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El cerco a Cristina Cifuentes empuja a Íñigo Errejón a la primera línea política

Íñigo Errejón, en la sala de prensa del Congreso tras pedir la comparecencia de Cifuentes y Aguirre.

Aitor Riveiro

Exactamente un año después de Vistalegre 2, la Asamblea Ciudadana que dirimió el poder interno de Podemos y dio el control del partido a Pablo Iglesias, Íñigo Errejón volvía a la sala de prensa del Congreso. El diputado había registrado una petición de comparecencia de Esperanza Aguirre y Cristina Cifuentes, señaladas por Francisco Granados en la trama de financiación ilegal del PP de Madrid. Unos días antes, Errejón compartía mesa con Iglesias en la presentación de la propuesta de reforma electoral de Unidos Podemos. El regreso de Errejón a la primera línea política se completa este próximo martes con su primera pregunta parlamentaria al Gobierno también desde febrero de 2017.

La coincidencia ha hecho que estos tres hitos hayan coincidido en el tiempo y empujado a Errejón a salir de un segundo plano desde el que prepara, metódico, su asalto a la Comunidad de Madrid. El secretario de Análisis Estratégico y Cambio Político de Podemos se enfrentará a Cifuentes en las elecciones autonómicas de mayo de 2019.

La última palabra la tendrán los inscritos, como es habitual en el partido, pero el apoyo explícito del secretario general y la propia fuerza interna de Errejón hacen improbable un rival capaz de batirle en unas primarias. 

Errejón prepara  su campaña, desde hace meses, alejado de los focos. “Las alternativas en 2019 se tienen que construir a fuego lento, con los ritmos locales y de acuerdo con las necesidades locales”, señalaba recientemente en un acto en Tenerife. Si las palabras de Iglesias ante el Consejo Ciudadano del partido en el arranque del año no provocaron un cambio de estrategia, la explosiva declaración de Francisco Granados, la posible implicación de Cifuentes en la Púnica y el temor a una imputación por el caso cafetería han hecho inevitable su paso adelante.

Objetivo: Madrid

Este domingo se cumple otro aniversario: el de la confirmación del relevo de Errejón como primer portavoz del grupo confederal. Desde entonces, salvo contadas excepciones, se ha dedicado junto con un nutrido equipo de colaboradores elegidos personalmente a labrar su candidatura en Madrid.

Errejón ha optado por usar el Congreso como palanca privilegiada, lo que le convierte en una excepción. Son muy pocos los diputados de esta circunscripción que hacen trabajo parlamentario de territorio. Madrid, Villa y Corte, tiene poca tradición regional. Y en la Cámara Baja suele mencionarse únicamente como sinónimo de España. O del Gobierno central.

Salvo alguna excepción, como la pregunta heredada de su compañero de bancada Pablo Bustinduy que le valió el saludo de la expresidenta argentina Cristina Fernández de Kichner, el diputado ha centrado su acción parlamentaria en la comunidad que quiere ganar para su partido.

Este martes preguntará al ministro de Justicia, al calor de los escándalos que atenazan al PP en Valencia y Madrid, “hasta qué punto se ve afectado el funcionamiento del Gobierno por el desarrollo de los juicios sobre financiación irregular de su partido”.

Su anterior cuestión en sesión de control fue en mayo de 2017, a cuenta de la imputación de la todavía delegada del Gobierno en Madrid, Concepción Dancausa. 

Dancausa también tuvo que comparecer en comisión, ese mismo verano, por su implicación en el caso Mercamadrid.

El diputado también ha cuestionado a otros miembros del Gobierno sobre el servicio de Cercanías de Madrid, por ejemplo.

Esperando el momento

El paso adelante de Errejón puede no ser definitivo. El dirigente de Podemos quiere medir sus tiempos y una precampaña de más de un año puede quemar a cualquier candidato. Si la tormenta sobre Madrid escampa, volverá a un segundo plano.

Ya ocurrió el pasado 2 de mayo de 2017. Podemos convocó un acto en Madrid para lanzar las mociones de censura a Cifuentes y Rajoy. Allí estuvo Errejón, que compartió escenario con Iglesias. Luego, regresó a su espacio.

El diputado volverá, antes o después, a recorrer el territorio que quiere gobernar a partir de mayo de 2019. A reunirse con vecinos, círculos de Podemos, asociaciones o colectivos. Un trabajo lento, imperceptible en la dinámica informativa diaria, pero imprescindible para quienes conocen las dinámicas de la política madrileña.

También de forma discreta el equipo de Errejón habla y contacta con expertos y colaboradores más o menos habituales para que aporten su visión sobre la futura campaña y programa que debe articular.

Otro vértice del complicado camino del diputado a la candidatura es la situación orgánica del partido en Madrid y la relación con el grupo de la Asamblea regional, un punto de fricción muy importante desde el otoño de 2016 y hasta este mismo invierno, con las primarias que llevaron a Julio Rodríguez a comandar la organización en la ciudad. 

La reestructuración del grupo parlamentario, con la entrada de Mónica García en la dirección, y el salto de los anticapitalistas de la ejecutiva de Ramón Espinar están terminando de readaptar las estructuras regionales a las futuras necesidades electorales. Y al salto definitivo.

¿Cuándo llegará? Nadie quiere aventurarlo. Depende de Manuela Carmena“Iría con ella a cualquier sitio”, decía Errejón hace unos meses. También está pendiente de concretarse la negociación con IU, Equo y el resto de actores que participarán, o no, en la futura candidatura.

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