Un paso más hacia la 'primavera catalana'
La mayoría que defiende la consulta en Catalunya es aún más fuerte, está más convencida, después del debate en el Congreso. El presidente del Gobierno tomó la palabra, pero no para tender puentes y abrir vías de diálogo, si no para esgrimir la Constitución como un muro infranqueable para las aspiraciones catalanas. Para anunciar todos los males a una hipotética Catalunya independiente, condenada al naufragio, a la Isla de Robinson Crusoe. Antes había proclamado el amor a Catalunya, pero no sonó creíble. Antes, también, había intentado desmontar los argumentos esgrimidos por los representantes del Parlament. Y tampoco fue convincente. Al igual que su invitación a promover una reforma de la Constitución cuando sabe que Catalunya nunca logrará las mayorías necesarias.