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“Habrá unas elecciones izquierda-derecha y se van a ganar en el centro”

Alberto Penadés, doctor en Ciencias Políticas y autor en el blog Piedras de Papel \ Foto: Alejandro Navarro Bustamante

Mario Pais Beiro

Alberto Penadés es doctor en Ciencias Políticas, profesor de la Universidad de Salamanca y uno de los autores de libro Aragón es nuestro Ohio (Editorial El Hombre del Tr3s, 2015). “Nuestra voluntad con este libro es acercar al público los trabajos publicados hasta ahora por politólogos y sociólogos sobre cómo votan los españoles”, explica. 

El título del libro elaborado por el equipo del blog Piedras de Papel hace referencia a la particularidad de que, desde 1977, el partido que gana en Zaragoza, Huesca y Teruel acaba ocupando el Palacio de la Moncloa. Una particularidad que se explica por el gran parecido político entre Aragón y toda España: los partidos tradicionales estatales conviven con pequeños partidos nacionalistas o regionalistas a izquierda y derecha. Sus tres circunscripciones combinan una grande, donde los partidos pequeños tienen más fácil entrar en el reparto de escaños, con dos pequeñas, donde hasta ahora solo han obtenido representación los dos grandes partidos, PP y PSOE.

En el libro señalan que la activación del electorado se produce cuando no es seguro que un partido vaya a ganar las elecciones. ¿Podemos esperar en las próximas elecciones generales una mayor participación?

La podemos esperar y personalmente yo creo que sí, pero esto no es una ciencia exacta. Hay una parte del proceso político que tiene que ver con lo que sucede en las campañas en el que se sabe que hay mecanismos que activan el voto. Unos pueden funcionar y otros no. Y es muy difícil anticipar qué sucederá. Que sean unas elecciones muy competitivas normalmente hace que se atraigan los votos, pero no siempre, no es una ley fuerte.

En caso de que ese aumento de participación se produzca, ¿a quién puede perjudicar y beneficiar?

Eso no lo podemos saber ahora, porque no es lo mismo que aumente la participación entre los más jóvenes a que aumente entre los parados o por comunidades autónomas. Lo normal es que un aumento de la participación en este momento perjudique al PP, pues su núcleo electoral ya está muy movilizado, vota siempre, y que sí beneficie al PSOE. Conforme a los demás partidos, no me atrevería a responder porque sabemos demasiado poco sobre ellos.

En el libro defienden la idea de que difícilmente se puede arreglar en un periodo corto de tiempo la imagen trasladada a los ciudadanos durante los años anteriores. ¿Tiene el PP pocas probabilidades de mejorar su imagen de aquí a la cita con las urnas de diciembre?

Como decía al principio, las campañas electorales son algo muy artesano. Realmente, aunque se les ponga mucha fe, es muy difícil que haciendo una buena campaña remontes las tendencias estructurales del voto que te vienen dadas por las variables fundamentales: cómo ha ido la economía, cómo es la situación política, la confianza de la gente... Cosas que son de largo plazo. Es dificilísimo revertir una situación de muchos puntos de diferencia. 

Ha mencionado varias veces las campañas electorales. ¿Qué podemos esperar de la que se avecina?

Pues al parecer, bailes. Creo que será una campaña hosca. El Partido Popular va a iniciar una campaña más de descalificaciones, muy agresiva contra el PSOE, un poco en la línea de cuando los socialistas hicieron la famosa campaña del doberman. Cuando crees que estás a punto de perder el poder parece que hay como una tentación a echarlo todo, a hacer una campaña más grosera y eso provoca que los demás también respondan de una manera grosera. Una campaña más fea, en definitiva.

En el libro mencionan que históricamente en los partidos tradicionales ha tenido más importancia el partido que el líder para que los ciudadanos decidiesen su voto. ¿Cree que esto es diferente en el caso de Ciudadanos y Podemos?

Todo lo que sea diferente en el caso de Ciudadanos y Podemos está por testar, porque nadie los ha visto antes en unas elecciones generales. Lo que decimos en el libro es lo que se sabe a partir de la evidencia del pasado: el líder sirve a veces para salir de tu nicho electoral habitual. En la medida en que te está votando un grupo social más o menos determinado, normalmente en un sistema parlamentario como el nuestro eligen al partido, a la marca. Un líder te sirve para conectar con los votantes de centro de que no habían conectado con un partido de izquierdas, con esos votantes laicos que se pueden asociar (gracias al líder) a un partido más religioso... En ese sentido yo no creo que los líderes sean muy importantes en ningún caso. Son muy importantes en cuanto tienen que defender las ideas del partido, pero no creo que vayan a ser más importantes en Podemos y Ciudadanos que en otros partidos.

Le dedican un capítulo a la influencia de la ideología y la identidad en el voto. ¿Cree que la proximidad de las elecciones catalanas y las generales afectará al clima de campaña y a la papeleta que escojan los ciudadanos?

Muchísimo. No me puedo meter en la piel, ni lo deseo, de los estrategas de campaña del PP o de cualquier otro partido. Pero es evidente, por algunas cosas que hemos visto, que existe en el PP cuando menos la tentación de acudir al conflicto de lo que podríamos llamar la cuestión catalana para obtener votos en el resto de España. Y sí, ahora mismo el clima es tal que ser hostil con Cataluña le da votos en todas partes, y en Cataluña es difícil que pierda más de los que ya ha perdido. Que las cosas sean por las malas con respecto a Cataluña es algo que aparentemente interesa, y creo que va a contaminar la política nacional. 

La campaña electoral empieza la víspera del puente de la Constitución y va a tener lugar al mismo tiempo que la campaña comercial de Navidad. ¿Cree que eso puede afectar a la hora de decidir el voto?

Creo que sí, pero me gustaría saber cómo. Hay un ciclo anual del clima político y se sabe, por ejemplo, que los gobiernos están mal valorados después de las vacaciones. Es decir, que habría sido mala fecha enero como es mala fecha septiembre. Pero lo de la Navidad no está probado. En general, yo sospecho que favorece al Gobierno. Cualquier cosa que pueda insuflar cierto optimismo normalmente hace que la gente valore mejor el statu quo. 

¿Y la proximidad de esas fechas puede favorecer al partido de Gobierno a la hora de marcar la agenda?

Bueno, los típicos datos de resumen del año no creo que sean tan buenos. Evidentemente, cada trimestre salen datos, de los que unos son buenos y otros son malos. El que puede favorecer al Gobierno es el clima de mayor confianza, de mayor optimismo, que ahora mismo sigue siendo muy malo. Este pasado miércoles han salido los datos del Barómetro del CIS: menos de una cuarta parte de los ciudadanos cree que el año que viene será mejor que este, dos terceras partes considera que la situación es mala o muy mala... 

Este miércoles también ha salido publicada la encuesta postelectoral del CIS, en las que hemos conocido las valoraciones de Manuela Carmena, Ada Colau o Joan Ribó. ¿A qué cree que se debe esta valoración tan inusualmente alta?

Aparte de sus méritos personales, que son indudables, el hecho de no tener un pasado partidista evidente (aunque sí político), no tener ninguna connotación especialmente negativa en su pasado y estar en su luna de miel en cuanto a la gestión en el momento en el que se hace la encuesta son factores determinantes. Probablemente ahora no sería tan buena, pero claramente son candidatas que han ilusionado a mucha gente.

Dedican una parte del libro a ciertos mitos, entre los que incluyen las encuestas. ¿Por qué tantos problemas para hacer predicciones sobre Podemos y Ciudadanos?

Las encuestas aciertan en la medida en la que el comportamiento se vuelve más o menos previsible y hay ciertas inercias. Si no hubiera inercias, las encuestas no acertarían jamás. En las europeas era muy difícil acertar porque no había precedentes. A medida que vamos teniendo datos de verdad de cómo ha votado la gente, las predicciones van mejorando. Porque las encuestas en sí mismas son muy volátiles, las tienes que usar con el pasado, el registro de lo que ha ido sucediendo. Por ejemplo, el conjunto de las encuestas en Catalunya lo ha hecho muy bien, incluso algunas lo han clavado. 

Siempre se destaca que son los votantes que se definen de centro los que deciden unas elecciones, pero ustedes se fijan en el libro en otros, los que no se definen ideológicamente. Y apuntan un cambio de tendencia en su comportamiento electoral: de estar desactivados a empezar a movilizarse. ¿Pueden ser decisivos el próximo 20 de diciembre?

Suelen ser votantes poco participativos. Creo que se va a continuar en esa tendencia, pero no creo que vayan a ser decisivos en el resultado electoral. Podríamos pensar que conectan mejor con mensajes nuevos porque las viejas historias de izquierda-derecha las tienen más lejanas. Pero pienso que más bien son volátiles: pescan la idea ahora pero la pueden soltar. 

Entiendo que Errejón y compañía están tratando de ver cómo pueden combinar esto con la gente de centro que no se identifica con nada con la izquierda, y crear unos ejes transversales. Y sería bonito que funcionase, pero creo que finalmente habrá unas elecciones izquierda-derecha tradicionales y se van a ganar en el centro, como todas. No estamos en una situación tan distinta de lo habitual, salvo porque tenemos partidos nuevos.

¿Veremos un Congreso con cuatro grandes partidos?

Pues depende de los resultados de Podemos y Ciudadanos. Si consiguen alcanzar el 20% de votos, conseguirán entrar con fuerza. Ahora mismo ambos están por debajo de esa cifra en las encuestas. Habrá que ver cómo evolucionan de aquí a diciembre. De eso depende que veamos dos partidos grandes y dos minorías manejables o cuatro grandes grupos parlamentarios.

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