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Ciudadanos intenta frenar la fuga de dirigentes y militantes ante la OPA hostil del PP

Carrizosa y Arrimadas presentan a la periodista Anna Grau como número dos al Parlament

Carmen Moraga

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Ciudadanos, que ya sabe lo que es sufrir un descalabro electoral, se ha puesto en alerta ante la opa hostil que acaba de lanzarles el PP con el fichaje de Lorena Roldán para los próximos comicios autonómicos de Catalunya y se preparan para frenar el posible efecto dominó que pueda acarrear esa maniobra. Aunque en la dirección nacional que lidera Inés Arrimadas ya habían comprobado que era imposible formar una coalición constitucionalista con los de Casado de cara a las elecciones catalanas, no sospechaban que en Génova se preparaban para devolverles el golpe que ellos, también inesperadamente, les dieron antes con el fichaje de Ángel Garrido en vísperas de las elecciones autonómicas madrileñas. Ahora, una vez comprobado que la operación del PP para fagocitarles está en marcha, la principal preocupación en Ciudadanos es contener una posible hemorragia de fugas de otros dirigentes, de cargos públicos y de abandonos de militantes, como ya está sucediendo.

El censo actual con el número real de afiliados es uno de los secretos mejor guardado por el partido. Cuesta conocerlo, y cuando se solicita aportan cifras aproximadas y sin desglosar por comunidades. El propio candidato a la Generalitat, Carlos Carrizosa, aseguró este viernes no disponer de ese dato en la rueda de prensa que ofreció en Barcelona después de hacer entrega de nuevos carnés del partido a un grupo de simpatizantes, un acto diseñado con la intención de contrarrestar esas bajas y demostrar que Ciudadanos es un partido que sigue despertando “ilusión”. En esa comparecencia Carrizosa ni siquiera fue capaz de desvelar cuántos militantes tienen en Catalunya y se zafó de la pregunta asegurando que lo importante para medir la fuerza de un partido es el apoyo que le dan los ciudadanos en las urnas en las sucesivas elecciones. 

La decisión que ha tomado el partido tras la fuga de la que fue su portavoz nacional es la de minimizar los daños. “Cada semana que pasa vamos mejor. El movimiento de Inés y la estrategia que hemos hecho en Catalunya se va notando”, aseguraban fuentes de la dirección a esta redacción justo el mismo día en el que la líder del partido presentaba junto a Carrizosa a la número dos de su lista por Barcelona, la periodista y tertuliana Anna Grau, en la que ven toda clase de virtudes para conseguir atraer a un sector “del catalanismo moderado y de centro”. Además, creen que con su fichaje se han marcado un buen tanto. “Es una luchadora, con un perfil muy de centro que refleja muy bien lo que busca Ciudadanos que son personas de la sociedad civil, no políticos profesionales”, explican en la dirección, aunque la periodista desveló que se había afiliado a Ciudadanos al día siguiente de la debacle que sufrieron en las pasadas elecciones del 10 de noviembre.

Su fichaje para ir en la candidatura de Carrizosa fue cerrado también por sorpresa, como respuesta al portazo que les acababa de dar Roldán para concurrir a los comicios autonómicos con el líder del PP catalán Alejandro Fernández. Nada más conocer aquella noticia, la tensión entre el PP y Ciudadanos, que son socios de gobierno en varias autonomías, fue máxima. Hasta el punto de que dos destacados dirigentes de ambos partidos mantuvieron en privado una conversación en la que hubo un cruce de reproches e incluso alguna advertencia de las consecuencias que podrían tener en el futuro más jugadas como esa que tanto uno como otro partido han puesto en práctica cuando lo han considerado conveniente y han visto la oportunidad a su alcance. La desconfianza, pues, persiste ya que una cosa es una posible convergencia futura, pactada entre Arrimadas y Casado –cuyas relaciones siempre han sido fluidas– y otra, “las deslealtades”, avisan en Ciudadanos.

Pasado el disgusto inicial, los de Arrimadas ven ahora más desventajas que aciertos en el fichaje de su senadora y anterior candidata por parte del PP. “A Lorena y al PP les deseamos suerte, que les va a hacer mucha falta, porque la gente no va a premiar a los partidos que quieren dividir, sino a los que quieren sumar”, advierte un destacado dirigente de Ciudadanos, que recuerda que los que se han negado a ir juntos en Catalunya en una coalición “constitucionalista” han sido los populares, que no quisieron repetir la fórmula cerrada en el País Vasco, lo que les reportó a ellos más beneficios –tres escaños– que al PP –que los perdió–. De ahí que los conservadores hayan decidido ahora arriesgarse a concurrir de nuevo solos en Catalunya –en donde son una fuerza residual– convencidos de que en esta ocasión van a poder atraer a una parte del electorado que antes arrastraba Arrimadas, a la que en su propio partido reprochan el haber abandonado su tierra adoptiva para dar el salto a Madrid.

“Nuestro enemigo común son los independentistas y nacionalistas”

Pese a esa hostilidad que se ha instalado estos días entre ambos partidos, en Ciudadanos aseguran que su campaña en Catalunya no va a estar dirigida a atacar a nadie, salvo “a los nacionalistas y a los separatistas que son el enemigo común a combatir”. “Nuestro convencimiento es que a ninguno de nuestros votantes ni a los del PP, ni a los del PSC les gusta ver que entre nosotros nos ponemos palos en las ruedas”, dicen en plan conciliador los de Arrimadas, mientras lamentan que “el que sí hace campaña contra Ciudadanos es el PP”. Por su parte, los de Casado argumentan que tampoco ellos van a lanzarse a la yugular del partido con el que tendrán luego que entenderse. No obstante, de los dardos de ambos no se librará el PSC, al que tanto uno como otro reprochan que ya esté pensando en formar “un tripartito con ERC y Podemos” y critican que hayan presentado como candidato a Salvador Illa, “dejando el ministerio de Sanidad abandonado en plena pandemia”.

La realidad es que los tres partidos de derecha, centro y extrema derecha (PP, Ciudadanos y Vox) se enfrentan a esa próxima cita electoral del 14F más divididos que nunca, en un carrera por ver quien consigue arañar más votos al contrario y erigirse como vencedor del llamado “bloque constitucionalista”. No obstante, la gran preocupación de cara a la cita electoral es la movilización que logren unos y otros.

Las encuestas apuntan a un notable retroceso del partido de Arrimadas que podría quedarse en la mitad de los 36 escaños logrados en 2017; a una subida discreta del PP hasta 8 diputados –entonces logró solo cuatro–; y a la irrupción de Vox en el Parlament con entre 5 y 6 diputados. “Ahora las encuestas nos dan un 12 o 13% en porcentaje de votos”, insisten. Su última referencia son los resultados que obtuvieron allí en las generales, cuando, según recuerdan, cosecharon un 5,6% de los votos. “Nosotros no nos marcamos ningún techo. Los sondeos siempre nos dan mucho menos de lo que acabamos sacando”, repiten en el partido, asegurando que lo que no puede pretender el PP es “vender como una victoria el conseguir dos o tres escaños más que los que tiene ahora y presentar como una gran derrota que nosotros bajemos algo pero les tripliquemos los resultados”.

En cuanto a la posible irrupción del partido de extrema derecha en el Parlament de Catalunya,  en Ciudadanos no creen que les vaya a afectar a ellos para nada. “Su electorado no es el nuestro. Nosotros somos un partido inequívocamente de centro y la única y verdadera alternativa al independentismo”, dicen. “Vox si que es un verdadero problema para los de Casado. Así que no nos extraña que estén preocupados porque si les superan en Catalunya saben que eso les haría mucho daño, también a nivel nacional”, señalan las fuentes consultadas de Ciudadanos. El partido de Santiago Abascal acaba de dar su propio golpe de efecto fichando como número dos de la candidatura por Barcelona, que encabeza Ignacio Garriga, al exdiputado del PP Antonio Gallego, que fue portavoz adjunto del Grupo Popular en el Congreso durante la primera legislatura de Mariano Rajoy.

Por si hay dudas de que van a por todas y no están en absoluto desmoralizados los de Arrimadas repiten: “La estrategia que hemos hecho en Catalunya y a nivel nacional se va notando”, dicen, en alusión no solo al citado fichaje de Anna Grau, sino también a la decisión de hacer en el Congreso una “política útil” pactando con el Gobierno de Sánchez los estado de alarma e intentando sacar adelante medidas “razonables” en los presupuestos. “Si no pudo ser es porque Sánchez ya se vio que prefirió a Bildu y a ERC”, dejan claro.

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