha se cruzará en el camino de esta campaña, además de con Iglesias, su bestia negra, con el líder de PP, Pablo Casado, que ha anunciado su disposición a arropar también a la candidata de su partido todo lo que sea necesario –o lo que ella le deje–. Ambos políticos, enfrentados desde la fallida moción de censura de Vox contra Pedro Sánchez, pugnarán por el electorado más a la derecha en la capital, sin perder de vista que el día después estarán condenados a entenderse, como ya lo hacen en Andalucía o en el propio Ayuntamiento de la capital. Abascal ya ha dejado sus primeros mensajes al líder conservador:

El primer acto de campaña de la formación de extrema derecha lo ha lanzado el líder de Vox en las redes. Disenso, la fundación que apadrina, ha hecho público un manifiesto –La Carta de Madrid–, que ya ha sido apoyado por personalidades de la extrema derecha internacional, “en defensa de la libertad, la democracia y el Estado de Derecho frente al avance de la extrema izquierda en los países” de lo que denominan la Iberosfera. Un mensaje que marca la que será la línea maestra de Vox en esta campaña.

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