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Aguirre, González y Cifuentes resucitan para dar lecciones de ética en plena guerra del PP

Isabel Díaz Ayuso y Esperanza Aguirre, en una imagen de archivo.

Alberto Ortiz

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El espectáculo fraticida en el PP ha abierto una ventana a varios expresidentes madrileños para volver a opinar sobre la actualidad del partido, a pesar de las sombras de corrupción que planean sobre sus gestiones. Esperanza Aguirre, Ignacio González y Cristina Cifuentes han entrado estos días en el debate sobre el cisma interno y, aunque piden que se resuelva ya, se muestran más preocupados por el supuesto espionaje a la dirigente madrileña que por las sospechas de irregularidades en el contrato adjudicado a dedo a un amigo de su familia. 

No parece casualidad que de las primeras en hablar tras abrirse el conflicto fuese una de las principales valedoras de Isabel Díaz Ayuso en el último tiempo. Esperanza Aguirre, que durante sus años al frente de la Comunidad de Madrid también protagonizó un enfrentamiento con la dirección nacional, ha hecho unas declaraciones este sábado en Catalunya Ràdio en las que afirma estar pensando si pide dimitir a Casado e insiste en la salida de Teodoro García Egea.

“Está tardando en dimitir”, ha dicho sobre Egea en la entrevista. Para dar su apoyo a la presidenta de la Comunidad de Madrid, ha asegurado que los datos por los que se acusa a Ayuso son falsos: “Todos los ciudadanos, madrileños sin ninguna duda, pero de toda España, están del lado de Ayuso”.

Aguirre, además, ha hecho hincapié en que se trata de la crisis más grave que ha habido nunca en el Partido Popular, y que “no se está comentando nada de Castilla y León porque han metido esta historia falsa de que Isabel Díaz Ayuso es una corrupta”.

También ha añadido que el candidato del PP para las próximas elecciones generales “será quien decida el Congreso Nacional del PP que se tiene que celebrar en julio”, y ha acusado textualmente a García Egea de contravenir la ley de partidos políticos y los estatutos por querer aplazarlo.

Aguirre ya había salido este jueves a arropar a la presidenta madrileña con alguna alabanza hacia ella pero sobre todo con un ataque poco diplomático al secretario general, Teodoro García Egea, a quien responsabilizó del punto al que ha llegado el partido. 

“No ha traído más que malestar y lo que hace falta es centrarnos en sacar a este Gobierno”, dijo Aguirre, para luego añadir: “Si yo estuviese en su lugar, dimitiría”. La expresidenta afirmó esto poco después de la rueda de prensa de García Egea el jueves, en la que el secretario general anunció que expedientaría a Ayuso. Aguirre le reprochó que tomase esa decisión sin explicar la razón. “He escuchado la rueda de prensa de Ayuso y me ha parecido impecable”, defendió. “Casado se está debatiendo entre hacer caso a Teo [García Egea] o no hacerle caso. A mí ya no me hace caso. Yo no le haría caso”, recomendó a continuación.

Aguirre también aprovechó su aparición mediática para criticar a uno de sus antiguos pupilos, Ángel Carromero, fontanero del PP y, hasta su dimisión este jueves, director general del Ayuntamiento de Madrid. Carromero era uno de los principales asesores del alcalde y una persona de confianza para Pablo Casado. Es a quien señalan las informaciones que el miércoles hablaron sobre el supuesto espionaje a Ayuso, organizado desde el entorno de la Empresa Municipal de Vivienda y Suelo (EMVS). “Carromero ha sido una enorme decepción. Más que decepción. Me alegro que haya dimitido y espero que dimita de todos sus cargos en el partido también”, dijo Aguirre. 

Aguirre se siente decepcionada ahora, porque en su momento defendió al entonces secretario general de Nuevas Generaciones del PP en Madrid. En concreto, en 2012, cuando fue condenado en Cuba por homicidio imprudente. Carromero conducía el coche cuando ocurrió el accidente en el que fallecieron los opositores cubanos Oswaldo Payá y Harold Cepero. 

“Para todos los amigos de Ángel, para todos los militantes del PP y para mí especialmente por ser la presidenta del PP de Madrid, es un día de enorme alegría porque por fin Ángel pisa territorio español”, dijo Aguirre al visitarlo en una cárcel de Segovia, después de ser trasladado a España para terminar su condena en territorio nacional. “Ángel Carromero no es un delincuente según la ley española”, argumentó entonces. Su visión sobre él ha cambiado radicalmente en estos años. “Hay muchos chiquilicuatres en el PP, uno ya ha dimitido”, dijo esta semana la todopoderosa expresidenta madrileña, que está imputada en la pieza del caso Púnica que investiga la financiación irregular del PP de Madrid.

“Servicios turbios” 

Carromero habría desarrollado un papel nuclear en el supuesto espionaje, que es lo que más ha afectado emocionalmente al expresidente Ignacio González, investigado y procesado por corrupción. González, que asumió en 2012 el Gobierno de la Comunidad de Madrid tras la dimisión de Aguirre, ha sostenido que a él le espiaron los mismos detectives que los fontaneros de Génova quisieron contratar para rastrear la vinculación del hermano de Ayuso y el contrato de las mascarillas. 

“Yo fui objeto de espionaje en 2008 en un seguimiento en Colombia. Fui seguido durante una semana por esta agencia que me realizó a mí espionaje y esta misma agencia no solo ha actuado contra mí en ese momento sino que otros dirigentes del PP, como consta acreditado en las causas que se están siguiendo en la Audiencia Nacional en relación a mi persona, también recurrieron a ellos para contratarles para investigarme en el famoso tema de mi ático, que tras ocho años quedó archivado”, ha dicho. 

González se refiere a la causa que investigaba si Enrique Cerezo le regaló un ático de lujo en la localidad malagueña de Estepona como prebenda a cambio de la concesión de licencias de televisión en la Comunidad de Madrid o beneficios en la venta a Telemadrid de derechos televisivos del Atlético de Madrid. La causa fue archivada en 2020 tras siete años de instrucción al no poder acreditar el juez los hechos. El expresidente está procesado no obstante por corrupción cuando estaba al frente del Canal de Isabel II y sigue investigado por su implicación en el caso Púnica, la principal trama de corrupción que afecta al PP madrileño.

Este jueves, el exdirigente se mostró muy preocupado, sin embargo, por los “servicios turbios” que usaron contra él en su momento, según dice, y que ahora usan también contra su compañera de partido para “poner en duda la honorabilidad de las personas y atacarles personal y políticamente”. Para González, no es tan importante lo que rodea al contrato de la Comunidad de Madrid sino el supuesto espionaje: “Lo que me parece es que la historia no se debe centrar en eso, que sin excluir el tema del contrato, aquí es mucho más importante acabar con esas prácticas de acudir a este tipo de servicios turbios para generar un tipo de cuestiones”. 

También le suena la historia del espionaje a su sucesora en el cargo, Cristina Cifuentes, quien abandonó el Gobierno regional en 2018, después de que se publicara un vídeo de años atrás en el que aparecía robando unas cremas en un supermercado. Aquellas imágenes filtradas fueron la puntilla que terminó con su vida política después de meses presionada por la investigación de elDiario.es sobre el caso Máster. “Ayer cuando lo vi por la noche se me revolvió el estómago, porque efectivamente tuve la sensación de estar viviendo el día de la marmota”, dijo este jueves sobre las informaciones que hablan del espionaje. 

La expresidenta no ha sido tan contundente en su defensa de Ayuso como Aguirre, pero ha reconocido que lo sucedido estos días es algo “tremendamente disparatado” y “perjudicial” para la dirección nacional del Partido Popular en su conjunto y para la propia dirigente madrileña. “[Pedro Sánchez] llevará todo el día tocando las castañuelas en la Moncloa en un momento en el que se acaba de producir una derrota sin paliativos del PSOE en Castilla y León”, ha zanjado. 

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