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Dos años de cárcel por extorsionar a un joven con revelar su orientación sexual hasta llevarlo al suicidio

Condenado por empujar al suicidio a un joven homosexual amenazando con revelar su orientación sexual

Alberto Pozas

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“Antes muerto que dominado por quien sea”. Fueron las últimas palabras que Adrián –nombre ficticio– dejó escritas en una nota antes de quitarse la vida arrojándose por la ventana de su casa en A Coruña en octubre de 2019. Estaba siendo víctima de extorsión por parte de un hombre que amenazaba con revelar su homosexualidad a su familia y amigos si no le pagaba un dinero que no tenía. Ahora su extorsionador acaba de ser condenado a dos años y medio de prisión, y está a la espera de saber si tiene que cumplir condena entre rejas.

Los hechos han sido declarados probados por la Justicia gallega en una sentencia del pasado mes de junio a la que ha tenido acceso elDiario.es. El condenado conoció a la víctima a principios de octubre de 2019 a través de la aplicación 'Bender', plataforma de contactos entre homosexuales, y empezó a exigirle dinero a cambio de no revelar su orientación sexual a su familia. Las amenazas que envió por WhatsApp eran claras: “¿Tú quieres que me olvide de ti y no le diga a nadie que eres gay?... A mí nadie me vacila. Pues ahora ya veremos. Me voy a chivar a toda Coruña”, llegó a decirle.

El joven hizo un primer pago de 100 euros pero se quedó sin dinero para seguir haciendo frente a la extorsión y le dijo claramente que sopesaba quitarse la vida. “Si no te hablo más me maté. No aguanto más”, llegó a decir al condenado, quien respondió despreciando sus intenciones de suicidio. “Mira, a mí chantajes emocionales no. Conmigo eso no funciona”, le dijo. La víctima le pidió esperar unas semanas hasta que cobrase el sueldo de ese mes para hacer un segundo pago pero el acusado no le dio más tiempo: “No voy a esperar”.

Adrián se quitó la vida el 8 de octubre de 2019, unos días después de que comenzara la extorsión, lanzándose de madrugada por la ventana de su casa. Lo hizo, según recoge la sentencia, “presa de la desesperación y angustia en la que se hallaba sumido”. Antes de despeñarse al vacío, dejó una nota: explicó que eso fue “lo que colmó” su paciencia y añadió “antes muerto que dominado por quien sea”. Su acosador, quien tardó en saber que su víctima se había suicidado, siguió mandándole mensajes una vez muerto para que le pagara más dinero: “Mira chaval me voy a encargar de amargar tu vida”, le dijo en el último mensaje de WhatsApp que recogen los jueces.

Una extorsión que acaba de traducirse en una condena firme de dos años y medio de cárcel por un delito de amenazas condicionales para el extorsionador, además de la obligación de pagar 9.000 euros al tío de la víctima. La Audiencia Provincial de A Coruña confirmó el pasado mes de junio la condena que le impuso en primera instancia un juzgado de lo penal de la ciudad y fuentes del caso confirman a este diario que ya ha sido declarado firme al no haberse presentado ningún recurso ante el Tribunal Supremo.

“Perturbación y angustia”

Los jueces rechazaron el recurso del condenado, que entre otras cosas alegaba que la víctima ya había protagonizado intentos anteriores de suicidio y destacaba la influencia que la muerte del joven tuvo en la investigación del caso. Un argumento que la Justicia rechaza de plano: “Este dramático final, pese a ser ajeno a la voluntad del agente y no ser objeto de juicio, es el mejor reflejo de la perturbación y angustia creadas en la víctima por la presión a la que le sometía”, dice la sentencia.

Tampoco tienen dudas los magistrados de que las amenazas del condenado fueron las que llevaron a la víctima al suicidio. “La presión continua, la reiteración de la petición de dinero tras haber recibido el primer pago, fueron suficientes para llevar a la víctima a adoptar una decisión irreversible y gravísima”, dicen, apoyándose por ejemplo en cómo el joven dejó por escrito en su nota de suicidio que esto había sido “lo que colmó” su paciencia.

Los jueces reconocen que, tras examinar la nota que escribió, puede deducirse la existencia de intentos anteriores de autolesión, pero las afirmaciones que acompañaban a su despedida, dice la sentencia, “rebaten este argumento de la defensa y cierran cualquier posible debate sobre la conexión entre la actuación del acusado y la afectación de la víctima”. Fuentes del caso explican a este periódico que los familiares de la víctima tuvieron que hacerse cargo de las reparaciones del coche sobre el que cayó el joven tras precipitarse por la ventana.

Los jueces explican que la identidad sexual de una persona forma parte “de su núcleo básico de intimidad, sobre el que tiene derecho a mantener un pleno dominio y goza de pleno poder de decisión sobre la forma, las personas y el medio de darlas a conocer, si este fuese su deseo”. En este caso, razonan, “es evidente que la víctima no quería que ese conocimiento fuese público, e incluso lo mantenía oculto a su círculo familiar más próximo”.

Sentencia firme

Fuentes de la defensa del condenado explican a elDiario.es que han decidido no recurrir la sentencia de la Audiencia Provincial y que, por tanto, ha sido declarada firme. El caso todavía no ha entrado en fase de ejecución, por lo que ahora la Justicia tendrá que decidir si finalmente el condenado tendrá que cumplir condena entre rejas. La sentencia podría haber sido recurrida en casación ante la sala de lo penal del Tribunal Supremo.

Las circunstancias del caso dejan la puerta abierta a que su entrada en prisión termine ocurriendo: no tiene antecedentes penales pero la condena es superior a los dos años de presidio y, según fuentes del caso, al menos a día de hoy no cuenta con dinero para poder hacer frente a la indemnización de 9.000 euros que debe pagar al tío de la víctima. El acusado estuvo ocho meses en prisión provisional, desde febrero de 2020 hasta la celebración del juicio en octubre del año pasado.

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