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Ya todo es campaña catalana en el Congreso de los Diputados

Vista del hemiciclo del Congreso de los Diputados.

Iñigo Aduriz

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El debate de una moción de ERC instando al Gobierno a convocar la mesa de diálogo entre el Ejecutivo español y la Generalitat catalana una vez esté formado el nuevo Govern, tras las elecciones del próximo día 14, trasladó este martes la campaña catalana al Congreso de los Diputados. Aunque los comicios sobrevolaron toda la sesión, durante cerca de una hora el hemiciclo se convirtió de forma oficiosa en el escenario del tercer debate electoral en la carrera hacia las urnas en Catalunya, después de los que tuvieron lugar el viernes, en La Vanguardia, y el domingo, en RTVE.

Con acusaciones cruzadas y hasta peticiones explícitas al voto, las distintas fuerzas políticas trasladaron al Parlamento sus respectivas estrategias de campaña. ERC arremetió con dureza contra el PSOE, aunque los socialistas ya habían anunciado horas antes de que comenzara el debate que apoyarían la moción de los republicanos. La portavoz de estos últimos en el Pleno, Montserrat Bassa, quiso en todo caso remarcar que, tras el 14F y, sea cual sea el resultado, ERC “nunca” pactará con el PSC del exministro Salvador Illa.

Su contundencia no convenció en cambio a las derechas. PP y Ciudadanos insistieron en que, a su juicio, “ya está hecho” el acuerdo entre republicanos, socialistas y comúns para reeditar un tripartito como el que gobernó en Catalunya entre 2003 y 2006. Todo ello, como “pago” del apoyo de ERC a los Presupuestos Generales del Gobierno progresista e incluso por la investidura de Pedro Sánchez.

La candidata a presidenta de la Generalitat de Junts y también diputada, Laura Borràs, planteó, por su parte, una propuesta más rupturista que la de ERC asegurando que a su fuerza política ya no le sirve una mesa de diálogo sino que, si logra presidir el nuevo Govern, promulgará una “negociación” bilateral con el Estado. Esta postura fue afeada durante el debate tanto por PSOE y Unidas Podemos, los dos socios del Gobierno progresista que mostraron su respaldo a la iniciativa de los republicanos, al igual que lo hicieron las fuerzas nacionalistas vascas, PNV y EH Bildu, que también reclamaron los indultos y la “amnistía” de los dirigentes independentistas en prisión. Vox, en cambio, defendió directamente la cadena perpetua para quienes en el futuro comentan delitos similares a los de los políticos encarcelados.

ERC pide “evitar a toda costa” que el PSC entre en el Govern

El debate comenzaba poco antes de las 18.00 horas con una durísima intervención de Bassa contra los socialistas. “Nosotros nunca pactaremos con ellos”, aseguraba, defendiendo que, en la mesa de diálogo que solicitaban en su moción, los dirigentes del PSOE y del PSC “se sentarán en frente”, pero “nunca” a su lado “como Govern de Catalunya”. “Debemos evitar a toda costa que el PSC esté en el Govern”, insistía. A su juicio, “sería una pantomima de negociación si se sientan Illa [como hipotético president de la Generalitat] y Pedro Sánchez a un lado y otro de la mesa”. La parlamentaria también ofreció un acuerdo de gobierno independentista en Catalunya a Junts y la CUP, en el caso de que ERC sea la fuerza más votada en los comicios del 14F.

Tras ella intervino en el turno en contra de la iniciativa el secretario general de Vox, Javier Ortega-Smith. En su retórica frentista habitual y hablando de “los rufianes de todo signo político” –en alusión a la izquierda parlamentaria y a las fuerzas nacionalistas–, el diputado de la extrema derecha instaba al Gobierno “a llevar a cabo cuantas reformas legislativas sean necesarias para que aquellos que en sus estatutos o en sus actividades pretenden conculcar la unidad nacional y los principios constitucionales sean declarados ilegales, para que no puedan cobrar ni un euro de fondos públicos, no puedan acogerse al derecho de indulto y aquellos que cometan delitos de sedición o rebelión sean condenados a cadena perpetua”.

La portavoz de la CUP, Mireia Vehí, aseguró a continuación que a su formación política “no le sirve” la mesa de diálogo entre Gobierno y Generalitat, ya que “solo le hace un favor al PSOE, porque le ayuda a explicar que cierran por arriba lo que se ha construido por abajo”, en alusión al movimiento independentista catalán. Más moderado, el representante de EH Bildu Jon Iñarritu repitió la consigna “seat and talk” –siéntense y hablen– reclamando además un “diálogo sin condiciones” entre el Estado y Catalunya. Iñarritu acuñó el término de “conflicto español” para explicar las relaciones entre el Gobierno español y los pulsos independentistas “en Catalunya y en Euskal Herria”.

Consciente de que el debate se producía “en momento electoral” y, dudando, por ello, de la oportunidad de la moción –“porque las elecciones lo pueden impregnar todo”, señaló–, el portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, defendía también la existencia de un “conflicto político” en Catalunya. “Y, para resolverlo, es fundamental que se pueda hablar. Quitaría mucha tensión que los líderes políticos pudieran estar en la calle, porque sí hay presos políticos”, añadía, en alusión a los independentistas condenados por el procés. En su opinión, “hablar es buscar el consenso por todos los lados” y dado que “el servicio de legalidad debería estar al servicio del democrático”, Esteban abogaba por una reforma de la Constitución que permita una consulta en Catalunya para no prolongar “el día de la marmota” –la discusión en el Congreso coincidió con esa fecha señalada en el calendario norteamericano– del debate político.

Ciudadanos cree que “está todo atado y bien atado”

José María Espejo-Saavedra, de Ciudadanos, intervino después para defender la principal tesis del partido de Inés Arrimadas en la campaña catalana: que ya existe un acuerdo previo entre PSOE, Unidas Podemos y ERC para reeditar el tripartito en Catalunya. “Está todo cerrado, atado y bien atado, el tripartito está hecho, es un hecho. Por mucho que el PSC y su candidato intenten engañarnos, sabemos que el pacto está cerrado. Tienen el tripartito cerrado, como los Presupuestos cerrados, como los indultos cerrados”, insistió. Esa es la principal idea con la que Ciudadanos trata de hacer frente a las encuestas, que apuntan a que podría pasar de ser la primera fuerza política catalana a la cuarta, con menos de la mitad de escaños que los logrados en 2017.

“Cuando ha podido elegir el Gobierno siempre ha elegido a ERC. El apoyo a esta moción es el pago a ERC por su apoyo a los Presupuestos. Los indultos están garantizados, el señor Junqueras puede estar tranquilo”, añadía Espejo-Saavedra. Para él, la mesa de negociación que previsiblemente convocarán el Gobierno y la Generalitat tras el 14F “es en la que se van a repartir los sueldos, las sillas y los cargos de la Generalitat. Esta es la agenda del reencuentro del señor Illa: después del 14F, tripartito”.

“El señor Illa es el mejor candidato de ERC”, añadía, en la misma línea, Llanos de Luna, la diputada del PP encargada de defender la postura de su partido durante el debate. “Los votos constitucionalistas que obtenga Illa se los va a entregar al independentismo para reeditar otro tripartito”, advertía. Dirigiéndose a los socialistas y, también, a Unidas Podemos, la parlamentaria popular lanzaba las siguientes acusaciones: “Ustedes defienden la impunidad y la impunidad es lo contrario a la convivencia”. Por eso consideraba que “el 14 de febrero se dará el verdadero derecho a decidir entre el agujero negro del inmovilismo o el constitucionalismo” que a su juicio representa su propio partido. 

En el otro extremo, la única presidenciable que intervino en el debate, la portavoz de Junts, Laura Borràs, consideró en cambio que el Ejecutivo de Sánchez “no ha tenido ninguna intención de dialogar con Catalunya” y aseguró que el presidente “se sacó de la chistera una mesa de diálogo como recurso para conseguir la investidura y los Presupuestos”. Se trata, dijo, de “una gran operación de márketing que no ha servido para nada”. “Se les ha agotado el tiempo, ya no hay promesas de mesas de diálogo que nos creamos. Si no hay una propuesta seria para resolver el conflicto entre Catalunya y el Estado es porque España carece de cultura democrática”, zanjaba.

Borràs, a Sánchez: “Tendrá que negociar conmigo”

La candidata de Junts insistía: “La mesa de diálogo no se interrumpió por la pandemia y las elecciones. No llegó nunca a ir más allá de una foto, para asegurarse el PSOE la investidura”. Borràs, que parte como una de las favoritas en algunas encuestas, lanzaba una advertencia a Pedro Sánchez: “Si soy presidenta tendrá que negociar conmigo y el diálogo no irá de fotos, de Presupuestos ni de investidura. Nosotros ofrecemos negociación sin más límites que la democracia. Pasar página del simulacro. Hasta que el Estado español no pase página de la violencia no habrá solución”. 

PSOE y Unidas Podemos trataron finalmente de encauzar el debate a la cuestión: la reunión de la mesa de diálogo entre Gobierno y Generalitat. “Hay que retomar la senda del diálogo después de las elecciones”, defendió el portavoz del grupo confederal Jaume Asens, que consideró que “tiene que haber un Gobierno de izquierdas en Catalunya que esté plenamente comprometido con el diálogo”. “Si depende de la señora Borràs, la mesa de diálogo no va a ir por el buen camino”, lamentaba, para recalcar que “las recetas del pasado han fracasado”, por lo que pedía el voto para la cabeza de lista de los comúns, Jessica Albiach. De cara al día después de los comicios, Asens lanzó su particular advertencia a ERC: “Piensen bien las alianzas y miren más a su izquierda que a su derecha”. 

“El diálogo es lo que nos va a llevar a la solución del problema. Dialogar, escuchar al otro”, remachaba, por su parte, el portavoz socialista durante el debate, el también dirigente del PSC José Zaragoza. Él quiso defender la legitimidad de las urnas asegurando que si, como sostuvo la portavoz de ERC, Illa se sienta en el lado de la Generalitat en la mesa de diálogo, “significará que ha ganado las elecciones”. “Si pierden, pierden”, les decía a las fuerzas independentistas. También tuvo palabras para el PP, al que acusó de estar “en el origen del conflicto” abierto en Catalunya y de no querer “acabar con él porque es muy cómodo estar en las trincheras”. Gráficamente, concluyó acerca de lo que aconteció este martes en el Congreso: “Esto es un debate electoral, no nos engañemos”.

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